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¿Cómo se leecríticamente un texto académico o científico? (Guía práctica para abordar la bibliografía)


Enviado por   •  17 de Abril de 2021  •  Trabajos  •  1.665 Palabras (7 Páginas)  •  90 Visitas

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¿Cómo se leecríticamente un texto académico o científico?

(Guía práctica para abordar la bibliografía)                

por Juan Mayol

        La gran dificultad en la Universidad con los textos científicos es que estos son completamente diferentes a los que leíamos en la primaria y la secundaria. En estas instancias iniciáticas de nuestra trayectoria escolar los manuales parecían estar escritos por una persona que nos hablaba a nosotres, lectores, y nos decía cómo era el mundo. En este sentido se trataba de un discurso monológico: alguien dice algo a alguien. Se presume entonces, de la Biblia en adelante, que lo que dice es verdad; no se le piden pruebas concretas y argumentos. Hay una autoridad enunciativa plena en ese tipo de textos que podemos llamar explicativos o informativos. Y que se alinean míticamente con un discurso de autoridad amada (los progenitores) que no supone malicia sino cuidado.

        El principal problema que conlleva la lectura y comprensiónde textos en la Universidad es que muy pocos textos son así. La mayoría no tienen una enunciación plena, sino que el autor/a del trabajo utiliza las palabras de otros en un sentido arbitrario o personal, como herramienta o pertrecho para ganar una contienda académica o científica: dar respuesta a un problema con una explicación que es “mejor” que la de sus oponentes, tiene más evidencias, es más ecológica, más económica o en el peor de los casos, está en línea con el movimiento general, con la moda, con lo que la gente quiere pensar.

Una característicadistintiva de este formato de comunicación es que el autor/a no nos habla a nosotros sino que le habla a un lector/a que se encuentra dentro de una comunidad de lectores muy específica. En nuestro caso, por ejemplo, es el territorio que se demarca si solapamos parte del campo educativo, el psicológico y el artístico. El autor/a da por hecho que por pertenecer a ese campo disciplinar nosotros ya conocemos a los autores a los cuales hace referencia y no podríamos no haberlos leído si somos participantes plenos de esa comunidad.

Además de ello, el autor/a no presenta unos dichos sobre algo del tipo “las cosas son así porque yo lo digo” sino que, lo diga o no, su discurso se orienta directamente respecto de un problema de nuestro campo específico que puede ser teórico, práctico o ambos. Por ejemplo: ¿Cómo se desarrolla la capacidad artístico estética? Este problema no tiene solo una respuesta, porque si la tuviera dejaría de serlo en ese mismo  momento. Por lo tanto el autor/a, la enunciación en este tipo de comunicación, presenta un discurso respecto de un problema e intentará convencernos de algo al respecto, porque como todo discurso, tiene por objeto convencer al otro a través de algo por alguna razón. Por ejemplo en el texto de Watson “¿Qué es el conductismo?”, el problema para Watson es explicar la causa de la conducta.

Respecto de un problema cada autor/a presenta plena, parcial, oculta, desfiguradamente o no, un estado de la situación (o del arte) de ese problema, presumiblemente aún irresuelto o con soluciones complicadas, económicamente inconveniente o moralmente inadecuadas. Esta presentación de la problemática supone explicitar la controversia existente respecto de ella, la discusión entre las diferentes posiciones o hipótesis en el campo disciplinar, que pugnan por la hegemonía de la explicación válida o conveniente en algún aspecto de ese problema. A este tipo de discurso podemos llamarlo polifónico o dialógico: un número de voces hablan a otras voces acerca de algo, muchas veces “ventrilocuando” otras voces del pasado. A partir de aquí hay variantes: algunas presentan objetivamente todas las posiciones, presentando las ventajas y desventajas de cada posición que se reconducen principalmente a sus argumentos. Otras “esconden” algunas posiciones o argumentos que podrían ir en desmedro de lo que ellos quieren proponer. Pero en todos los casos el estado de la cuestión se presenta como un “todos contra todos” o bien hay “bandos”: los constructivistas, los innatistas, los conductistas, etc. En el caso de Watson es claro que su posición frente al problema es la hipótesis que plantea: hay una relación sujeta a leyes universales entre los estímulos y las respuestas como causa de la conducta. Y con ésta intenta refutar a la psicología de la conciencia y al psicoanálisis cuyas posiciones son “mentalistas” o proponen la causa de la conducta en el “interior” del sujeto.

Dependiendo de la comunidad de prácticas específicas, las posiciones o hipótesis tienen asidero en los argumentos que son su base racional o empírica. Por ejemplo, en las ciencias más duras, el experimento y la demostración son los únicos argumentos válidos. Los argumentos son las razones o justificación que cierto autor/a esgrime para convencernos dentro de esa comunidad específica que tiene razón, que su hipótesis o posición frente al problema es el mejor, sigue el principio económico de la parsimonia, es más eficaz, moralmente conveniente, etc. En el caso de Watson el argumento principal ha sido la filmación del caso del pequeño Albert, por el cual Watson nos “prueba” que su hipótesis es correcta y además la consolida en la medida que es replicable. Pero además de este argumento empírico-y de algún modo irrefutable- presenta otros argumentos acompañantes más teóricos o metodológicos, como por ejemplo, que no se puede tener una ciencia psicológica que no sea objetiva a partir de un inobservable como la conciencia: “No se puede meter la conciencia en un tubo de ensayo”. Según Watson la psicología debe desprenderse de la filosofía, la religión o las posturas irracionales para conformarse como una ciencia “hecha y derecha”, como el positivismo de moda en esa época parecía ameritar.

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