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COMUNICACIÓN

Milagrolacruz17 de Febrero de 2013

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La comunicación oral es un acto de dos. Cuando se convierte en un monólogo o cuando el mensaje se trasmite por interpuestos, ya no puede ser comunicación verdadera. Es un simple acto de provocación emocional.

La comunicación oral no la concibo sin que los interlocutores se miren a la cara ya que al emisor, se le facilitaría trasmitir la intencionalidad con que fue concebido o se dice su mensaje y al emisor, percibirla. Es sano que el receptor pueda percibir la expresión emocional y/o gestual que acompaña al mensaje, en función de la respuesta que se espera o se debe dar. En razón de esto, el acto de comunicación debe ser un acto responsable y honesto de manera que el mensaje sea siempre el que ha sido concebido por el emisor y no el que se siente en el ambiente del proceso comunicacional por la intencionalidad ambigua con que se envía.

Cuando la comunicación es solo tecnológica, la objetividad de los acores juega un papel preponderante ya que se interpreta o decodifica sobre la base conceptual y contextual de las palabras y signos y símbolos empleados en el mensaje. En este sentido, la comunicación es meramente elemental, donde solo interactúan el Emisor, el mensaje, el canal y el Receptor. 4 elementos básicos. El componente emocional que condiciona el mensaje no aparece o no puede ser percibido fácilmente, a menos que se utilicen expresiones muy específicas que den cuenta de ello. Es decir, si el mensaje es totalmente objetivo, no hay manera de encontrar elementos de juicio para acusar abiertamente su participación en la encodificación del mismo. Por lo tanto, la decodificación debe ser realmente pura o libre de apreciaciones personales. Estas diferencias en el proceso de comunicación, son las que a título personal, determinan la efectividad de cualquier proceso de comunicación.

Cuando la comunicación es bidireccional, nuestro propio esquema de valores se pone de manifiesto en cualquiera de las dos posiciones: la de Emisor o la de Receptor. Si es Emisor y se trata de imponer: voz o criterios, nuestro mensaje, casi de seguro, causaría algún tipo de bloqueo o alerta en el receptor, ya que este podría ponerse en a la defensiva y responder de igual forma. Esto colocaría el proceso comunicacional en el plano de un a discusión estéril donde cada uno tratará de imponer su posición respecto al mensaje percibido. En esta situación, se estaría anteponiendo cada esquema de valores como muralla que no dejará pasar opinión diferente a la nuestra. En cualesquiera de lso casos, se estaría perdiendo la esencia comunicativa afectando la efectividad. En este contexto, es preciso usar nuestro esquema de valores como un catalizador, más que como escudo repeledor de opiniones.

La comunicación efectiva, pasa por tomar en cuenta el aspecto emocional y la intencionalidad del mensaje de manera que la eficacia del mismo se produzca tanto a nivel de encodificación, como de decodificación.

En una conferencia:

Un buen comunicador, debe estar abierto a las opiniones ajenas sin sentirse ofendido. Debe prestar mucha atención, la máxima, diría yo, a aquellas opiniones acompañadas de una expresión corporal, auditiva y/o emocional fuera de toda objetividad. Esto no es para ponerse a la defensiva, sino para retroalimentar la opinión con mucha más objetividad y serenidad, aislando cordial y sabiamente cualquier intento de saboteo, diatriba o dialéctica innecesaria. De lo contrario, irrespetaría a la audiencia puesto que se personaliza la exposición desvirtuando la cualidad misma de la comunicación. Además, se estaría logrando el objetivo del receptor-emisor: ubicar el mensaje en un terreno verbal de la confrontación de ideas, lo cual no puede ser el objeto de ninguna conferencia o exposición de ideas; a menos que sea un debate abierto permisado al inicio de la conferencia.

M.S.c. Milagro Camacho. Profesora Linguistica

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