Cortesia
curtysSíntesis6 de Diciembre de 2013
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Me contó un taxista, que en cierta oportunidad, lo detuvo con amabilidad una mujer policía y le solicitó sus documentos. Después de revisarlos, la policía le preguntó por el seguro obligatorio del vehículo. El taxista le confesó con humildad que no lo había podido adquirir, por falta de dinero. “¿Realmente por falta de dinero?“, le preguntó la policía. “Sí, oficial, no he tenido el dinero necesario”, le repitió con humildad el taxista”, extendiéndole la mano con un billete de 50 córdobas. “Puede irse, le dijo la mujer policía” y ahorre esos cincuenta córdobas para comprar el seguro que le falta”.
El taxista, con apego estricto a la ley, debió sufrir una doble multa; por no andar póliza de seguro y por intentar sobornar a la policía. Sin embargo, a nuestro juicio, la conducta de la mujer policía, es un hermoso ejemplo de cortesía policial.
La cortesía es una cualidad moral. Refleja nobleza de sentimientos. Se fundamenta en el respeto y consideración que nos merece todo ser humano, sin distingo de raza, sexo, religión, ideología política, condición económica o posición social; es una manifestación de amor al prójimo que cumple con las palabras de Cristo; “hagan ustedes con los demás, todo lo que desean que hagan ellos con ustedes” (Mateo 7:12).
Cortesía, humanidad, buenos modales, básicamente significan lo mismo, un pequeño sacrificio que debemos realizar, para que los demás se sientan bien.
Refiriéndose a la cortesía policial, expresa el comisionado José Ramón Pérez: “De poco nos servirá ser jefes o subordinados, comisionados o policías, sin las cualidades que nos proporciona la cortesía; si no podemos dar un poco de nosotros mismos, para producir un clima de paz, de armonía, de bienestar, de comunicación, de respeto, de autoridad, cuyo fin es la seguridad de los nicaragüenses “(Visión Policial, Nº105, junio del 2013)
La cortesía forma parte de la educación sistemática que recibe todo policía, en el marco de su formación integral, en principios y valores éticos, siendo un deber o compromiso que asume el policía, como parte de las obligaciones de su cargo.
La cortesía se manifiesta a través de las palabras, el tono de voz y los gestos corporales. Tiene la virtud de producir efectos positivos en los demás. “Buenos días, señor, me permite sus documentos por favor”, expresado con amabilidad, educación y gestos cordiales, provoca una reacción más amigable que decir; “¡Sus documentos!“, con tono áspero y gestos intimidatorios.
“Lo cortés no quita lo valiente”, dice el refrán popular. Ser cortés, antes que debilidad, expresa fortaleza de carácter, autodominio de las reacciones emocionales. Mucha fortaleza y dominio de sí mismo necesita un policía, para actuar siempre con educación, aun en las situaciones más estresantes y difíciles, después de pasar horas de pie, soportar el sol y la lluvia, padecer hambre y sueño, aguantar insultos y ser agredido al realizar una redada, enfrentar una pandilla, detener un delincuente, un decomiso de drogas, disolver un tranque en la carretera.
Es digno de reconocimiento y encomio que un policía, hombre o mujer, tenga el temple moral de actuar siempre con ponderación, guardando compostura, aun en esas situaciones críticas.
Justo es reconocer además, que la conducta del ciudadano hacia el policía, es un factor que incide en la cortesía policial. Una respuesta cordial al policía, una conducta de respeto a su autoridad, hace reaccionar también con amabilidad al policía. Cortesía policial y cortesía ciudadana, constituyen un binomio interrelacionado. La cortesía policial estimula la cortesía del ciudadano, a la vez, la cortesía del ciudadano, alienta los buenos modales del policía.
Tan importante es por eso educar
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