COMO REDACTAR UNA MONOGRAFIA
MarvinMart21 de Noviembre de 2012
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INTRODUCCION
Una monografía transmite ideas, pensamientos, recaba información, se plasma una investigación y amplia el criterio del escritor. Redactar una monografía no es solamente escribir ideas sino poder plantear un tema considerando aspectos importantes en la comunicación escrita, el contenido que a continuación se presenta fue elaborado y seleccionado para entender un poco más sobre el procedimiento de redacción de una monografía, éste está resumido en puntos importantes elementales de la redacción de una monografía.
COMO REDACTAR UNA MONOGRAFIA
Para poder entrar en detalle de ¿Cómo se redacta una monografía? Es muy importante recordar ¿Qué es una monografía? ¿Para qué sirve? Esto ayudará mucho a entender mejor.
Una definición general nos da a entender lo siguiente:
Una monografía puede ser definida como un documento que trata una temática en particular utilizando diversas fuentes compiladas y procesadas por uno o varios autores. Una monografía generalmente posee diversos puntos de vista sobre el tema tratado, así como también puede estar influenciada por las raíces culturales de su autor, logrando así una riqueza mayor y claramente diferente.
Por otro lado una monografía sirve como lo plantea María José Vanni
Una monografía sirve para denominar los textos de trama argumentativa y función informativa que organizan, en forma analítica y crítica, datos sobre un tema recogidos en diferentes fuentes.
La realización de una monografía es muy importante porque ésta ayuda al profesional a ampliar sus conocimientos en temas específicos y precisamente a:
1. Delimitar un problema.
2. Descubrir y reunir información adecuada.
3. Clasificar materiales.
4. Establecer contactos con personalidades e instituciones.
5. Acceder a la información y ejercitar el espíritu crítico.
6. Comunicar los resultados por escrito y expresarse oralmente frente un auditorio.
Es muy importante también considerar que existen muchos varios tipos de monografías pero en general, se pueden diferenciar tres tipos:
Monografía de compilación: Esta consiste en que, después de elegir el tema, se debe analizar y redactar una presentación crítica de la bibliografía que hay al respecto. Es importante tener buen nivel de comprensión y "ojo crítico" para referirse a los diferentes puntos de vista y exponer la opinión personal tras una revisión exhaustiva.
Monografía de investigación: En este se aborda un tema nuevo o poco explorado y se realiza la investigación original; para eso hay que conocer lo que ya se ha dicho y aportar algo nuevo.
Monografía de análisis de experiencias: Es frecuente que se emplee este tipo de monografía en las carreras que implica una práctica, por ejemplo, en Medicina durante la época de residencia, o bien en el ejercicio profesional, se analizan experiencias, se sacan conclusiones, se compara con otras semejantes, etc.
La Redacción
La Licenciada Martha Saint de Berberián, plantea el proceso de redacción de la siguiente manera:
“Una monografía de investigación, escrita para un curso universitario, puede tener de cinco a diez páginas, incluyendo una introducción, desarrollo del tema, una reflexión a fondo, llegando a una conclusión, usando al final una bibliografía. Para su elaboración, lee varias fuentes bibliográficas, tomando nota de opiniones de diferentes autores. Puede incluir datos de alguna entrevista, pero normalmente no hay tiempo para encuestas”.
Ampliando un poco mas se deben considerar pasos importantes o procedimientos adecuados para la redacción.
1. Elección del Tema: estos pueden ser numerosos y diversos; en caso de ser asignados por un profesor, sólo habrá que reflexionar sobre cómo presentarlos y no alejarse del asunto por tratar.
a. Hay que considerar también los siguientes aspectos
i. Que el tema responda a los intereses del autor.
ii. Que las fuentes a las que recurra sean accesibles, es decir, al alcance físico del alumno, ya que debe pensar en el tiempo disponible y en los recursos con que se cuenta.
iii. Que las fuentes sean manejables, es decir, al alcance cultural e intelectual del alumno.
iv. Que el autor esté en condiciones de dominar la metodología que ha decidido emplear.
b. Es conveniente preguntarse antes de la elección definitiva del tema:
i. ¿Es posible desarrollarlo en el tiempo y con la bibliografía disponible?
ii. ¿No es demasiado amplio, vago o impreciso?
iii. ¿Existe algún libro o artículo de lectura imprescindible?
iv. ¿Por dónde empezar?
v. El tema que deseo tratar, ¿es posible?
A veces, después de estas reflexiones, es necesario desechar el tema; otras, es suficiente con modificarlo o cambiar la perspectiva para abordarlo.
Búsqueda del material
Una vez definido el objeto de estudio o tema de la monografía, es necesario valerse de fuentes, es decir, libros, documentos (estadísticas, entrevistas, grabaciones, fotografías, etc.), artículos de diarios o revistas que hagan verificable el trabajo y a la vez, permitan a los lectores profundizar el tema.
Para la elaboración de la monografía hay que estar al tanto del "estado de la cuestión", esto quiere decir, por un lado, conocer los trabajos realizados sobre el tema, y por otro, consultar las obras de síntesis relacionadas con el contexto temático que enmarca la tesis.
Plan Operativo: Es conveniente una vez definido el tema y realizada una primera búsqueda de materiales, organizar un plan de trabajo tentativo. Este será breve y se irá completando, transformando y afinando sobre la marcha.
Puede indicar la posible división en capítulo y esbozar un índice provisional.
Plan de Redacción: Este plan muestra la forma definitiva de la monografía, es detallado; contiene todos los títulos y en lo posible el de cada párrafo. Prevé, además, el número aproximado de páginas para cada capítulo, (aunque puede variar luego es útil saber que extensión y profundidad tendrá cada tema).
Primer Borrador: Vale recordar aquí que la escritura es un proceso. Nadie escribe "de un tirón", ni "de una vez y para siempre". Es necesario revisar, corregir y encontrar la expresión más adecuada para cada situación. Mucho ha facilitado esta tarea el uso de los procesadores de texto: cambiar un párrafo de lugar, agregar o quitar oraciones, precisar el léxico empleado resultan tareas sencillas.
Pero ponerse en la piel del lector al que va dirigido el texto en cuestión ya implica un esfuerzo mayor. Hay que imaginar cuánto sabe del tema, qué debe explicarse y qué no, qué referencias acerca del contexto en que se eligió el tema hay que brindarle, qué menciones a la bibliografía se deben consignar, cuánto recuerda del capítulo anterior y cuánto debe ser reiterado, qué distancia tomar respecto del escrito (por ejemplo, mantener la forma impersonal se cree, se ha probado o incluirse a través de la primera persona del plural: creemos, hemos afirmado, etc.).
Todas estas son decisiones que debe tomar el que escribe la monografía sin que ningún procesador pueda ayudarlo. Y son estas decisiones las que contribuirán en buena medida a conseguir la eficacia del texto; por eso deben ser tenidas en cuenta desde la primera versión que se haga del trabajo y ajustarse y controlarse en las sucesivas reescrituras.
Aunque se haya leído mucho sobre el tema y se sepa que decir, la hoja en blanco suele producir cierta parálisis. Por lo tanto, conviene empezar a escribir aunque sea en forma desordenada a partir de lo se vaya presentado ante cada título y no buscar inmediatamente una forma definitiva. Revisar y corregir serán las herramientas indispensables en esta etapa de redacción.
Si fuera posible, también se pueden señalar en este punto del trabajo, las imágenes o cuadros que se podrían incluir más adelante.
Redacción Definitiva: Es indudable que no existe la posibilidad de dar indicaciones que aseguren el éxito de la escritura. También en esta tarea hay mucho de práctica, de borradores que se descartan, de comentarios de los lectores, de aprendizaje que se hace con la escritura misma.
Oraciones y Párrafos: En lo posible, se trata de no escribir párrafos ni oraciones muy largos. Si en el borrador se han dejado fluir las ideas, esta es la hora de acotarlas, separarlas y evitar la profusión de pronombres y subordinadas.
Es conveniente releer varias veces y desde el principio el escrito para comprobar su cohesión y mantener la unidad temática.
Por ejemplo, es preferible repetir un sujeto, antes que no saber de quién se habla si se emplea un pronombre. Otras veces, es necesario reordenar las ideas porque se comprueba que algunas se desvían del tema y deben formar parte de otro capítulo.
La subdivisión en párrafos y la inclusión de subtítulos, en general, facilita la comprensión.
Al elegir títulos y subtítulos debe pensarse que sean a la vez significativos respecto del contenido del texto y atractivos para el lector. Un titulo sugerente invita a la lectura, y es posible imaginar versiones más interesantes que la sola enunciación del contenido disciplinar.
La puntuación: Es sin duda, garantía de comprensión, pero no pueden darse reglas ‘particulares para la redacción
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