DE LA ETICA DEL CONSUMO

DE LA ÉTICA DEL TRABAJO A LA ESTÉTICA DEL CONSUMO

RESUMEN (Pg. 43 – 53)

Somos una sociedad consumista. Nos apropiamos de las cosas que están destinadas a ser consumidas pagando por ellas para que sean partes de nosotros mismos. La forma como en la sociedad está planteada nos rige y toma nuestras necesidades para que precisamente cumplamos con nuestro deber de consumistas.

Antes de estar en la sociedad consumista éramos una sociedad de productores, pero debido a las condiciones impuestas de identidad social y las diversas situaciones que se dieron con la llegada de la nueva tecnología y el trabajo monótono y rutinario hicieron que la satisfacción de necesidades se viera ligado a los deseos, tentaciones y compulsiones, es decir que nos sintiéramos plenos con la oferta que encontramos en el mercado.

Se cree que el crecimiento económico depende de una sociedad consumista no de su fuerza productiva si no de la vehemencia y energía con la que cuente el consumidor. El trabajo aparece como la principal herramienta para la construcción del destino determinado por la capacidad laboral, el lugar y el proyecto a elaborar. Hoy en día lo empleos suelen ser por contratos temporales y en horarios parciales y no se garantiza la permanencia como se veía en otras épocas, lo que se busca ahora es la flexibilidad. Pero no podemos garantizar que este sea nuestro futuro ya que este cada día nos depara cosas nuevas, nuevos retos y sorpresas que hacen que pensemos en nuestro futuro pero que no podamos deducir completamente que será lo que se viene.

A medida que pasa el tiempo se crean nuevas modas culturales que innovan pero que después de un tiempo ya se vuelven viejas y aburridas, la respuesta está en la volatilidad, ingenio y creatividad que estas tengan para permanecer o no en el mercado. Tal vez por esto se crean reglas y normas que imponen derechos u obligaciones que hacen que una sociedad se rijan por ellas, pero que a su vez estas mismas sean rechazadas por restringir el derecho al libre albedrio y es el espíritu del consumidor el que se opone ya que le molesta cualquier restricción que vaya en contra de su libertad y que perjudique su derecho a elegir.

En estos casos importa más el medio no el fin y no el fin justifica los medios como decía Maquiavelo. Pero lo importante aquí es satisfacer al consumidor ampliándole sus opciones en el mercado sin que signifique que sea más consumo ya que no es consumir como loco si no tener varias opciones que satisfagan realmente mis necesidades como consumidor.

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