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Deontologia


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  3.072 Palabras (13 Páginas)  •  286 Visitas

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Definición de valor

En este módulo se revisará la definición y concepto de valor, así como el objetivismo y subjetivismo axiológico.

Los diccionarios nos señalan que “valor”, es una palabra polisémica, es decir, que tiene una diversidad de significados, sin embargo, el que nos atañe revisar para esta asignatura es el que esta revestido de lo ético. La noción del valor ha ido variando a través del tiempo, y las ciencias intervinieron para darle un significado diferente a la palabra valor. Según Herrera (1990), estas son algunas de las nociones más sobresalientes:

1.- El término “valor” fue primero utilizado por la economía política que estudia el valor de uso y de cambio de las cosas.

2.- La filosofía hablo de “valores” sólo ocasionalmente, Lotze hizo del valor un contenido fundamental del filosofar.

3.- El pensamiento filosófico se había ocupado siempre del “valor” bajo el titulo del “bien” y “bondad”.

4.- La filosofía moderna de los valores, predominantemente, Max Sheler distingue nítidamente entre el valor y el bien.

Risieri (1968), señala que en el estudio de los valores hay que establecer primeramente que “los valores constituyen un tema nuevo en la filosofía: la disciplina que los estudia es denominada Axiología, que ensaya sus primeros pasos en la segunda mitad del siglo XIX.

Respecto a la definición de valor, Risieri (1968), destaca que existen tres posturas básicas, por un lado algunos opinan que equivale a lo que nos agrada, otros lo identifican con lo deseado y finalmente los últimos; opinan que es el objeto de nuestro interés. El agrado, deseo e interés, son estados psicológicos; el valor, para estos filósofos, se reduce a meras vivencias.

En este sentido, cabe señalar que estas posturas dan lugar a una confusión basada en el hecho de que los valores no existen por sí mismos, sino, que descansan en un depositario o sostén que, por lo general, es de orden corporal. Así, la belleza, por ejemplo, no existe por sí sola flotando en el aire, sino que está incorporada a algún objeto físico: una tela, una piedra, un cuerpo humano, etc. Para evitar dicha confusión resulta imprescindible distinguir, entre la acepción de valores y la de bienes.

Risieri destaca que los bienes equivalen a las cosas valiosas, esto es, a las cosas más el valor que se le ha incorporado. Por ejemplo, un trozo de mármol es una mera cosa; la mano del escultor le agrega belleza al quitarle todo lo que le sobra, según la irónica imagen de un escultor, y el mármol – cosa se transformará en una estatua, en un bien. La estatua continúa conservando todas las características del mármol común: su peso, su constitución química, su dureza, etc., sin embargo, se le ha agregado algo, que la ha convertido en estatua: lo que se le ha agregado es un valor estético.

“Los valores no son ni cosas, ni vivencias, ni esencias: son valores. Los valores se presentan como meras cualidades de esos depositarios: belleza de un cuadro, elegancia de un vestido, utilidad de una herramienta, veremos, sin embargo, que la cualidad valorativa es distinta de las otras cualidades”.(Risieri, 1968)

Risieri destaca que el valor no confiere ni agrega ser, pues la piedra existía plenamente antes de ser tallada, antes de que se transformara en un bien. Aquellas cualidades fundamentales, sin las cuales los objetos no podrían existir, son llamadas “cualidades primarias”. Junto a ellas están las “cualidades secundarias” o cualidades sensibles, como el color, el sabor, el olor, etc., -que pueden distinguirse de las “primarias” debido a su mayor o menor subjetividad, pero que se asemejan a aquéllas, pues forman parte del ser del objeto.

En este sentido Morató cita a Meinong quien sostiene que: “la valoración es un hecho meramente psíquico y subjetivo, y que el valor depende del agrado, opinión a la que se opone Ehrenfels al señalar que el fundamento del valor es el deseo, y no el agrado, puesto que también son valiosas cosas que no existen (el bien perfecto).”

Sea el color una impresión subjetiva o esté con el objeto, es evidente que no puede haber un hierro, una tela o un mármol que no tenga color.

Risieri (1968), refiere que Samuel Alexander llamo: “Cualidades terciarias” a los valores, a fin de distinguirlos de las otras dos clases de cualidades. Destaca que la denominación no es adecuada porque los valores no constituyen una tercera especie de cualidades, sino, a una clase nueva de acuerdo a un novedoso criterio de división. Los valores no son cosas ni elementos de cosas, sino propiedades, cualidades sui generis que poseen ciertos objetos llamados bienes. Tales teorías resbalaron del adjetivo y sustantivo, y al sustantivar al valor cayeron en especulaciones sin sentido y en la imposibilidad de descubrir su carácter peculiar.

El hombre individualmente, tanto como las comunidades y grupos culturales concretos, se manejan con alguna tabla. Es cierto que tales tablas no son fijas sino fluctúales, y no siempre coherentes; pero es indudable que nuestro comportamiento frente al prójimo, sus actos, las creaciones estéticas, etcétera, son juzgados y preferidos de acuerdo con una tabla de valores. Someter a un examen crítico esas tablas de valores que oscuramente influyen en nuestra conducta y nuestras preferencias, es tarea irrenunciable de todo hombre culto. (Risieri, 1968).

No será posible, sin embargo, determinar críticamente una tabla de valores, sin examinar previamente la validez de los criterios que pueden utilizarse para descubrirla.

No es posible hablar de un desacuerdo, sobre la conducta de una persona, la elegancia de una mujer, la justicia de una sentencia o el agrado de una comida, que no suponga la reapertura de la problemática sobre los valores. Las más complicadas cuestiones axiológicas se debaten a diario en la calle, en el parlamento, en el café y en las casas más humildes, o bien, con una actitud y en un lenguaje poco filosófico.

Por ejemplo, cuando dos personas no están de acuerdo al valorar una comida o bebida como agradable o sabrosa y fracasan en el intento de convencerse mutuamente, la discusión termina, por lo general, con la afirmación de uno o de ambos interlocutores, de que a él le gusta o no le gusta, y nadie podrá convencerle de lo contrario.

El Concepto de valor

Herrera y Ramírez (1990), mencionan que la ética de los valores es aquella corriente del pensamiento ético que se ocupa exclusivamente del fenómeno valorar y ve en el valor el problema

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