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Carreras de Carros.


Enviado por   •  6 de Junio de 2016  •  Documentos de Investigación  •  1.962 Palabras (8 Páginas)  •  353 Visitas

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Carreras de Carros.

  • Introducción.

Uno de los deportes más populares en la antigua Roma y Grecia eran las carreras de carros. Tendían a ser peligrosas, no sólo para los aurigas (esclavos que manejaban dichos carros), sino también para los caballos. Este deporte generaba un gran entusiasmo en los espectadores, el cual se puede comparar con el actual interés por el automovilismo.

Según el estilo romano, en las carreras de carros los equipos estaban formados por los diferentes grupos que la llevaban a cabo, compitiendo a veces por los servicios de los conductores más prestigiosos. Estos equipos tenían mucho apoyo del público, quien a veces provocaba disturbios entre los seguidores de diferentes equipos.

En ocasiones, los combates eran politizados, por lo tanto, el deporte comenzó a ser algo más que las carreras en sí mismas y empezó a afectar al total de la población. Esto sirve para explicar por qué los romanos (y más tarde los emperadores bizantinos) tomaron el control de los equipos. El deporte perdió importancia tras la caída del Imperio romano de Occidente.

  • Primeras carreras de carros.

No se sabe con exactitud cuándo se empezó a realizar este tipo de actividad, sólo que dichas carreras existieron en el mundo micénico, ya que se han encontrado evidencias artísticas de este deporte en algunas cerámicas. Pero la primera referencia literaria que se descubre es cuando Homero las menciona en la Ilíada, en los juegos fúnebres de Patroclo.

  • Carrera de carros en Grecia.

En los Juegos Olímpicos Antiguos, igual que en los Juegos Panhelénicos, había carreras tanto con carros de cuatro caballos como con carros de dos caballos. Se incorporaron por primera vez a los Juegos Olímpicos en el 680 d. C. Las carreras se realizaban con una procesión en el hipódromo, durante la cual un heraldo recitaba los nombres de los aurigas y de sus dueños. Al contrario que en otros acontecimientos olímpicos, los participantes de las carreras de carros no iban desnudos, seguramente debido al polvo causado por caballos y carros y a la posibilidad de caídas sangrientas. Estos jóvenes llevaban una prenda llamada xystis. Este ropaje llegaba hasta los tobillos y estaba sujetada por encima de la cintura con una simple correa. Dos tirantes que se cruzaban en la parte superior e inferior impedían que los xystis se alzaran durante la carrera. De la misma manera que los jinetes modernos, los aurigas eran elegidos por su ligereza física, pero también era necesario que fuesen altos, de modo que normalmente se trataba de adolescentes.

Las carreras de carros no eran tan prestigiosas, pero eran más importantes que otros acontecimientos ecuestres, tales como las carreras a caballo, que fueron eliminadas pronto de los Juegos Olímpicos. En la época micénica, el participante de la carrera y el dueño podían ser la misma persona y, por lo tanto, el participante era quien ganaba el premio. Sin embargo, durante los Juegos Panhelénicos, los conductores normalmente eran esclavos y el premio le era concedido a su dueño.

Había otra forma de carreras en los Panateneas de Atenas conocida como el apobotai y el anabotai. El anabotai consistía en saltar por un lateral del carro mientras éste estaba corriendo, y el apobotai suponía el saltar de nuevo dentro del carro después de correr tras él. En este tipo de carreras había un segundo auriga que sostenía las riendas mientras el otro conductor saltaba, pero evidentemente ninguno de ellos era considerado el ganador. Ganaba el primer carro en atravesar la línea de meta, pero no importaba si el conductor estaba dentro o fuera del carro. Si el conductor se estrellaba, y todavía podía correr, ganaba si cruzaba la meta a pie.

        

  • Carrera de carros en Roma.

Los romanos heredaron las carreras de caballos de los etruscos, quienes a su vez las heredaron de los griegos. No obstante, los romanos también estuvieron influenciados directamente por los griegos, sobre todo tras la conquista del territorio griego en el 146 d. C. El lugar más importante donde se celebraban las carreras de caballos era el Circo Máximo. Cuando los carros estaban preparados, el emperador (o cualquiera que fuese el anfitrión, en caso de no celebrarse en Roma) tiraba un paño conocido como “mappa” para indicar de esta forma el comienzo de la carrera. Las puertas se abrían rápidamente de modo que, al comenzar al mismo tiempo, la carrera era más justa.

Las carreras eran prácticamente iguales a las griegas, aunque finalmente había docenas de carreras diarias, a veces por cientos de días consecutivos cada año. Sin embargo, la carrera se constituía solamente en 7 vueltas (y más tarde en 5 vueltas, de modo que incluso podían celebrarse más carreras por día) en lugar de las 12 vueltas de las carreras griegas. El estilo romano también estaba más orientado al dinero: los aurigas eran profesionales y eran muy comunes las apuestas entre los espectadores.

Existían carreras con carros de cuatro caballos (quadrigae) y con carros de dos caballos (bigae), pero  las de cuatro caballos eran las más importantes. Raramente, si el conductor quería demostrar su habilidad, se podían utilizar hasta diez caballos, a pesar de que esto no era nada práctico. Además, los conductores romanos, por el contrario de los griegos, usaban casco y equipos de protección y se envolvían las riendas en la cintura, mientras que los griegos las sostenían en las manos. Debido a esto, en caso de estrellarse, los romanos no podrían soltar las riendas, por lo tanto serían arrastrados alrededor del circo hasta que consiguieran soltarse o muriesen. Como consecuencia llevaban un cuchillo para poder liberarse en dichas situaciones.

Una diferencia importante es que los conductores, los aurigae, eran considerados como ganadores, al contrario que en las carreras griegas, a pesar de que en los dos casos los conductores eran esclavos. Además recibían una corona de hojas de laurel y probablemente algo de dinero. De este modo, si ganaban suficientes carreras podrían comprar su libertad. Los aurigas podían hacerse célebres en todo el Imperio simplemente sobreviviendo, ya que la esperanza de vida de un conductor de carros no era muy alta.

  • Carrera de carros bizantina.

Las carreras de carros continuaron en el Imperio bizantino. Constantino prefería las carreras de carros a los combates de gladiadores, ya que los consideraba un vestigio del paganismo.

No hay muchas pruebas de que en el Imperio romano las carreras estuviesen sometidas a sobornos y demás. Sin embargo, en el Imperio bizantino parece ser que sí los había; la reforma del código legal de Justiniano I prohibía a los aurigas decir insultos a sus oponentes, pero en ella no aparecía nada sobre amenazas o sobornos. Usar los colores de su equipo acabó siendo un importante aspecto de la ropa bizantina. También se conservaron los clubes de carreras romanos, aunque para ese momento ya sólo eran importantes los Azules y los Verdes.

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