Costo-efectividad de las escuelas públicas versus las escuelas privadas
Alan JPBiografía15 de Diciembre de 2021
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Costo-efectividad de las escuelas públicas versus las escuelas privadas
La literatura muestra que, a nivel de las escuelas primarias y secundarias, los alumnos de las escuelas privadas de las Américas casi invariablemente exhiben un mejor rendimiento que los alumnos de las escuelas públicas en las pruebas estandarizadas y otras medidas de eficacia tales como la retención escolar. (La excepción son los alumnos de unas pocas escuelas privadas de áreas rurales o marginales administradas por comunidades o empresarios, en las cuales el gobierno está ausente.) Estas diferencias disminuyen significativamente (a pesar de que no desaparecen) después de controlar el nivel socioeconómico de los alumnos de las escuelas privadas. Las diferencias se reducen aún más cuando se incluyen otros factores, tales como las características físicas de las escuelas (por ejemplo, laboratorios, bibliotecas) y medidas más sutiles de antecedentes familia res (por ejemplo, el valor asignado por los padres a la educación). Finalmente, elementos de gestión tales como la autonomía, la visión y el liderazgo del director de la escuela parecen ser bastante importantes como determinantes del aprendizaje y, en gran medida, parecen ser una característica que define a muchas escuelas privadas. Sin embargo, estas características no pertenecen necesaria y exclusivamente al dominio de las escuelas privadas; pueden encontrarse ejemplos de características de gestión similares y alumnos que exhiben altos puntajes en las escuelas públicas.
La mayoría de las instituciones privadas parecen ser capaces de mantener gastos generales y costos administrativos inferiores a los de las instituciones públicas y, por lo tanto, tienen menores costos unitarios, aun manteniendo constantes los coeficientes de alumnos por curso. Si sus resultados son iguales o posiblemente mejores que los de las instituciones públicas, generalmente (aunque no siempre) pueden considerarse, algo más efectivas en sus costos que las instituciones públicas. Sin embargo, incluso esta ventaja puede cambiar si se consideran las diferencias en la combinación de servicios y los objetivos de las escuelas públicas versus las escuelas privadas. Si las escuelas privadas tuvieran que cumplir algunos de los objetivos sociales obligatorios de las escuelas públicas, tales como la educación de los alumnos discapacitados o problemáticos, sus costos administrativos podrían aumentar. Además, esta ventaja podría cambiar si las escuelas públicas fueran liberadas de una diversidad de restricciones burocráticas.
Los estudios del aprendizaje en la educación superior muestran resulta dos algo diferentes, ya que tanto las instituciones públicas como privadas pueden encontrarse en ambos extremos del espectro de calidad. Una prueba de rendimiento estandarizada administrada recientemente en Brasil mostró amplias diferencias entre los alumnos de las instituciones de educación superior tanto públicas como privadas, pero la mayoría de las mejores instituciones (que obtuvieron puntajes dentro del 12% superior) eran públicas. Asimismo, las
instituciones de educación superior privadas en general tienen menores gas tos generales y costos administrativos (y menores costos unitarios) que las instituciones públicas. En Brasil y Venezuela, los costos unitarios de las instituciones públicas pueden ser hasta cinco veces más altos que los costos de las instituciones privadas (Castro y Navarro, 1999). Por lo tanto, considerando que los objetivos de las instituciones públicas y privadas son similares, puede afirmarse con certeza que las instituciones de educación superior privadas son, en cierta medida, algo más efectivas en sus costos que las instituciones públicas.
Sin embargo, menores logros de costo-efectividad no constituyen un argumento en favor del abandono de la provisión de servicios de educación pública. En primer lugar, las instituciones públicas seguirán estando más estrechamente orientadas a objetivos sociales y bienes públicos esenciales, en tanto que las instituciones privadas continuarán sirviendo predominantemente las necesidades privadas. Más aun, la ventaja de las instituciones privadas en términos de costos disminuye a medida que aumenta el porcentaje de financiamiento público, especialmente en el caso de las instituciones que no son administradas por grupos con fines benéficos u organizaciones confesionales (McEwan y Carnoy, 2000). La mejor política pública consiste en estimular a sus instituciones para orientarse más al mercado, incrementando su costo-efectividad y otorgar incentivos para que las instituciones privadas aumenten su función de servicio al bien público.
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