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Conciencia

marthiitha5 de Junio de 2013

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EL ENTENDIMIENTO

Nunca jamás uso la palabra renuncia. Lo que digo es: goza de la vida, del amor, de la meditación, de las bellezas del mundo, del éx¬tasis de la existencia... ¡goza de todo! Transforma lo mundano en sa¬grado. Transforma esta orilla en la otra orilla, transforma la tierra en el paraíso.

Y sin embargo, indirectamente, empieza a producirse una cier¬ta renuncia. Pero es una cosa que ocurre, no lo haces tú. No es algo que haces, es algo que ocurre. Empiezas a renunciar a tus tonte¬rías, empiezas a renunciar a la basura. Empiezas a renunciar a las relaciones insensatas. Empiezas a renunciar a trabajos que no sa¬tisfacen tu ser. Empiezas a renunciar a lugares en los que no era posible el crecimiento. Pero yo a eso no lo llamo renuncia. Lo lla¬mo entendimiento, conciencia.

Si llevas piedras en la mano creyendo que son diamantes, yo no te diré que renuncies a: Esas piedras. Me limitaré a decirte: «Man¬tente alerta y echa otra mirada.» Si tú mismo ves que no son dia-mantes, ¿qué necesidad hay de renunciar a ellas? Caerán de tus ma¬nos por sí mismas. De hecho, si quieres seguir llevándolas tendrás que hacer un gran esfuerzo, tendrás que aplicar mucha voluntad para seguir llevándolas. Pero no podrás llevarlas mucho tiempo; en cuanto hayas visto que son inútiles, que no valen nada, tendrás ga¬nas de tirarlas.

Y cuando tus manos queden vacías, podrás buscar auténticos tesoros. Y los tesoros auténticos no están en el futuro. Los auténti¬cos tesoros están aquí mismo, ahora.

De Hombres Y Ratas

La vigilia es el camino de la vida.

El tonto duerme como si ya estuviera muerto,

Pero el maestro está despierto y vive eternamente.

Está vigilante. Tiene claridad.

¡Qué feliz es? Porque ve que estar despierto es vivir.

Qué feliz es siguiendo el camino de los despiertos.

Con gran perseverancia medita, buscando la libertad y la felicidad.

GAUTAMA BUDA, Dhammapada

Vivimos sin prestar ninguna atención a lo que ocurre a nuestro al¬rededor. Sí, hemos llegado a ser muy eficientes en lo referente a hacer cosas. Lo que hacemos, lo hacemos ya tan eficientemente que no necesitamos ninguna conciencia para hacerlo. Se ha convertido en algo mecánico, automático. Funcionamos como robots. Todavía no somos hombres, somos máquinas.

Eso era lo que George Gurdjieff decía una y otra vez, que el hombre, tal como existe, es una máquina. Ofendió a mucha gente, porque a nadie le gusta que le llamen máquina. A las máquinas les gusta que las llamen dioses; entonces se sienten muy felices, se hin¬chan de satisfacción. Gurdjieff decía que las personas eran máqui¬nas y tenía razón. Si te contemplas a ti mismo" verás lo mecánico que es tu comportamiento.

El psicólogo ruso Pavlov y el psicólogo norteamericano Skinner aciertan en un 99,9 por ciento cuando dicen que el hombre es una maravillosa máquina y nada más. No hay alma en él. He dicho que aciertan en un 99,9 por ciento; solo fallan por un pequeñísimo mar¬gen. En ese pequeño margen están los budas, los despiertos. Pero se les puede perdonar porque Pavlov nunca se encontró con un buda; sólo se encontró con millones de personas como tú.

Skinner ha estudiado a los hombres y a las ratas y no ha encon¬trado diferencia. Las ratas son seres más simples, eso es todo; el hombre es un poco más complicado. El hombre es una máquina su-mamente sofisticada, las ratas son máquinas simples. Es más fácil, estudiar a las ratas; por eso los psicó-logos siguen estudiando a las ratas. Estudian a las ratas y llegan a conclu¬siones acerca de los hombres... y sus conclusiones son casi correctas. Digo «casi», fijaos bien, porque esa décima del uno por ciento es el fenómeno más importante que ha sucedido. Un Buda, un Jesús, un Mahoma... esas pocas personas despiertas son los auténticos hombres.

Pero ¿dónde puede B. F. Skinner encontrar un buda? Desde luego, no en Estados Unidos.

He oído contar que un hombre le preguntó a un rabino:

-¿Por qué Jesús no decidió nacer en Estados Unidos y en el siglo xx?

El rabino se encogió de hombros y respondió:

-¿En Estados Unidos? Habría sido imposible. En primer lugar, ¿dónde ibas a encontrar una virgen? Yen segundo lugar, ¿dónde ibas a encontrar tres sabios?

¿DÓNDE VA A ENCONTRAR UN BUDA B. F. SKINNER? Y aunque encontra¬ra un buda, sus prejuicios, sus ideas preconcebidas, no le permiti¬rían verlo. Seguiría viendo sus ratas. Es incapaz de comprender cualquier cosa que las ratas no puedan hacer. Ahora bien, las ratas no meditan, las ratas no alcanzan la iluminación. Y su concepto del hombre no es más que una imagen magnificada de una rata. Y aun así sigo diciendo que tiene razón en cuanto a la gran mayo¬ría de la gente; sus conclusiones no están equivocadas, y los budas estarán de acuerdo con él en lo referente a la llamada humanidad normal. La humanidad normal está completamente dormida. Ni siquiera los animales están tan dormidos.

¿Has visto a un ciervo en el bosque? Lo alerta que parece, la cautela con que se mueve. ¿Has visto a un pájaro posado en un árbol? Lo inteligente¬mente que vigila todo lo que ocurre a su alrededor. Si te acercas al pájaro, y este lo permitirá hasta cierta distancia. Más allá, un solo paso más y echará a volar. Tiene una clara conciencia de su territorio. Si alguien penetra en ese te¬rritorio, es peligroso.

Si miras a tu alrededor, te sorpren¬derás: El hombre parece ser el animal más dormido de la tierra.

Una mujer compra un loro en la subasta de los enseres de un prostíbulo de lujo, y mantiene tapada la jaula del loro durante dos semanas, con la esperanza de que así olvide su vocabu¬lario obsceno. Cuando por fin destapa la jaula, el loro mira a su al¬rededor y dice: «jAorrk! Casa nueva, madame nueva.» Cuando en¬tran las hijas de la mujer, el loro añade: «jAurrk! Chicas nuevas.» Cuando por la noche llega el marido, el loro dice: «jAurrk! Los mis¬mos clientes de siempre.»

El hombre se encuentra en un estado muy decaído. De hecho, ese es el significado de la parábola cristiana de la caída de Adán y su expulsión del Edén. ¿Por qué fueron expulsados Adán y Eva del pa-raíso? Fueron expulsados porque habían comido el fruto del árbol del conocimiento. Fueron expulsados porque se habían convertido en mentes y habían perdido su conciencia.

Así pues, lo que hay que hacer es recuperar la conciencia y per¬der la mente. Tienes que expulsar de tu sistema todo lo que has ido reuniendo en forma de conocimiento. Es el conocimiento lo que te mantiene dormido. Por lo tanto, cuanto más conocimiento tenga una persona, más dormida está.

Eso es también lo que he observado yo. Los aldeanos inocentes están mucho más alerta y despiertos que los profesores de las uni¬versidades y los pundits o sabios de los templos. Los pundits no son más que loros; los académicos de las universidades están repletos de caca de vaca sagrada, llenos de ruido desprovisto por completo de significado... son solo mentes sin nada de conciencia.

La gente que trabaja con la naturaleza -agricultores, jardine¬ros, leñadores, carpinteros, pintores- está mucho más alerta que la gente que trabaja en las universidades como decanos y vicerrec¬tores y rectores. Porque cuando trabajas con la naturaleza, la natu¬raleza está alerta. Los árboles están alerta; desde luego, su manera de estar alerta es diferente, pero están muy alerta.

Ahora existen pruebas científicas de su estado de alerta. Si el le¬ñador llega con un hacha en la mano y con la intención deliberada de cortar el árbol, todos los árboles que le ven venir se echan a tem¬blar. Ahora existen pruebas científicas de ello; lo que digo no es poesía, cuando digo esto estoy hablando de ciencia. Ahora existen instrumentos para medir si el árbol es feliz o desdichado, si tiene miedo o no, si está triste o extático. Cuando llega el leñador, todos los árboles que lo ven se echan a temblar. Son conscientes de que la muerte ronda cerca. Y el leñador todavía no ha cortado ningún árbol, solo se está acercando...

Una cosa más, mucho más extraña: si el leñador va simplemen¬te de paso, sin la idea deliberada de talar un árbol, a ningún árbol le entra miedo. Es el mismo leñador, con la misma hacha. Parece que su intención de talar un árbol afecta a los árboles. Esto signifi¬ca que se ha comprendido su intención; significa que sus vibraciones están siendo descifradas por los árboles.

Hay otro hecho significativo que se ha observado científicamen¬te. Si penetras en el bosque y matas un animal, no saló el reino ani¬mal de los alrededores se siente sacudido; también los árboles. Si matas un ciervo, todos los ciervos de las proximidades sienten la vi¬bración de la muerte y se entristecen; un gran temblor se apode¬ra de ellos. De pronto sienten miedo sin ningún motivo concreto Puede que no hayan visto cómo matabas al ciervo, pero de algún modo, de un modo sutil, resultan afectados... instintivamente, intuitivamente. Pero esto no afecta solo a los ciervos... afecta a los árbo¬les, afecta a los loros, afecta a los tigres, afecta a las águilas, afecta a las hojas de hierba. Se ha producido un crimen, un acto de des¬trucción, una muerte... y todo lo que hay cerca resulta afectado. El hombre parece ser el más dormido...

Los sutras de Buda son para meditarlos profundamente, para absorberlos, para seguirlos. Él dice:

La, vigilia es el camino hacia la vida.

Estás vivo solo en la medida en que estás despierto. La conciencia

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