Cosas.

Anna despertó con una gran sonrisa como todas las mañanas, puso un poco de música e hizo sus quehaceres. Era una mañana fría y tranquila, la gente salía de sus casas sin olvidar su chamarra y su delicioso café. Anna al terminar sus deberes no podía dejar pasar la rica mañana que afuera había, tomó su chaqueta y la bufanda que la abuela le había regalado en navidad y salió a dar un paseo.

Al pasar por el parque más cercano del barrio Anna se percató de alguien, era un chico alto, cabello castaño y ojos cafés, guapo para el gusto de Anna, Pero tenia un pequeño y raro defecto, este a veces la miraba como un psicópata y Anna se atemorizo un poco. Éste después de mirarla le sonrió y Anna no hizo mas que sonrojarse y seguir su camino. Al seguir caminando este chico comenzaba a seguirla hasta el restaurante cerca del parque, Anna entro primero y después el chico. Anna sentía un poco de vergüenza y mejor salió corriendo del lugar, hasta llegar a su casa.

Días después Anna volvió a encontrarse con el chico y esta vez se conocieron, y en unas semanas ya eran amigos, el chico llamado Luis le dejaba notas debajo de la puerta de la casa de Anna, la invitaba a desayunar todas las mañanas, pero algo que le extrañó a Anna es que donde decía vivir el chico, el lugar parecía sucio y viejo, y solo lo veía en las mañanas, los fines de semana no sabia de él, ni por las tardes, mucho menos en las noches, el chico también tenia repentinos cambios de humor y parecía extraño.

Una mañana, Anna extrañada pues Luis no había ido a verla pensó en ir a buscarlo estaba a punto de salir cuando debajo de su puerta había una nota que decía: sé que no vine a verte, disculpa pero fui a hacer unos mandados, pero búscame en esta dirección: Calle Miguel Ángel de Quevedo #538 y si ahí no estoy, seguramente me encontraras aquí; avenida paseo de las garzas #1728.

Anna sin pensarlo fue a esos lugares, pero para su sorpresa la primera dirección daba en un cementerio viejo, Anna entro y en la oficina preguntó por Luis, no supieron darle información.

Quizá Luis escribió mal la dirección, pensó Anna.

Después de no haberlo encontrado en ese lugar, decidió ir a la segunda dirección, esta daba en su casa, sola, sucia y deshabitada, Anna se desesperó y esperó afuera por mucho tiempo. Mas tarde, cansada, enojada y preocupada sin saber de él, regresó a su casa, Luis debió jugarle una broma y esta se encontraba enojada.

Al día siguiente ya decidida fue a buscarlo en la que era su casa, decidió entrar pero un vigilante la encontró preguntándole el motivo de la visita y de entrar tan desesperadamente, Anna le conto toda la historia todo sobre el chico y el vigilante se echo a reír, diciéndole que con quien había convivido era con el fantasma de un chico que murió hace mas de mil años. Anna no supo que decir, mejor se quedó callada. El vigilante

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