La Caridad

1. Desde la pregunta ¿Qué tanto aporta el enfoque praxeológico al currículo que busca desarrollar competencias? se puede decir que la Praxeología en la medida que esta anclada a la praxis como reflexión ante la acción se debe tener en cuenta el “aula de clase” por lo tanto en este esfuerzo de reflexión pedagógica como inicio para dialogar con el quehacer docente en tanto expresión del hacer humano, se hace necesario sostener de modo consecuente el carácter primordial de la praxis.

Con frecuencia, lo que se presenta como pedagogía de la acción no es más que la exposición de distintas opiniones, apalancadas desde la palabra, para dar lugar a nuevas combinaciones. Así las cosas, la discusión en alternativas educativas parece dejar paso a las “modas” efímeras, que se ofrecen al mercado con las mismas técnicas comerciales con las que se presentan los artículos de consumo. Es como si la diosa de la sabiduría, hija de Júpiter, Minerva hubiera decidido no habitar nunca más en algunos recintos universitarios.

La consideración entonces, reflexionar sobre el punto de partida que se le denomina en esta caso “filosofía primera”. En términos de Antonio González es siempre una filosofía principiante que justamente por su radicalidad, nunca puede dar por terminada su labor. Por lo tanto, la filosofía no deja elección: el descubrimiento de los problemas nos obliga a entregarnos a ellos, con la esperanza de que cualquier limitación en los resultados obtenidos invite en el futuro a otros más capacitados a continuar la tarea.

En consecuencia, el término “praxis” es utilizado aquí por oposición al término “conducta”. La conducta es un concepto etológico entendido como el estudio científico del carácter y modos de comportamiento del hombre y/o psicológico como la ciencia que estudia los procesos mentales en personas; la praxis es un concepto, de una parte, antropológico que versa sobre el estudio de la realidad humana, como ciencia que trata de los aspectos biológicos y sociales del hombre (la praxis reconoce la conducta, y aún vuelve a ser una nueva forma de conducta cuando, por ejemplo, se mecaniza como rutina). Verbigracia, hablamos de la conducta (no de la praxis) de las hormigas abriendo caminos complejos de recolección desde su nido, sin chistar, pero hablamos de la praxis de los estudiantes como actividad pensante del sujeto viviente, no mecanizado. En afirmaciones de Morín en la acción tendremos “Un sujeto capaz de aprender, inventar y crear “en” y “durante” el caminar”. La determinación de la frontera entre conducta y praxis debe ser discutida en cada caso. De otra parte, la praxis señalada de modo filosófico ya que la cosa presente en nuestros actos posee una verdad casi tan elemental como la verdad simple: es la verdad actual de la cosa en nuestra acción. Volviendo a González “En la acción tenemos un tipo de actualización que es sensitiva, afectiva y volitiva en unidad radical. Por ello, la verdad de la acción no es solamente las verdad primera y simple de un hecho primordial, sino también la verdad actual de las cosas que en ella se actualizan”.

En general la praxis, como expresión humana, es el resultado de la transformación de conductas previas dadas a partir de las acciones lo que implica que será preciso contar con configuraciones culturales, sociales e históricas, así como, de modo paralelo, los tipos de actualizaciones dadas en los campos sensitivo, afectivo y volitivo. La idea de praxis, entendida de este modo, se corresponde muy de cerca con el significado, de la acción y expresión hacer humano.

Es innegable que para el maestro sus acciones como realidad humana por un lado, el saber pasa por el aula, y que en el aula ocurren muchos de los sucesos, de los acontecimientos, cuyo análisis y elaboración dan lugar a elementos importantes del saber pedagógico, de otra parte los procesos fuera de ella como gestores de cambio generan acciones reflexivas que se actualizan en las cosas y las comunidades. Avatares propios del quehacer cotidiano.

Veamos, entonces, cuales son las explicaciones filosófico-educativas que configuran las acciones del hacer humano en el ámbito de la praxis como reflexión en la acción:

Entre otros autores, Rafael Flores Ochoa nos indica que educación “no sólo socializar a los individuos, sino también actuar en ellos sembrando inquietudes, preguntas, espíritu crítico, de conjetura

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