CARIDAD

“CARIDAD” consiste en amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Hace referencia a un amor desinteresado que nace de las ganas de darse a los demás sin esperar nada a cambio. Es un continuo dar y recibir espiritualmente, aprendiendo de los otros y a su vez enriqueciendo a las personas con nuestras virtudes. No se habla de un “yo”, “vos”, sino de un “nosotros”. Así es como Jesús misionó cuando vino al mundo, comunicándose con los demás, ofreciéndoles paz, humildad y sinceridad. En Él encontramos amor, eso es lo que debemos lograr en el momento de Misionar, anunciarlo a Cristo a través de las acciones que realicemos. Es importante ya que la misión está inserta en la vida de la Iglesia, es el compromiso básico del Pueblo de Dios.

Toda la Iglesia es misionera, todos los católicos somos llamados a ser misioneros, el hecho de que haya personas por vocación que dediquen su vida a misionar no significa que sólo ellos lo puedan hacer, sino que todos somos llamados por Dios para misionar.

En el capítulo VII, cooperación misionera habla de que debemos hacer sacrificios y orar por los misioneros, para que la misión sea un encuentro de amor y humildad, de dar y recibir constantemente, que sea darse desinteresadamente, con mayor felicidad en dar que en recibir. No sólo se basa en la ayuda económica, sino que se busca una participación directa, que los cristianos tengan un auténtico espíritu misionero. A pesar de hacer énfasis en dar, también es importante el recibir. “Dios prepara una nueva primavera” quiere decir que todavía hay muchas personas que esperan a Dios, tienen “hambre” del evangelio, lo que debemos hacer como misioneros es llevar Su Palabra a todos aquellos que no sepan de Él.

La espiritualidad misionera se caracteriza por: dejarse guiar por el Espíritu, vivir el misterio de Cristo "enviado", amar a la Iglesia y a los hombres como Jesús los ha amado y que el verdadero misionero es el santo.

Según lo estudiado creemos que nos hace falta crecer en ser más testimonio de Jesús, en poder dar testimonio a todos de la misión. Debemos llenarnos de humildad y dejar de darle tanta importancia a nuestros bienes materiales para pasar a conectarse, no tecnológicamente, sino que espiritualmente con los otros, tanto como con las personas que vamos a visitar en la misión como con nuestras propias compañeras, a veces estamos tan pendientes de nuestras cosas de nosotros mismos que no nos damos cuenta lo que les está pasando a la gente que nos rodea.

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