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Caída Líbre Libro

SofiRH29 de Abril de 2015

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“LA GESTACIÓN DE UNA CRISIS”

En este capítulo el autor muestra los factores y la trascendencia de la crisis económica que se generó en el 2008, la cual tuvo lugar en Estados Unidos y cabe destacar que este fenómeno ya se había previsto pero no se le dio la debida importancia, puesto que dentro de un mercado desregulado, inundado de liquidez y con unos tipos de interés bajo, una burbuja inmobiliaria mundial, y unos créditos de alto riesgo en vertiginoso aumento era una combinación peligrosa.

Pero inclusive cuando este país se vio enfrentado a tal situación, los estadounidenses encontraron una ingeniosa solución: pedir prestado y consumir como si sus ingresos estuvieran aumentando, es decir seguir consumiendo y gastando como siempre, a este fenómeno tiene como nombre “burbuja económica”, esto trajo como consecuencia que dejaran a un lado la crisis y olvidaran como una parte primordial dentro de las economías, como es el ahorro.

Los estadounidenses empezaron a endeudarse, hipotecando sus casas, con ello pensando que el valor de las viviendas podría aumentar o por lo menos se mantendrían estables, sin imaginar siquiera que esta crisis llegaría a golpearlos hasta el punto de perder sus hogares, incluyendo sus ahorros, que si hubiesen pensado a futuro, esos ahorros podrían ser aprovechados para una jubilación o la universidad de sus hijos.

En esos momentos, estados unidos y el mundo afrontaba tanto una crisis financiera como una crisis económica, la crisis económica tenía varias componentes, se estaba desarrollando una crisis del sector inmobiliario residencial, seguida poco después por problemas en el sector inmobiliario comercial. Los principales afectados cuando estalló la burbuja económica, fueron aquellas personas que contaban con bajos ingresos e hipotecas consideradas de bajo riesgo, justamente por su capacidad de pago, esto no tardaría en afectar a la mayoría de la población en general; y de manera vertiginosa a extenderse por el mundo, ya que como actualmente se sabe la mayoría de las economías mundiales dependen en gran parte de estados unidos. La seguridad y la confianza en que se basa el sistema bancario se evaporaron; este es otro de los efectos que produjo la llamada “burbuja económica”. La demanda cayó, a medida que las economías domésticas veían como se desplomaba el valor de sus casas y a medida que disminuía su capacidad de pedir dinero prestado y a su disposición de hacerlo; hubo un ciclo de inventario: a medida que se congelaban los mercados crediticios y caía la demanda, las compañías redujeron sus inventarios lo más rápidamente posible. Y se produjo el colapso de la industria manufacturera estadounidense.

En abril de 2009 ya se veía la crisis más avanzada que la gran depresión de los años 30 y se empezaba a buscar culpables y lo mejor que se podía hacer para corregir lo que desde un principio se hizo mal, era buscar explicaciones, se podía reprochar a los banqueros por su codicia, pero ellos actuaron codiciosamente por que el sistema también así se lo permitió, y eso no sería únicamente responsabilidad de ellos, no hay que olvidar a las empresas hipotecarias que pusieron las hipotecas atractivas para las personas, con el riesgo latente de la perdida de las mismas, aunque para ellos no era evidente.

A los mercados financieros estadounidenses se les olvido que la economía se debe activar con gestión de riesgo, asignación de capital, movilizar los ahorros, mantener costos de transacciones bajos a lo que hicieron todo lo contrario como lo más grave que fue la fomentación de endeudamiento excesivo.

Los responsables del sector financiero culpaban a la reserva federal por mantener los tipos de intereses muy bajos por prolongado tiempo, aunque es normal que se pasen la culpa de unos a otros pues esto igual también beneficio a otros sectores. Si los fondos de costos bajos se hubieran implementado adecuadamente en nuevas tecnologías o en la expansión de empresas se habría hecho la economía más competitiva.

En la actualidad después de haber pasado por esta crisis, muchas personas piensan que aún falta regulación más de la que ya se tenía, el hecho de tener una regulación que no es efectiva, es el causante de las crisis, si se trabajara más en ello se disminuiría el costo de las perdidas y la frecuencia de las crisis.

La falta de regulación la vemos claramente reflejada en la titularización, un producto financiero muy complejo puesto que la relación y verificación que había entre el prestamista y el prestatario se perdía por que el mediador era el banco, entonces lo que sucedía era que prestamista prestaba a una persona que hipotecaba y a la que ni siquiera conocía, pero con la confianza que el banco previamente había verificado la información del prestatario y la capacidad de pago, así el banco sin ninguna regulación creo “hipotecas basura” y lo que hace el banco en este caso es culpar a los originadores de hipotecas, pero esto se habría podido verificar fácilmente y evitar todo este gran impacto económico en declive.

La economía actualmente no se ha solidificado a un cien por ciento pero gracias a los varios canales que adopto para superar la crisis ha estado fluyendo, aunque sigue siendo la mayor del mundo por esto su impacto todavía se ve reflejado en las economías globales.

“LA CAIDA LIBRE Y SUS REPERCUSIONES”

En octubre de 2008 la economía estadounidense estaba en caída libre, apunto de arrastrar con ella a gran parte de la economía mundial, en este país ya se habían tenido cracs en los mercados bursátiles, restricciones del crédito, desplomes de los precios de la vivienda y ajustes de inventarios, pero desde la gran depresión, nunca se había producido todas estas cosas a la vez. Todo esto tenía un origen en común: la imprudente política crediticia del sector financiero, que había alimentado la burbuja de la vivienda, burbuja que al final estallo.

El presidente Bush recurrió a su remedio habitual para todas las dolencias económicas y aprobó una reducción de impuestos en febrero de 2008; la mayoría de los economistas keynesianos predijeron que esta medida no tendría un importante efecto. Sin embargo, aunque el presidente apoyo esta baja de impuestos se negó a aceptar que la economía se dirigía hacia una recesión.

La administración de Bush, se negó a ayudar a los propietarios de viviendas, a los desempleados y se negó a estimular la economía a través de medidas estándar, la administración se centró en ayudar a los bancos inyectando dinero, pero fracaso en su esfuerzo de diseñar una forma que restableciera rápidamente el crédito. Y a medida que se aproximaban las elecciones presidenciales de noviembre de 2008, la administración esperaba que, aparte de los rescates de los bancos, fueran suficientes unos bajos tipos de interés.

Ambos candidatos presidenciales, Barack Obama y John McCain, estaban de acuerdo en que era necesaria una estrategia de tres fuentes: detener la marea de hipotecas basura, estimular la economía y resucitar la banca. Ninguno de los dos candidatos quería arriesgar a ahondar en las causas más profundas de la crisis, criticar la codicia de Wall Street, podía ser aceptable, pero discutir los problemas del gobierno corporativo que dieron lugar a unas estructuras de incentivos defectuosas, y a su vez fomentaros los malos comportamientos resultaría demasiado técnico. El gasto del gobierno, amparado por el decreto de estímulo, que fue uno de los éxitos de Obama, fue de alguna ayuda, pero solo para evitar que las cosas empeoraran.

Se necesitaba en definitiva una nueva visión, no solo porque el antiguo modelo había fracasado, el mundo estaba cambiando y no se podían mantener en el mismo paso, uno de los grandes méritos de Obama fue la de generar un sentimiento de esperanza, un sentimiento sobre el futuro y la posibilidad de un cambio. Su visión era la de un país menos dividido de lo que había estado con Bush y menos polarizado por divisiones ideológicas. El sector financiero tenía su propia visión, centrada en más beneficios, y, en la medida de lo posible, en volver al mundo tal y como era antes del 2007, era necesario reducir el tamaño de un sector financiero sobredimensionado, si bien algunas partes de él, como las que prestan dinero a la pequeñas y medianas empresas, pudieran salir fortalecidas.

A medida que Estados Unidos se deslizaba hacia la crisis, los banqueros se aprovecharon del pánico resultante para distribuir la riqueza, a los contribuyentes se les decía que el gobierno tenía que recapitalizar los bancos si se pretendía que la economía se recuperara, el gobierno dio miles de millones de dólares a los bancos en unos términos muy benévolos y la economía cabo recuperándose. Con la recuperación, un país agradecido daba un suspiro, pero prestaba poca atención a los problemas latentes, el costo de rescate bancario en México entre 1994 y 1997 se estimó en el 15 por ciento de su PIB, y una parte sustancial de esa cantidad fue a parar a los adinerados dueños de los bancos, a pesar de esta enorme inyección de capital, los bancos realmente no reanudaron el crédito y contribuyo al lento crecimiento de México a lo largo de la siguiente década.

Los bancos no fueron las únicas empresas que tuvieron que ser rescatadas, a finales de 2008, dos de los tres grandes fabricantes de coches, General Motors y Chrysler, estaban al borde del colapso. La preocupación era que hubiera un efecto en cascada: sus proveedores irían a la quiebra, el desempleo aumentaría y el desplome económico empeoraría. La administración de Obama formulo una medida clara, los contratos de los directivos de AIG (American International

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