Breve Ensayo Personalizado Sobre La Literatura
poetadebanqueta27 de Abril de 2012
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Memorama.
José Fabian Hernández Castillejos
1er. semestre, Lengua y Literatura Hispanoamericanas
UNACH
La literatura forma parte de mi vida desde la niñez, desde las tardes en las que paseaba por la calle yendo de la escuela hacia mi casa, con ese harén de aromas que se escapaban de las ventanas y que ponían en mi mente las imágenes de aquellos platos de comida caliente recién servida.
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche…”
–Pablo Neruda
Entre los suspiros por Patricia, y las canciones de Pablo Milanés encontré en el amor inocente de niño al primero de mis amigos, sentado en un baúl: Pablo Neruda, cantando una canción desesperada y en los bolsillos hojas con 20 poemas que traían la descripción correcta, pero injusta, de cómo se debe sufrir correctamente, como caballero; era obvio, aquella niña con aires de grandeza, de finas facciones, de pizza por lonche, no se fijaría en un cabronzuelo, que empezaba a escribir sus primeros poemas, y que por lonche llevaba chayotes con huevo, “¡chingada madre!, que injusta es la vida del que escribe con tinta azul”-decía mientras suspiraba; sin quererlo, el amor inagotable y eterno que le profesaba y prometía en mis adentros a Paty desapareció, nunca supe a donde a donde fue después de verle besar a aquel chico de tercer grado, que llevaba coche del año a la secundaria.
Poco tiempo de conocer a Pablo… ¡mi amigo Pablo!, fui encontrando por azares de la vida a otros amigos, con los que de vez en cuando compartía la coca cola, o el desayuno barato, El zarco y su noviazgo fallido con Manuela, a un inglés egocéntrico llamado Dorian Gray, Aura con su casa a oscuras, entre otros; su compañía siempre ha sido buena, aunque siempre me ha resultado más placentero subirme a una barca y mecerme con el ritmo de una buena poesía, fue así como poco a poco me introduje en ese mar, conocí lo intempestivo, tranquilo, bellísimo, aunque a veces triste, de sus aguas; empecé a escribirle a Orquídea, para pulir con un poco de desencanto mi buena voluntad con ella, para esto, un cuate de nombre Jaime me enseñó que la poesía también se encuentra en el silencio.
“…Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras del
amor están entre dos gentes que no se dicen nada...”
-Jaime Sabines
Con el tiempo, encontré en la literatura las herramientas que me permiten percibir de forma distinta las cosas, encontré también, un arte en la contemplación de las cosas más simples, una apertura emocional y mental que me han permitido crecer como ser humano, como idealista que soy. Nada vale más la pena que amar como aman los poetas, en letras; nada duele más que sufrir como los poetas en lagrimas de carbón, o tinta; Y nada concentra tanta imaginación como la cabeza de un novelista, o cuentista. No pedo quejarme. No tengo la técnica, ni las herramientas, pero tengo la disposición de aprenderlas, ya tengo a mis referentes, ya acumulé el dolor necesario para iniciar, tengo en el pecho el amor justo para plasmar, para que no sea empalagoso, para que a la musa que poseo y no, le sean dosificadas mis palabras.
Las letras, el aroma que desprenden las hojas de un libro, todo, todo es uno mismo. Es como si hubiese despertado de un largo e incomodo sueño, y encontrar una almohada que me arrulla y me hace soñar con los ojos abiertos. La literatura poco a poco se convirtió en un espacio de libertad absoluta, donde personalmente soy más feliz. Escribir se transformó en un placer, y si pasa un día en que no me siento a escribir, aunque sea un par de líneas, sufro el síndrome de abstinencia.
Dicho sea, aún estoy dando mis primeros pasos, no me importa no tener un Ferrari, o una casa enorme de la cual solo necesitaría 3 cuartos; quiero
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