Biologia.
emilyginel24Tesis30 de Octubre de 2013
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11Ecosistemas acuáticos
Introducción
No somos seres acuáticos. Quizá por este hecho evolutivo con frecuencia olvidamos que dependemos
estrechamente de los ecosistemas acuáticos; y también
olvidamos que las capacidades de éstos para soportar
nuestras presiones tienen límites reales.
Es común que la sociedad centre su atención en
la riqueza y variedad de las formas de vida propias
de ecosistemas terrestres y en la importancia de su
conservación, lo cual suele dejar a los acuáticos en
un perfil más bajo. Por fortuna, iniciativas como el
Atlas de aguas continentales y diversidad biológica de
México (Arriaga et al., 1998 y 2002) han empezado a
contribuir para llenar ese hueco en nuestro país.
El fenómeno histórico de subestimación de la
importancia y la urgencia de revertir los daños que
presentan la mayor parte de los ecosistemas acuáticos
puede obedecer, al menos en parte, a nuestra falla
para reconocer que la exigencia de agua limpia en las
ciudades no es congruente con el uso y desecho que
hacemos de ella, una vez usada, y para admitir que
somos responsables de la alteración de la recarga y
depuración naturales.
Ecosistemas acuáticos: diversidad,
procesos, problemática y conservación
Óscar Sánchez
*
Para la mayoría de las personas las experiencias de
contacto con la naturaleza en el medio acuático son
considerablemente menos frecuentes que aquéllas
relacionadas con visitas a bosques, selvas, desiertos y
otros lugares. Incluso durante recorridos a la vera de
arroyos y lagunas es factible que la importancia de éstos sea subestimada y la mayoría de las formas de vida
acuáticas ignoradas. La atención del visitante puede
quedar atrapada momentáneamente por poderosos
espectáculos naturales, como el que proveen las aves
acuáticas al levantar el vuelo, pero raras veces se mantiene suficiente tiempo como para hacerse preguntas
sobre la diversidad biológica y las funciones de los
ecosistemas acuáticos.
Así, numerosas plantas —sumergidas, emergentes
y flotantes— y animales acuáticos y ribereños como
peces, crustáceos, anfibios y muchísimos invertebrados, pueden pasar virtualmente inadvertidos debido a
sus hábitos poco notorios. En otros casos, el aspecto de
algunos organismos puede resultar poco atractivo para
el común de las personas, lo que hace que soslayen el
conocimiento de su importancia. Si todo lo anterior
ocurre en el caso de los seres macroscópicos, cabe
imaginar el desconocimiento y desinterés en comunidades de algas microscópicas, de protozoarios y de
otros microorganismos acuáticos, cuyas abundancias
relativas y fluctuaciones a través del tiempo pueden
*
Consultor en conservación de vida silvestre.
Correo-e: teotenango@yahoo.com.Los escenarios acuáticos12
ejercer, sin embargo, efectos muy importantes en las
condiciones del medio acuático.
A pesar de nuestro uso cotidiano del agua y de la
ingente cantidad de discursos sobre su uso razonado,
como sociedad tampoco solemos tener muy presentes
los procesos hidrológicos que se relacionan con el
aporte del agua que requerimos (fuentes de origen,
intermitencia, abundancia o escasez, y sus cualidades
químicas y biológicas). Usualmente ignoramos que las
variaciones de las temperaturas en un cuerpo de agua
tienen efectos en el mesoclima y los microclimas locales; no relacionamos los rasgos físicos de las corrientes
con sus características propias y con la dinámica de los
suelos asociados con situaciones ribereñas. Asimismo,
los signos y síntomas de deterioro de los ambientes
acuáticos y sus posibilidades reales de conservación
o restauración, son temas más o menos confusos en
el devenir cotidiano de la sociedad.
En contraste con el insuficiente interés que históricamente hemos otorgado a los ecosistemas acuáticos
es interesante saber cómo, una vez que se han logrado
visualizar la complejidad de los ecosistemas acuáticos,
su amplia variedad y su relevancia, esta percepción
puede cambiar significativamente la perspectiva y
actitud de un observador realmente interesado. La
transformación de la actitud personal es una necesidad
fundamental, ya que es el principio de potenciales cambios colectivos; pero, por sí misma, no será suficiente
para revertir las tendencias de deterioro. En realidad
el conocimiento acerca de ecosistemas como arroyos,
ríos, charcas, pantanos, lagos, lagunas costeras, arrecifes, entre otros, debe integrarse funcionalmente en
la sociedad para facilitar la confluencia de esfuerzos
y la movilización social necesarias para abordar la
conservación y restauración de estos ecosistemas.
Claramente, las presiones de un sistema económico
globalizado basado esencialmente en el abuso de los recursos naturales para abastecer un consumo desmesurado (y no pocas veces injustificable), retrasan la atención
efectiva del deterioro de los ecosistemas, incluidos los
acuáticos. Aún así, las sociedades reaccionan con cierta
facilidad respecto a temas como la conveniencia, la comodidad, la seguridad y la certeza en la disponibilidad de
agua y de los numerosos recursos asociados con ésta. Y
reaccionan de manera notoria cuando perciben la disminución de este tipo de bienes y servicios naturales. Hoy,
muchos fenómenos nos alertan continuamente acerca
del deterioro del bienestar. En una amplia variedad de
estos temas, destacan los claros indicios de reducción
de la disponibilidad del agua en cantidad y calidad;
de incremento de los efectos nocivos de desechos
domésticos e industriales —vertidos en cantidades
que sobrepasan la capacidad de los ecosistemas para
degradarlos— de inestabilidad meso y microclimática;
de problemas de salud asociados con ello y hasta aquellos vinculados al deterioro pesquero. No cito fuentes
aquí pues los diarios de todo el mundo, desde hace
décadas, se ocupan de esto con frecuencia.
Es claro que un conocimiento más completo e
integrado acerca de la composición de especies, de la
estructura y la función de los ecosistemas, entre ellos
los acuáticos, es una herramienta fundamental en el
trabajo de conservación y restauración del entorno
natural. La llamada ciencia básica, las disciplinas de
aplicación basadas en ella, la economía, la educación
y una actitud responsable en la política pública tienen,
todas, mucho camino por andar para lograr revertir
tendencias de degradación ambiental que han alcanzado magnitudes descomunales.
Un conocimiento más profundo acerca de los ecosistemas acuáticos, acerca de su diversidad, su estado
de conservación y posibilidades de conservaciónrestauración, es una herramienta fundamental para
personas que tienen a su cuidado ecosistemas de este
tipo, tanto en el gobierno federal, en gobiernos estatales y municipales, en organizaciones de la sociedad
civil, en universidades y otras instancias.
Aun cuando este volumen se orienta principalmente hacia los ecosistemas acuáticos continentales
(y más específicamente los humedales) en este capí-
tulo se revisa a grandes rasgos la diversidad de tipos
de ecosistemas acuáticos, incluidos los marinos, y se
comentan algunos de sus aspectos básicos. Más adelante se exploran los temas de la escala geográfica, la
fragilidad de esos sistemas, la aceleración indebida
de cambios, los retos actuales y las responsabilidades
sociales esenciales para su conservación.
Diversidad de los ecosistemas acuáticos
Una rápida revisión de los principales tipos de ecosistemas acuáticos probablemente permita percibir mejor 13Ecosistemas acuáticos
su enorme diversidad, sus atributos de heterogeneidad
y su importancia en distintos aspectos.
Los términos utilizados en distintos estudios y compendios sobre ecosistemas acuáticos pueden mostrar
también cierta variación —sea en la definición estricta
o en el uso— por lo que se sugiere al lector, como
complemento a la lectura de éste y otros capítulos del
presente libro, la consulta de una muy recomendable y
actualizada obra sobre conceptos y términos de hidrología, publicada en español por De la Lanza (1996).
Océanos y mares
Los océanos y mares son los ecosistemas acuáticos
más importantes a escala planetaria, principalmente
en función de su formidable tamaño e influencia en el
patrón climático global, y de su papel en la economía
humana en relación con las actividades pesqueras
de gran escala y otras. Paradójicamente son los ecosistemas menos conocidos, especialmente en lo que
toca a la ecología del océano medio y del océano
profundo. El rasgo más característico del ambiente
marino es su salinidad (en promedio
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