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DON QUIJOTE DE LA MANCHA, PORTADOR DE VOZ Y LUZ DE LA SOMBRA FEMENINA


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2014  •  2.985 Palabras (12 Páginas)  •  361 Visitas

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Antes de empezar a conversar con la obra es necesario evocar los pasos muertos para entender aquellos que ansiosos esperaban vivir bajo las tinieblas de la mente; esos mismos, los cuales con el tiempo verían la luz para nunca más apagar su llama; todo lo contrario, como el fuego buscaron extinguirse sobre el horizonte literario hasta apoderarse de un lugar que nunca se dio, pero debió desde un principio reconocerse. El papel de la mujer en la literatura ha representado desde antaño una de las variables más investigadas e interpretadas por los estudiosos, éstos, interesados en saber cómo surgieron cambios a través de los siglos en cuanto a las obras y las visiones de mundo que habitan en ellas, han propuesto un mar de hipótesis, algunas en las cuales se puede dilucidar una esquiva y tímida presencia femenina como papel central de las excelsas obras de la historia.

Desde los griegos vemos la figura femenina representada a grandes rasgos como sujetos totalmente dependientes de un destino que según las mitologías eran decididos por parte de los Dioses del Olimpo, en su mayoría, ellas hacían parte de un rompecabezas del cual muchos autores no podían prescindir, e incluso, se llegó a usar la mujer como la precursora de nefastos desenlaces históricos, como lo podemos ver, por ejemplo: en la obra del poeta Homero “La Ilíada” donde se cuenta la famosa Guerra de Troya, donde la figura de Helena de Esparta es usada como pretexto a tan memorable episodio bélico y de poder de la historia. O si lo queremos ver desde otra perspectiva encontramos también que “El Mito De Pandora” nos cuenta como los dioses crean una mujer para castigar los hombres y ser responsable de todas las consecuencias negativas que se pudieran generar luego de sus actos, dejando una vez más en esta etapa histórica de la literatura como un ser simbólico y representativo como portador de maleficios a la humanidad.

Ahora bien, el paso de lo clásico a lo medieval fue un proceso en el cual la mujer no salió tampoco muy bien librada de las represiones masculinas y la sociedad en general. Un ejemplo determinante lo podemos encontrar desde las primeras Eddas nórdicas donde se lograba establecer una clara distinción de los géneros en cuanto a sus participaciones individuales y libertarias como sujeto. En la historia de Beowulf se evidencia como se comienza a desvalorizar la mujer como persona, puesto que a los guerreros sobresalientes en las batallas se les asignaban las mujeres como gratificación a sus despeñemos bélicos. Incluso el hombre de alto nivel como el rey pierde su dignidad afectiva entregando una de sus cosas más preciadas, su esposa.

Entonces este proceder colectivo y desde mucho atrás, es que se comienza a gestar en la sociedad una patología machista donde la mujer no solo representa una cosa u objeto, sino también una representación de ser inferior. Más adelante, y bajo este mismo cielo histórico, la mujer en los registros se convirtió en una pieza de exhibición, un maniquí de las cortes y sus reyes. Respecto a esto Michel Foucault señala que la perspectiva occidental del hombre como sujeto surge de una ética expresamente masculina, como se ve a continuación:

“Era una ética para hombres; una ética pensada, escrita y enseñada por hombres, y dirigida a hombres – a hombres libres, se entiende. En consecuencia, una ética masculina en la cual las mujeres figuraban sólo como objetos o, cuando más, como compañeras que uno tenía que entrenar, educar y vigilar cuando las tenía bajo su poder, pero de las cuales había que huir cuando se encontraban bajo el poder de algún otro hombre (padre, hermano, tutor)”.

Posterior a estos episodios sociales registrados en la literatura se generó un cambio en la forma de representar el sexo femenino, el cual consistía en mostrarla con un estereotipo de mujer ideal por su estrecha relación y apego a las costumbres y moralismos implantados por la influyente iglesia católica, ésta era un sujeto idealizado y enaltecido por su presencia de valores, disciplina, entrega hacia la familia, y sobre todo su virtud. Esto lo podemos encontrar por ejemplo, en obras como “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, quien el personaje atraviesa un proceso de purificación para llegar a su amada Beatriz quien se encuentra en el cielo acompañada de las máximas representaciones religiosas.

Pero pese a que la mujer estaba en un punto máximo de motivación por la reproducción de caballeros cortesanos, se seguía viendo como atravesaban procesos de sumisión ante los valores sociales y religiosos de la iglesia. Las mujeres siempre están en las mismas situaciones; una doncella esperando o despidiendo a su caballero en un castillo, o una doncella menesterosa, débil, que necesita ayuda. Siempre en los libros de caballerías de esta época el hombre tiene que ayudar a la mujer cuando ella está en peligro. El vendrá para salvar a la indefensa mujer de esa situación de riesgo. En estas obras, se muestra que la mujer por cualquier razón, no puede ayudarse a sí misma: por tanto aquí la mujer tiene que depender del hombre y eso la hacía débil y atomizada.

Atravesando esta época y con un proceso de consolidación más individual del sujeto, cuando se hace el paso del teocentrismo al Antropocentrismo podemos encontrar quizá muestras más esperadas para el concilio entre los géneros dentro de la literatura. Y eso es precisamente lo que es necesario investigar con mayor detenimiento en la obra. Sin embargo, y luego de hacer un breve recorrido por la época que la antecedió, es pertinente centrar atención en el papel de la mujer en lo que corresponde a la primera parte de la obra, que sería para este caso, del primer al sexto capítulo. El objetivo es que a partir de este análisis se pueda identificar si pese a todo el recorrido histórico se llega a realizar un cambio sustancial de la mujer en la obra de Cervantes.

En el capítulo I la obra nos presenta un hombre único, un personaje que representa las características físicas y psicológicas totalmente desligadas a lo que debiera ser una historia, y más de esa época. Ese mismo hombre, el cual a través de su extraña forma de pensar, logra crear en su pensamiento la mujer ideal, aquella que en la obra existe porque el personaje del Quijote le da vida, a partir de un ensueño forjado a través de las lecturas de novelas de caballería. La primera referencia que nos hace este personaje al género femenino lo vemos cuando él en su intento de armarse como caballero piensa que dentro de sus prioridades debe tener una dama a quien tomar como motivo para la aventura y dedicarle sus logros, explicación que da mediante la siguiente afirmación en un fragmento “Se dio a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores,

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