La Caridad

La Caridad Pastoral o el AMOR

La caridad es una de las tres virtudes teologales, junto con la fe y la esperanza. La mayoría de nosotros la entendemos como dar dinero y ayuda a los pobres, o solo brindarles cosas materiales. Y sí éste es en alguna forma su sentido, pero el valor de la caridad va mucho más allá del dinero, comida, etc. La caridad tiene que ver con dar una mano a quien es menos afortunado o está más necesitado que nosotros y esto cubre muchos aspectos como un concejo, un gesto de amor, de aprecio y no solo centrarnos en lo material o el dinero.

“Don Bosco no partió de muchos principios teóricos sino de un amor concreto por los jóvenes. Su expresión: “la educación es cosa de corazón” se enraizaba en la perspectiva del amor a Dios y a los jóvenes” (Cian 2001: 192)

El Amor, en don Bosco, es la faceta más humana de expresión del amor de Dios entregado a los hombres.

Este pilar tan importante en el sistema educativo de don Bosco, se convierte en el terreno propicio para la puesta en práctica de las palabras de San Pablo:

“El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar, ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y las perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; el amor todo lo cree, el amor todo lo espera, el amor lo soporta todo” (1 Cor. 13,4-7)

Se refiere a una actitud profundamente humana y cotidiana de ofrecer, con espontaneidad y franqueza el don de sí a los jóvenes. Y es lo que siempre intentamos en nuestro oratorio dando todo de sí mismos para con los demás.

El amor se constituye en el camino seguro a la confianza, los jóvenes se abren con mayor facilidad ante quien saben que los ama, por eso don Bosco, seguro de su amor transparente por sus muchachos, les decía “necesito que nos pongamos de acuerdo y que reine entre nosotros verdadera amistad y confianza”

(MB esp. VII, 430)

Creo que es lo que siempre tenemos que tener presente en nuestros oratorios para dar a los demás y también recibir una correspondencia de parte de nuestros jóvenes y así sentirnos mucho mejor con nosotros mismos.

El amor se manifiesta en la confianza, en la comprensión afectuosa, en la capacidad de compartir algún juego, en impartir y compartir la alegría, el gozo, en tomar la decisión de estar activamente, junto a los jóvenes en el patio, en el recreo. (Cfr. Cian 2001, pág. 150)

“El maestro al cual sólo se le ve en la cátedra es maestro y nada más, pero si participa en el recreo se convierte en un hermano” (M.O: 616)

Debemos aprender y sobre todo practicar este amor sincero que nos facilitara a no solo basarnos en teorías, rezos, etc. si no en convivir con nuestros jóvenes conocerlos a profundidad y no solo ser maestros o simples animadores si no convertirnos en sus amigos y más aún en su familia.

El amor se caracteriza por la familiaridad

Que permite entrar en total sintonía con los muchachos a través de sus gustos.

Por la cordialidad, el trato con el joven no es de profesor – alumno, es de otra dimensión, es un trato de corazón.

“Queridos jóvenes os amo a todos de corazón, y me basta que seáis jóvenes para que os ame extraordinariamente (…) difícilmente podréis encontrar quien os ame más que yo en Jesucristo y que más desee vuestra felicidad” (CIAN2001:152)

La confianza exige en el educador un afecto profundo y noble hacia los jóvenes.se expresa palpablemente mediante la familiaridad, la cual elimina distancias y más bien crea lazos que los hace más unidos y los hace quererse y apreciarse mucho más. El educador debe estar en cada momento de su vida ya sea un momento alegre como en momentos de sufrimiento pero siempre dispuesto a brindarle su apoyo incondicional.

También creo que en mi oratorio muchos de nosotros hacemos todo lo posible para que los nuevos integrantes se sientan acogidos respetados aceptados y sobre todo hacerles sentir importantes en el grupo para crear un ambiente de familiaridad.

El amor se caracteriza por el afecto expresado concretamente

En la vida

“Que los jóvenes no

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