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Bolivar En Peru. BATALLA DE JUNIN


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  2.037 Palabras (9 Páginas)  •  1.152 Visitas

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BOLIVAR DICTADOR EN PERU

Para los peruanos es insufrible ya la situación, la anarquía reina por doquier, y la amenaza realista crece. El 10 de febrero de 1824 Bolívar es nombrado Dictador del Perú, para que controle las riendas.

Su actuación, de hecho, produjo los frutos deseados. El decreto del Congreso del Perú dice: «Considerando ...que sólo un poder dictatorial depositado en una mano fuerte, capaz de hacer la guerra, cual corresponde a la tenaz obstinación de los enemigos de nuestra independencia, puede llenar los ardientes votos de la representación nacional...la suprema autoridad política y militar de la República queda concentrada en el Libertador Simón Bolívar».

Eran los días en que el Perú agradecido confiaba en el Libertador y depositaba en él toda su esperanza. No fue defraudado este país sureño, cuando ese mismo año de 1824 Bolívar logró desbaratar la anarquía de los inadaptados, y para cerrar con broche de oro el 9 de diciembre Sucre vence en Ayacucho dando libertad al Perú y al resto de la América dominada entonces por los españoles.

BATALLA DE JUNIN

La Batalla de Junín se llevó a cabo el 06 de agosto de 1824 dentro del marco de la emancipación americana. Dicha batalla se trató de un conflicto armado entre el ejército realista y el ejército independentista, cuyo resultado se definió a favor de los últimos.

Tras la declaración de independencia del Perú, los realistas ocupaban los alrededores del lago Junín, en la cordillera central peruana. Simón Bolívar, Presidente de la Gran Colombia y Dictador del Perú, tomó conocimiento de ello y se trasladó con su ejército a la zona ocupada, con el objetivo de enfrentarse a los españoles que estaban al mando de José Canterac (1787-1835), un militar español de origen francés que había luchado en las guerras de la independencia española.

El desempeño del escuadrón Húsares del Perú definió la gloria emancipadora. El Mayor Andrés Rázuri de origen peruano, dijo haber recibido órdenes del mismo Bolivar para proceder, una afirmación absolutamente falsa. Es así que, no autorizado oficialmente para tomar partido en la contienda, el Húsares avanzó al mando del argentino Isidoro Suárez hacia las fuerzas de Canterac. Éste, que no esperaba tal envestida y pese a haber dispuesto la ofensiva, debió retroceder, hecho que alentó aún más los soldados independentistas que venían desmoralizados producto de la presencia realista que atacaba violentamente.

Ambas fuerzas se enfrentaron en la llanura de Junín, definiéndose el triunfo para el ejército independentista en tan sólo una hora de batalla. El conflicto fue cuerpo a cuerpo, tan solo lanzas sin armas de fuego.

Las bajas realistas fueron alrededor de 250, dejando una centena de prisioneros. En cambio, para los soldados al mando del libertador, el balance fue menos costoso, se vertieron 45 vidas y menos de 100 heridos.

El triunfo de Junín fue de vital importancia para la siguiente lucha, la Batalla Ayacucho, ya que ésta última fue definitiva.

En virtud del brillante desempeño de los Húsares y de la victoria conseguida, el regimiento peruano recibió el nombre “Húsares del Perú”, designación que mantiene en la actualidad.

Batalla de Junín

La batalla de Junín fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas e independentistas en el proceso de la independencia del Perú. Se desarrolló en la pampa de Junín en el actual departamento de Junín a orillas del lago del mismo nombre, el 6 de agosto de 1824. Su resultado fue la victoria de los independentistas.

Simón Bolívar, Libertador y Presidente de la Gran Colombia continuó la guerra de emancipación del Perú. En el año 1824 los realistas se sostenían aún en la sierra central y el Alto Perú. Bolívar tenía en su ejército más de 8.000 hombres, equivalente en número al realista, pero las fuerzas realistas estaban dispersas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. Esto fue debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta que fracturó la defensa del virreynato, y obligó al virrey a mandar sobre el Alto Perú parte importante de sus ejércitos al mando de Jerónimo Valdés, unos 5.000 regulares que tenían su base en Puno.

Bolívar, conocedor de esta ventaja aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfila su ejército hacia la sierra central del Perú para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general José de Canterac, situadas en el norte.

LA BATALLA

El 2 de agosto Simón Bolívar pasó revista a su ejército, compuesto por 7.900 soldados de infantería y 1.000 de caballería, en el llano de Rancas, dirigiéndole estas elocuentes palabras:

¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.

¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.

¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles.

Simón Bolívar

El 6 de agosto el ejército de Canterac, formado por 2.700 infantes y 1.300 jinetes, marchaba apresuradamente alrededor del lago Junín tratando de evitar el combate con Bolívar. Esa tarde el Ejército Unido había cruzado el río Grande a la altura de Rumichaca, al llegar a una elevación pudieron observar al ejército realista en retirada acercándose a la llanura de Junín.

Sin perder tiempo, Bolívar ordenó a 900 jinetes de su caballería intentar detener a los realistas mientras la infantería los alcanzaba. Viendo esto, Canterac ordenó a su infantería continuar la marcha y poniéndose el mismo a la cabeza de sus hombres atacó a la caballería enemiga.

El terreno era difícil, la caballería destacada por Bolívar marchaba en columnas por un espacio angosto entre un cerro y un pantano. El mando general de toda ella lo ejercía el general Mariano Necochea, el de la caballería colombiana el coronel Lucas Carvajal y el de la peruana el general Guillermo Miller.3 Encabezando la formación iba el regimiento de Granaderos de Colombia comandado por Felipe Braun, seguido por el escuadrón de Granaderos de los Andes al mando de Alejo Bruix, el regimiento de Húsares del Perú del coronel Antonio Placencia, y el regimiento de Húsares

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