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DON BOSCO Y LOS ARZOBISPOS DE TURÍN (1840-1888)


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2018  •  Informes  •  20.111 Palabras (81 Páginas)  •  294 Visitas

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Tercera unidad:

DON BOSCO Y LOS ARZOBISPOS DE TURÍN (1840-1888)

  1. NOTA PREVIA
  1. Relación de este tema con los de la aprobación de la Sociedad Salesiana, de sus Constituciones y de sus Privilegios.

Los temas anteriores que trataban sobre la aprobación de la Sociedad salesiana, sus Constituciones y sus Privilegios, nos lleva a interrogarnos sobre cuáles fueron las relaciones del sacerdote turinés, fundador de un Instituto religioso, con los Ordinarios de su Arquidiócesis.

Los obispos con quienes, y a través de los cuales, tuvo que hacer los trámites jurídicos pertinentes. Esto es, con Monseñor Luis Fransoni, Alejandro Riccardi di Netro, Lorenzo Gastaldi y Cayetano Alimonda.

Fue Monseñor Luis Fransoni quien, el 13 de marzo de 1852, estando ya en el exilio de Lyon, Francia, nombró a Don Bosco “Director General Espiritual del Oratorio de San Francisco de Sales”. O sea, la persona bajo cuya directa responsabilidad, y en nombre del Ordinario, debían funcionar unidos y dependientes los oratorios de San Francisco de Sales, de San Luis Gonzaga y del Ángel Custodio[1]

Con él así mismo inició Don Bosco en 1860 las diligencias para la aprobación de su sociedad religiosa, pero correspondió al Vicario Capitular, José Zapata, el 11 de febrero de 1864, por muerte del arzobispo, expedir la Carta de recomendación a la Santa Sede para introducir en Roma el proceso de aprobación de las mismas.

Efectivamente ya el 23 de julio de ese mismo año, se expidió en Roma el Decretum Laudis de la Congregación. Bajo los episcopados de Monseñor Riccardi di Netro y Lorenzo Gastaldi, y no obstante las dificultades interpuestas por estos dos arzobispos, obtuvo Don Bosco la aprobación pontificia de la Sociedad de San Francisco de Sales el 1° de marzo de 1869, y la de las Constituciones el 3 de abril de 1874, respectivamente. Siendo arzobispo Monseñor Cayetano Alimonda, y gracias también a su solícita mediación, Don Bosco obtuvo los “Privilegios” el 13 de junio de 1884.

2. SÍNTESIS DE LAS RELACIONES DEL SACERDOTE JUAN BOSCO CON SUS ARZOBISPOS.

2.1. MONSEÑOR LUIS FRANSONI (1832-1862)

Reseña biográfica.

  1. Síntesis de su vida.

Nace, de una noble familia genovesa, el 29 de marzo de 1789.  Muere en Lyon, después de 12 años de destierro, el 26 de marzo de 1862, a 73 años. Sus padres fueron Domingo y Bettina Carrega. Adolescente tuvo que desplazarse entre Florencia, Roma y Nápoles con su familia, víctima de la persecución napoleónica contra la aristocracia.  Tal vez como fruto de este acontecimiento que desestabilizó su psicología y su situación social, guardará una aversión instintiva a todo intento de cambio político-cultural y religioso. Fue ordenado sacerdote el 19 de agosto de 1814; y nombrado obispo de Fossano el 19 de agosto de 1821, a 32 años; luego, trasladado a Turín el 1° de abril de 1832. Su proverbial intransigencia le hizo perder la confianza del clero arquidiocesano, sobre el cual el arzobispo muchas veces se pronunció en forma negativa, acusándolo de escasa firmeza en sus compromisos pastorales y su tendencia a contemporizar en una época de muchas ambigüedades tanto en el ámbito de la vida cristiana como en el de las relaciones políticas entre Iglesia y Estado. También, por esto mismo, el episcopado subalpino mantenía una cierta distancia prudencial del arzobispo. Y, de hecho, fueron sus actitudes intransigentes las que le impidieron entrar en un diálogo abierto con el gobierno nacido de la revolución liberal del 1848. También fueron fatales su oposición en el campo pedagógico en lo referente a la introducción de la Escuela de Método (o Normal Superior de entonces), confiada por el gobierno de Carlos Alberto al sacerdote Ferrante Aporti, eminente educador, del cual desconfiaba el arzobispo por sus ideas avanzadas; y el cierre del Seminario de Turín, por temor a la politización del clero. Desde entonces su actitud beligerante contra las leyes del Estado laico y el haber exigido, sin atenuación ninguna, retractación al ministro Pedro De Rossi di Santarosa, antes de la administración de los últimos sacramentos, lo llevaron a su exilio voluntario en Ginebra (1849), a la detención policíaca en la Cittadella y a la expulsión del reino, conminada e1 27 de septiembre de 1850, que lo llevó a Lyon en donde murió doce años después lejos de su sede episcopal. A su muerte fue elegido vicario capitular el canónigo José Zappata.

Fue notable en su acción pastoral la visita a las 350 parroquias de la diócesis (1837-1847). Reorganizó las parroquias turinesas existentes y creó las de la Anunciación, La Gran Madr de Dios, Santa Margarita y la de Nuestra Señor del Campo.

El crecimiento urbanístico exigió luego, fundar en zonas urbanas las de San Máximo en Borgo Nuovo, San Pedro y Pablo en Borgo San Salvario, la Inmaculada en Borgo San Donato.

Monseñor Fransoni favoreció de especial maneras las obras del Cottolengo y de Don Bosco y el Convitto Ecclesiastico, que por carácter popular y eminentemente pastoral, tocaban más íntimamente la sensibilidad espiritual del Arzobispo. Bajo su arzobispado, el 31 de agosto de 1834, fue beatificado el filipense Sebastián Valfré.

3. Características de las recíprocas relaciones mantenidas entre el Arzobispo Fransoni y el sacerdote Juan Bosco entre 1835 y 1862. El “padre, el sostén y el amigo de Don Bosco”.

Los documentos existentes, sobre todo el Epistolario del arzobispo, confirman que las recíprocas relaciones entre él y Don Bosco fueron excelentes[2]. Estas relaciones cubren los años de la vida de Don Bosco que van desde su época del Seminario (1835-1841), hasta los de sus densas y creativas actividades oratorianas germinales en medio de sus muchachos (1841-1863)[3]; años en los que también publica algunos de los más logrados y significativos de sus escritos[4].

Aunque el estilo de trato del arzobispo era serio y reservado, sin embargo rompía sus posturas convencionales ante las necesidades del prójimo y el sufrimiento de las clases más necesitadas de la sociedad. Era una de las razones que lo acercaban empáticamente a Don Bosco. Juan Bautista Lemoyne, con su lenguaje más emotivo que cerebral, dice que Mons. Fransoni fue “el padre, el sostén y el amigo de confianza que el Señor envió a Don Bosco al comienzo de sus obras maravillosas”. Que parecía “hecho el uno para el otro”. Que “el campesino de I Becchi empatizaba” en su sensibilidad por los pobres “con el noble señor genovés”[5].

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