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Chichimecas


Enviado por   •  31 de Enero de 2013  •  8.781 Palabras (36 Páginas)  •  540 Visitas

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LA PRINCESA TZITZIQUE Y EL GUERRERO ACHITÓMATL

(LEYENDA YURIRENSE)

En 1548 un monje agustino, Fray Diego de Chávez y Alvarado, salió de Tiripetío (Michoacán) para evangelizar a los pueblos que habitaban los feraces suelos de la margen derecha del gran río Lerma; el fraile viajaba junto con grupo de indígenas ya bautizados y enviados para colonizar nuevas tierras engrandeciendo así el nombre de España.

Fray Diego de Chávez y sus compañeros llegaron a un lugar llamado Yuririhapúndaro, donde en el interior de un volcán apagado existía una laguna cuyas aguas de color rojizo tenían una profunda atracción mágico-religiosa sobre el pueblo chichimeca-otomí que habitaba las faldas de la montaña.

Los purépechas formaban un pueblo orgulloso de sus orígenes y sus conquistas que se estableció en ambas riberas del río Lerma. Por cierto, muy cerca de Yuririhapúndaro se encontraba Cuaracurio, pueblo comandado por el cacique Nanuma, quien fue nombrado por el supremo jerarca de los purépechas, Tzintzincha Tangaxoan II.

Nanuma había prohibido a su pueblo que se les dirigiera la palabra y la vista a los chichimeco-otomíes so pena de morir a flechazos. En ese tiempo los purépechas dominaban y cobraban elevados tributos. Poco a poco el odio entre los dos pueblos se iba acrecentando, las rencillas llegaron a tal grado que las luchas armadas eran frecuentes.

Los purépechas tenían como costumbre los casamientos entre los hijos de la clase gobernante, Nanuma había pedido consejo a sus amigos, los caciques de Tzintzuntzan para casar a su hija Tzitzique con algún príncipe purépecha y así continuar la realeza y linaje de su familia.

El tiempo pasó, el mestizaje se iniciaba, los dos pueblos vecinos seguían sus combates armados.

Un día, en las orillas de la laguna recién formada, agradeciendo a los dioses del agua y de la tierra la ayuda para su pueblo, caminaba Tzitzique, cuando a lo lejos vio a un hombre…, era un guerrero chichimeca-otomí. Ella recordó las palabras de su padre… Desvió la mirada y regresó rápidamente a su casa en Cuaracurio.

Tzitzique se había sobresaltado, algo en aquel hombre le atraía; por la noche, en la tranquilidad de su hogar pensaba en encontrarse con él.

Pasear por las orillas de la laguna se hizo actividad cotidiana para Tzitzique; las aves de blanco plumaje habitaban entre las jaras, se decía que había algunos peces en sus tranquilas y frescas aguas…. La vida renacía en aquel fértil valle… Se iniciaba la construcción de una majestuosa iglesia de grandes contrafuertes.

En una soleada mañana, en un recodo de la laguna, al separar las jaras, se encuentran frente a frente Tzitzique y aquel guerrero. No hay temor, la claridad de sus miradas habla de la pureza de sus almas, quisieran decirse muchas cosas… quisieran tomarse de las manos.

Tzitzique se entera que el guerrero era Achitómatl, un chichimeca-otomí reconocido por su fuerza, valentía, arrojo y honorabilidad.

Achitómatl y Tzitzique ya se citan a escondidas, poco a poco se fueron enamorando; la laguna fue testigo de su creciente amor, un amor puro, íntegro, un amor leal de dos seres humanos.

A través del tiempo consideraron que era peligroso seguir viéndose a la orilla de la laguna y convinieron platicar por las tardes en el Centro Ceremonial de Yuririhapúndaro, tierra de Achitómatl, junto al cráter apagado, con su pequeña laguna de aguas rojizas.

Un día del año de 1580 algunos amigos le dicen a Nanuma que Tzitzique y Achitómatl se ven con frecuencia. Nanuma indignado, ofuscado, preguntándose el porqué de lo sucedido, hace renacer con mayor fuerza su odio hacia la gente que no era la suya, y recuerda sus palabras… “Sentencia de muerte a los que vieren o hablaren a sus enemigos”… sentencia que debía cumplir por propia mano.

Nanuma finge ir a su casa, pero dando un rodeo se dirige hacia el Centro Ceremonial de Yuririhapúndaro seguro de encontrar a su hija y a Achitómatl; paso a paso se acerca a ellos y los descubre el atardecer, juntos, tomados de la mano, platicando. Nanuma cegado por el dolor tomaba dos flechas, las coloca en su arco y lo tensa al máximo, las dispara y termina el mismo tiempo con la vida de Achitómatl y de su hija Tzitziquel.

Lleno de pena arroja al suelo las flechas que le quedaban, rompe su arco, corre a su casa en Cuaracurio y le prende fuego. Una vez consumidas todas sus pertenencias voltea su mirada llorosa hacia la recién formada laguna. A pesar de sus lágrimas ve una pequeña isla, toma su barca de madera y rema hacia Puracu.

A Nanuma no se le volvió a ver jamás.

Esa tarde las aguas de Yuririhapúndaro se habían vuelto más rojas.

Dr. Domingo Santana Mendoza

DESARROLLO

CHICHIMECAS

Chichimeca es el nombre genérico que los mexicas daban al conjunto de pueblos indígenas que habitaban el norte de México. En ella habitaban varios grupos cazadores-recolectores que fueron conocidos bajo la denominación de chichimecah.

Son distintas las versiones que se dan sobre el significado de la palabra chichimeca, ya que para algunos, chichimècah, significaba "linaje de perros", "lugar de perros" o "perro sin correa" o en un modo más despectivo, "perro sucio e incivil", que era como los llamaban sus enemigos y los de las tribus contrarias. También proponen que chichimeca significa "gente que vive en chichiman" y que se entiende como "lugar de perros". Otros consideran que chichimècah, es algo equivalente a la denominación de "bárbaro", "gente salvaje" e "indomable". Aunque también es posible que la palabra chichimeca venga de Chichilmeca: gente roja.

En fin, de todos los modos en que se interpreta la palabra chichimeca, dicha palabra desemboca en la misma designación, la de un ser salvaje o incivil.

Es muy común escuchar que los chichimecas eran sanguinarios, feroces, barbaros retrasados y que mataban por gusto. Los chichimecas eran considerados como salvajes indomables, chupadores de sangre y eran muy temidos por aztecas, purépechas y los mismos españoles.

Los chichimecas fueron grandes guerreros, conquistadores y fundadores de otras ciudades y territorios. A la extensa zona en que se establecieron los chichimecas se le llamó, la Gran Chichimeca y se calcula

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