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De qué depende ese complicado y sufrido mecanismo que denominamos apetito?


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  1.276 Palabras (6 Páginas)  •  164 Visitas

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Vivir para comer o ... COMER PARA VIVIR? 

  De qué depende ese complicado y sufrido mecanismo que denominamos apetito?

  Se supone que el apetito tendría que ser el equivalente de la sed: la sensación de sed sirve para recordarnos que necesitamos el líquido para hidratar las células (ver Manzanas No.  ); cuando tenemos hambre, es para recordar que debemos comer las comidas apropiadas en la cantidad apropiada. Sin embargo esto no siempre es tal como debería ser.

  Así como hay personas que tienen una adicción a determinadas bebidas: adictos al alcohol, adictos a las gaseosas, al café, al mate, etc.; en el caso de la comida hay muchos factores que desequilibran esta sensación de apetito y crean adicciones a determinados alimentos o sabores.

  Comer mucho o poco, o comer cosas que no alimentan y por el contrario desequilibran nuestro organismo, acentuando y agravando los síntomas de diversas enfermedades son los riesgos de la alimentación actual. Si podemos corregir el balance nutricional, utilizaremos el apetito para aquello que debe ser usado: como un aliado valioso para nuestra salud y sobrevivencia.

  Muchos factores pueden alterar nuestra percepción de apetito:

genéticos: en algunos casos la cantidad de células adiposas (donde se depositan los glóbulos grasos) ya están predeterminadas por la herencia: si hay antecedentes de obesidad o de diabetes en la familia, quizás será más difícil reducir la masa corporal;

edad: es más fácil el descenso de peso, y sobre todo la educación del apetito, en los niños que en los adultos; además, es en la infancia donde se forman las células adiposas que perdurarán en el cuerpo del adulto;

costumbres: el pan con la comida, comer un postre o “algo dulce” al finalizar; comer delante del televisor, devorar en vez de masticar;

estados de ánimo: en general, una persona que tiende a deprimirse tienen deseo de dulce; la ansiedad también puede contribuir ya que se come más rápido y no aparece la sensación de saciedad.

Otros elementos que pueden contribuir al desequilibrio nutricional son las deficiencias de vitaminas o minerales como las provocadas por la ingesta exclusiva de glúcidos refinados; las alteraciones hormonales en períodos como la menopausia; la temperatura: cuando hace frío tenemos más apetito;  la disminución de las enzimas digestivas, las enfermedades como la diabetes, la infección con cándidas, etc.

FACTORES QUE INFLUENCIAN EL APETITO 

Genéticos

Tiempo frío

Ejercicio excesivo

Deficiencias nutricionales

Alergias

Dislipidemias

Hiper e hipoglucemia

Depresión y aburrimiento

 SEGÚN QUE ALIMENTACIÓN ELIJAMOS OBTENDREMOS: 

Poca salud                                           Buena salud

Obesidad                                             Más energía

Enfermedades cardíacas                     Mejor y más larga vida

Diabetes

 SABORES:
Los alimentos ricos en fitoquímicos vegetales, sustancias que aportan vitaminas, minerales, factores antioxidantes, para defender nuestra salud, tienen en general, un sabor amargo, como el ajo y el bróccoli, que muchas veces los hacen desagradables a nuestro gusto, quizás “mal educado” por la vida y la alimentación civilizada.

La lengua tiene receptores para los distintos sabores: dulce, salado, ácido, amargo: estos sabores también pueden ser educados desde la infancia o aún cuando somos adultos; se sabe que, si en el momento del destete los niños  son alimentados con frutas dulces, en vez de vegetales, se inclinarán a buscar ese sabor cuando sean adultos.

Cuando crecemos buscamos los sabores dulces, rechazamos los sabores ácidos y amargos y somos neutrales con los sabores salados: sin embargo, nuestros ancestros incorporaban el sabor dulce a través de las frutas y la miel mientras nosotros lo hacemos a través del azúcar refinado, de sabor muchísimo más dulce, y rico en calorías “vacías” sin minerales, vitaminas ni fibras. Este estilo de alimentación predispone al organismo a la obesidad y favorece el desarrollo de enfermedades como la diabetes, el cáncer de colon y de mama, hipertensión y enfermedades cardíacas.

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