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Chiapas

dantehbk11 de Mayo de 2014

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Pocos lugares reúnen tanta cultura y tradición en un espacio relativamente pequeño como Chiapas. Aquí te presentamos las principales costumbres, fiestas y tradiciones culturales de este bello estado.

Una rica y complicada gama de costumbres, fiestas, tradiciones y creencias conviven de manera increíble en Chiapas, pues cada uno de los grupos étnicos que allí habitan posee hondas raíces y tradiciones cuyos orígenes, en algunos casos, se pierden en el tiempo y en los recónditos secretos de la historia de sus más antiguos ancestros: los mayas de la época Clásica.

Así, en el amplio territorio que hoy ocupa el estado de Chiapas, se encuentran los grupos tzeltal, tzotzil, chol, zoque, tojolabal, lacandones y mames.

De los lacandones se sabe que su número es muy reducido y que se encuentran muy aislados en la zona de Montes Azules.

Los mames, por su parte, han casi desaparecido, pues su lengua y costumbres se encuentran casi relegados por completo.

No obstante, todos estos grupos comparten un número importante de rasgos culturales similares como la lengua, la vestimenta y principalmente las creencias, como los pensamientos acerca de la vida y de la muerte, la naturaleza, la religión entre católica y pagana, los grupos familiares, los niños, las mujeres y los ancianos, entre otras de las cosas que conforman su amplio mundo de símbolos e imágenes míticas y mágicas.

Uno de los lugares en donde mejor se palpa este mágico sentido, es tal vez el día de mercado en San Cristóbal de las Casas, pues allí se dan cita personajes de distintas comunidades entre el bullicio y la algarabía de cientos de vendedores de frutas, legumbres, animales, telas, artesanías y un sinfín de objetos útiles para todas las cosas de la vida diaria, en un marco en el que resaltan los coloridos trajes de distintas áreas de la entidad.

Sin duda otra importante muestra la podrá vivir en los poblados de San Juan Chamula y de Zinacantán, donde las celebraciones religiosas, al interior de los templos católicos, alcanzan niveles mágicos, pues las luces y el humo de las velas se mezclan con las oraciones en varias lenguas indígenas y el olor a aguardiente, en medio de un ambiente de gran misticismo.

Una recomendación que te podemos hacer es que conozcas y vivas la experiencia con la voz de los indígenas chiapanecos, quienes han dado vida a Centros Ecoturísticos donde ellos mismos te llevan a sus lugares místicos, comes con ellos, te muestran su gatronomía, su artesanía y comparten sus leyendas y cosmogonía. Asimismo te proporcionamos este breve listado de fiestas y costumbres para conocer la riqueza cultural que el estado de Chiapas posee.

FIESTAS:

CACAHOATÁN

Julio 25. Festividad de Santiago Apóstol. Los alférez de la población galopan a caballo en la fiesta.

COMITÁN DE DOMÍNGUEZ

Febrero 11. Se festeja a San Caralampio, con danzas de Demonios y feria. Noviembre 1 y 2. Celebración de muertos, con ofrendas y música.

CHIAPA DE CORZO

18 al 22 de enero. Fiesta de San Sebastián y feria popular. Se festeja con danzas de Parachicos, desfile de carros alegóricos y un “combate naval”.

PALENQUE

Agosto 4. Fiesta de Santo Domingo de Guzmán. Feria popular y fuegos artificiales.

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS

Hay festividades durante nueve de los doce meses del año, en los distintos barrios de la ciudad, dedicadas a las vírgenes o a los santos patronos de los templos tutelares. Las más importantes son el 1 de abril, que se conmemora el aniversario de la fundación de la ciudad y el 25 de julio, que es la fiesta titular de San Cristóbal.

SAN JUAN CHAMULA

Junio 24. Festividad de San Juan Bautista. Inicia dos días antes con procesiones y feria. Ocasionalmente se hacen danzas.

TAPACHULA

Agosto 28. Fiesta de San Agustín. Dura siete días con una gran feria.

TUXTLA GUTIÉRREZ

Abril 25. Fiesta de San Marcos, que dura cinco días con feria, procesiones y fuegos artificiales.

ZINACANTÁN

A lo largo de nueve meses hay festejos importantes en esta comunidad, destacando la de enero 20, que es la fiesta de San Sebastián, que se festeja con procesiones de indígenas disfrazados y feria.

Las fiestas movibles más importantes se pueden presenciar en las siguientes poblaciones: El Carnaval es de gran colorido y alegría en lugares como Amatenango del Valle, San Cristóbal de las Casas, San Juan Chamula, Larráinzar y Zinacantán. La Semana Santa encuentra sus mejores expresiones en lugares como Ángel Albino Corzo, San Juan Chamula, Simojovel de Allende y Zinacantán.

Los parachicos, leyenda y tradición en Chiapa de Corzo

Una curiosa historia dio vida a estos originales personajes que, ataviados con máscaras y bailando al ritmo de la música de la marimba, inundan de bailes y alegría las márgenes del río Grijalva, en Chiapas.

Chiapas se destaca por la belleza de su naturaleza, por su rica y compleja historia; en su fértil territorio han vivido desde la época prehispánica diversos grupos como los tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques y chiapanecas. Entre la población de nuestros días se cuenta la historia del suicidio colectivo de estos últimos ante la inminencia de la dominación española. Los chiapanecas eran particularmente agresivos. Su poderío militar era tal que se duda que alguna vez fueran conquistados por los aztecas.

Se cuenta que esta notable población se acabó, no porque los conquistadores la hubiesen sometido, sino por la decisión propia de quitarse la vida antes que aceptar la dominación. Inútilmente, Luis Marín sometió Nandalumí (Pueblo grande) en 1524, pues pronto sus pobladores volvieron a sus viejas costumbres. En 1528, sabedores de la fiereza de los indios chiapanecas, los españoles, al mando de Diego de Mazariegos, iban muy bien armados y con el apoyo de los pueblos vecinos, llegaron hasta el Peñón de Tepechtía, en el Cañón del Sumidero, donde, se dice, se libró la última batalla contra los valientes nativos.

Al verse cercados por el enemigo, familias enteras de chiapanecas se arrojaron al precipicio; las aguas del río se tiñeron de rojo. Conmovido ante el hecho, el capitán español cesó el combate. Con los sobrevivientes surgieron las primeras encomiendas y en las orillas del río fue fundado un nuevo pueblo: Villarreal de los indios, la Chiapa de los indios: Chiapa de Corzo, que con la Chiapa de los españoles: San Cristóbal de las Casas, dieron nombre al estado. Realidad o ficción, para los chiapanecos, la leyenda del Sumidero es un símbolo de la lucha por la ansiada libertad.

Otra leyenda enraizada profundamente en el sentir de los chiapacorceños es la que recuerda los infaustos días en que, en medio de la sequía y el hambre, los lugareños recibieron a una distinguida viajera.

La dama expuso a los habitantes del pueblo el motivo de su viaje: su hijo padecía un extraño mal que le impedía mover las piernas. Había recurrido a los médicos más reconocidos, sin que brebajes ni sangrías lograran recuperarlo, de ahí que ella decidiera visitar varios lugares remotos en busca del remedio "para el chico". Cuando le hablaron de los curanderos de Chiapa decidió consultarlos. Al poco tiempo apareció el de Namandiyuguá (Cerro brujo), quien después de examinar al joven, le recetó pócimas de hierbas y ordenó que se llevara al chico a los baños de Cumbujujú ("lugar donde abunda el jabalí") para completar el tratamiento.

La madre acudió al lugar, cerca del pueblo y poco después, como de milagro, el joven empezó a recobrar la movilidad en las piernas.

Agradecida, la mujer, que se llamaba doña María de Angulo, mandó traer desde tierras distantes ganado y grandes cantidades de cereales para paliar la crisis en Chiapa. Ordenó que se destazara cada día una vaca en la plaza y repartió canastas con víveres entre la población.

En el mes de enero, el día de San Sebastián, doña Maria mandó sacar a su hijo en andas y desnudo -como el santo-, para que no volvieran las penurias al pueblo. Más tarde, ambos regresaron a su país; la situación había cambiado, la naturaleza pródiga se manifestó nuevamente, los lugareños relacionaron la abundancia con la petición hecha por la mujer y su hijo al santo. Con la llegada de un nuevo año, los nativos recordaron la visita con la representación de una muchacha y un joven vestidos como los personajes paseando por las calles, rodeados de sus "sirvientes", quienes repartieron comida simbólicamente.

No hay datos que avalen esta leyenda, los cronistas no la mencionan; sin embargo, el relato -con variantes- se conserva en el recuerdo de los chiapacorceños, y en las recopilaciones escritas que se hicieron a finales del siglo XX. Pero la realidad es que sólo quedan como testigos el Cerro brujo, las vertientes del Cumbujuyú, cercanos a Chiapa de Corzo y la conmemoración de la visita que tiene lugar todos los años, en el mes de enero durante las festividades del Señor de Esquipulas -herencia guatemalteca-, San Sebastián Mártir y San Antonio Abad, cuando las "chuntás", "los parachicos" y las representaciones de doña María de Angulo recorren las calles de la población en una alegre celebración llena de tradición y colorido.

Los viajeros que van a esta fiesta, al llegar a Chiapa de Corzo, se encuentran con la plaza grande, la fuente colonial, llamada por los lugareños la "pilota", construida con ladrillo, en estilo mudéjar imitando la corona del rey de Castilla y Aragón, y cuya construcción iniciara fray Rodrigo de León en 1552.

Es también famosa "la

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