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Descripción de danza espectáculo Riverdance irlandés, basado en irlandés estebn de la tradición


Enviado por   •  24 de Enero de 2013  •  Trabajos  •  8.277 Palabras (34 Páginas)  •  556 Visitas

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Se levanta el telón

La Gran Sala del Pueblo en la Plaza Tiananmen de Beijing está acostumbrada a la coreografía. Durante más de cuatro décadas, el vasto auditorio se hizo eco de los bien ensayados discursos de los gobernantes comunistas de China, que exhortaban a sus compatriotas a sacrificios cada vez más grandes en nombre del socialismo. Allí retumbaban también los aplausos al líder, el presidente Mao Tse­tung, el Gran Timonel, cada una de cuyas comparecencias era saludada con atronadoras ovaciones de miles de "parlamentarios" congregados desde todos los confines de China para presenciar el espectáculo.

El auditorio de la Sala del Pueblo puede alojar a más de ocho mil personas sentadas. Sus dimensiones simbolizaban el lugar donde se ponía de manifiesto la unidad de la nación. Constituía la ubicación perfecta para la cultura de masas, como la puesta en escena de la "ópera proletaria" — siempre que ello no interfiriera con su función prominentemente política.

La mayoría de los antiguos usos que se dieron a la Gran Sala han quedado en el olvido. Cuando mucho, constituyen rarezas del pasado, excepto por el gigantesco retrato del presidente Mao, el cual sigue ondeando en una de las esquinas de Tiananmen. La Gran Sala del Pueblo sigue siendo la sede del Congreso Nacional del Pueblo —el parlamento chino— pero su programa de actividades extracurriculares ha cambiado de manera radical.

En el otoño de 2003 se presentó allí el espectáculo de danza irlandés Riverdance, basado en la tradición irlandesa del baile de tap. La música, escrita por el irlandés Bill Whelan, combina la música folclórica tradicio­nal irlandesa, los tambores japoneses, el baile flamenco y ritmos de danza modernos. Dotados de una gran fuerza, los 70 miembros del grupo de danza estuvieron en Beijing en respuesta a una invitación personal hecha por el primer ministro Zhu Rongji durante una visita realizada a la República de Irlanda.

Riverdance comenzó de manera bastante modesta, en un interme­dio en el Festival de la Canción de Eurovisión que se llevó a cabo en Dublín en 1994. La canción ganadora fue olvidada hace tiempo, pero Riverdance continúa fortaleciéndose. Su éxito ha sido global. Se ha presentado en 27 países y se estima que una cuarta parte de la población del planeta ha presenciado el espectáculo por televisión. No obstante los grandiosos éxitos del show en locales como el Madison Square Garden de Nueva York, el Foro Internacional de Tokio y el estadio Wembley de Londres, el éxito en China había sido un sueño acariciado durante años por los organizadores del espectáculo. La Gran Sala del Pueblo fue sólo un alto en medio de una gira por el Lejano Oriente que incluyó 46 representaciones en Malaisia y Hong Kong, así como en China.

La respuesta fue asombrosa (como lo fue también cuando Riverdance estuvo en el Japón); los medios de comunicación chinos le proporciona­ron una cobertura total durante la semana que precedió a la primen representación. No obstante, había nerviosismo entre el elenco y

Organizadores acerca de cómo respondería el público chino a algo tan novedoso y tan diferente. Los chinos están acostumbrados a los especta culos de gran escala, aunque generalmente éstos tienen un propósito ideológico muy distinto y obvio, mientras que Riverdance no plantea este tipo de exigencias a su público.

Los temores fueron infundados. En cada una de las seis representaciones que el grupo ofreció en Beijing se vendieron todos los boletos e incluir dos representaciones matutinas extras.

Además de la gran Sala del Pueblo, el grupo de Riverdance también montó el espectá­culo en un punto determinado en la Gran Muralla china.

Riverdance me llama la atención porque, aun cuando sus raíces

pueden ser profundamente irlandesas, se trata también de un fenómeno internacional. En un principio, sus estrellas fueron los bailarines estadounidenses Michael Flatley y Jeanne Butler. Su principal bailarín en la actualidad, Conor Hayes, es australiano, y ahora el grupo de Riverdance incluye bailarines de los Estados Unidos, España, Rusia y Kazajstán, además de Irlanda. El estilo de Riverdance a tal punto internacional que ha sido denostado por los puristas culturales en Irlanda.

Gran parte del respaldo financiero para Riverdance proviene de los Estados Unidos, pero la experiencia y el entusiasmo generados por este grupo recorren todo el mundo, poniendo de manifiesto lo insignificante que puede ser una frontera nacional. El público que presenció el espectáculo de Riverdance en Beijing reaccionó con un entusiasmo mucho más auténtico que con cualquiera de los lugares comunes que salían de los labios del Gran Timonel.

El simbolismo del espectáculo fue evidente para quienes participa­ban en él. Bill Whelan comentó lo siguiente: "Riverdance es algo tanto político como cultural'''.

La presentación de Riverdance en la Gran Sala del Pueblo constituye una metáfora apropiada para la economía global. Tuvo su origen en el mundo occidental. Sus raíces en Irlanda, país que tiene una de las historias de éxito más dinámicas de la economía global, son significativas. Combina elementos de la cultura irlandesa con características de otras culturas y ambientes, que a su vez están representados por personas de todo el mundo. En sus orígenes, la coreografía fue de un estadounidense, y se representó en el escenario más grande de una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo: China Riverdance no es un hecho aislado, y nadie podría decir que es anodino.

El mundo como un escenario

Entonces, ¿qué conexión tiene el grupo de Riverdance con el trabajo de los ejecutivos? Cualquier ejecutivo de una corporación global — ¿y qué corporación de tamaño decente no es global?— está involucrado en proyectos globales similares. Estos proyectos son complejos, involucran a participantes de todo el mundo, requieren sensibilidad cultural, financiamiento global y a menudo están dirigidos a economías emergentes.

"El mundo entero es un escenario, y todos los hombres y mujeres, simplemente actores."2 Esta frase fue para Shakespeare una metáfora elegante, pero para nosotros no es una metáfora: es una realidad. El mundo es un ruedo colosal para la actividad económica, que ha dejado de estar fragmentado por fronteras u otro mobiliario de escena innecesario. Todos formamos parte de una gigantesca troupe de actores y actrices interde­pendientes. No declamamos las mismas líneas ni representamos obras de un repertorio parecido, pero ninguno de nosotros es completamente independiente.

La economía global, interconectada e interactiva,

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