Desinfeccion Quimica
desiremarian11 de Mayo de 2014
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Desinfección y preparación química
La irrigación es el procedimiento de limpieza radicular que ha creado una gran controversia para el profesional en cual pueda ser el mejor método, esto teniendo en cuenta siempre los medios diagnósticos para ver la conformidad anatómica del conducto.
La irrigación debemos realizarla en tres momentos: Antes para localizar y permeabilizar los conductos, durante la instrumentación y después al terminar la preparación biomecánica.
La irrigación siempre debe preceder al sondaje y a la determinación de la longitud de trabajo. Al irrigar se expelen los materiales fragmentarios, necróticos y contaminados antes de que, inadvertidamente, puedan profundizar en el canal y en los tejidos apicales. Es importante usar un irrigante químicamente activo. El hipoclorito de sodio para irrigar produce:
1.Desbridamiento tosco
2.Lubricación
3.Destrucción de los microbios
4.Disolución de los tejidos.
Si se incluye un agente quelante o un ácido diluido, se añade un quinto efecto: la eliminación del barrillo dentinario.
El cometido de los irrigantes es más significativo que el de cualquiera de los medicamentos intraconducto. Cuando se dispone de un medio húmedo para la preparación de un conducto, las limaduras de dentina reflotan hacia la cámara, de donde pueden ser extraídas mediante aspiración o con la ayuda de puntas de papel. De ese modo, no se apelmazan en la zona apical impidiendo la correcta obturación de los conductos. Las probabilidades de que se rompa una lima o un ensanchador son mucho menores cuando las paredes del conducto están lubricadas por algún irrigante.
La mayoría de los irrigantes son bactericidas, y su efecto antibacteriano se ve potenciado por la eliminación de los residuos necróticos en el interior de los conductos. Al disminuir el sustrato los microorganismos tienen menos posibilidades de supervivencia. Los irrigantes ejercen además una acción blanqueadora, reduciendo los cambios de color producidos por los traumatismos o las restauraciones extensas de amalgama de plata, y limitando el riesgo de oscurecimiento postoperatorio.
Los irrigantes usados habitualmente pueden inflamar los tejidos periapicales. Por tanto, debemos restringir la instrumentación al interior del conducto y evitar la salida de los irrigantes por el agujero apical. Indudablemente, la solución pasa a menudo a dichos tejidos, pudiendo producir algo de inflamación periapical. Dado que los disolventes más fuertes pruducen una mayor respuesta inflamatoria, hay que emplear la solución más rebajada que permita un desbridamiento eficaz.
Propiedades del irrigante ideal
• Solvente de tejido o residuos. En las regiones inaccesibles a los instrumentos, el irrigante puede disolver o romper remanentes de tejido blando o duro para permitir su eliminación.
• Baja toxicidad. El irrigante no debe ser agresivo para los tejidos perirradiculares.
• Baja tensión superfial. Esta propiedad fomenta el flujo a las áreas inaccesibles. El alcohol agregado a un irrigante disminuye la tensión superficial y aumenta su penetrablidad; se desconoce si mejora la limpieza.
• Lubricantes. La lubricación ayuda a que los instrumentos se delicen dentro del conducto; todos los líquidos tienen este efecto, algunos más que otros.
• Esterilización (o por lo menos desinfección).
• Eliminación de la capa de residuos. La capa de residuos se constituye por microcristales y partículas orgánicas de desecho diseminadas en las paredes después de la preparación del conducto. Las soluciones quelantes y descalcificantes remueven esta capa de residuos. En el presente no se conoce si es necesario eliminar esta capa. Una ventaja es que parece inhibir la colonización bacteriana y permite una mejor adhesión de los selladores.
• Otros factores. Se relaciona con la utilidad del irrigante e incluyen dispoibilidad, costo moderado, ganarse la simpatía de los consumidores, conveniencia, tiempo de vida adecuado en almacén y fácil almacenaje. Un requisito adicional importante es que el químico no debe neutralizarse con facilidad en el conducto para conservar su eficacia.
Objetivos de la irrigación
Los irrigantes cumplen importantes funciones físicas y biológicas en el tratamiento endodóntico.
No cabe duda de que su cometido es mucho más significativo que el de los medicamentos intraconducto.
Una generosa irrigación es esencial para que la función de las limas resulte eficaz. Sin irrigación, los instrumentos pierden rápidamente su eficacia debido a la acumulación de los detritos.
Cuando se dispone de un entorno húmedo durante la preparación de un conducto, las limaduras de dentina reflotan hacia la cámara, de donde pueden ser extraídas mediante aspiración o con la ayuda de puntas de papel. De ese modo no se apelmazan en la zona apical impidiendo la correcta obturación de los conductos.
La irrigación limpia el instrumento y lo hace más eficaz y es esencial para reducir el número de bacterias del canal radicular infectado, si bien su efecto es mínimo sobre las paredes del canal infectado y es incapaz de liberar de bacterias el espacio pulpar.
Como consecuencia, el efecto antimicrobiano de un líquido de irrigación no debe ser la única preocupación al elegir los componentes apropiados.
La tensión superficial y la eficacia en la limpieza también son cualidades importantes.
El objetivo principal del uso de soluciones de lavado es evitar el transporte de los restos durante la instrumentación mecánica.
Sin embargo un irrigante ideal debe cumplir con cuatro objetivos :
-lavado de los residuos
-disolución hística (orgánico e inorgánico)
-acción antimicrobiana
-lubricación canalicular
Aunque el desbridamiento preliminar se logra con instrumentos manuales, éstos por sí solos no sirven para eliminar todos los residuos hísticos de la cámara pulpar y los conductos .
Por tanto, es preciso utilizar el lavado y algún medio de disolución química de los tejidos remanentes.
Esto, a su vez, significa que el tipo de residuo hístico es muy importante, sea que se trate de tejido vital, necrótico o fijado químicamente..
Por desgracia, las soluciones para irrigación no tienen la misma eficacia ni eficiencia en los tres tipos de tejido.
Para complicar más el problema, se puede encontrar en clínica una combinación de los tres tejidos en el mismo diente.
En muchos casos, especialmente en tejidos necróticos, la instrumentación se facilita con la adición de una sustancia que actúe como detergente o proteolítico
Otras variables son :
- el alcance de la instrumentación
- el tamaño del último instrumento utilizado hasta la longitud de trabajo ;
ambos factores influyen en la penetración de las soluciones para irrigación, además, el método y el alcance de la instrumentación del conducto, si se recurre a una obturación retrógrada o a una convencional.
Los estudios de laboratorio por ejemplo, han demostrado que la preparación retrógrada deja menos residuos de tejido.
Otros factores por considerar son la cantidad y temperatura de la solución para irrigación, el tiempo de contacto, el nivel de observación (apical, medio o coronal) la presencia de proteínas séricas, la profundidad de penetración, la aguja que se utiliza, la tensión superficial de la solución, (con alcohol o con detergente) y la antigüedad de ésta (tiempo de vida útil).
Soluciones irrigantes
Existen diversos tipos de irrigantes que han sido probados y utilizados en el tratamiento endodóntico, una lista parcial de estos debiera incluir :
-Solución salina isotónica,
-Hipoclorito de sodio
-agua,
-soluciones anestésicas,
-peróxido de hidrógeno,
-peróxido de urea,
-agentes quelantes,
-cloramina
•Solución salina isotónica
La solución salina isotónica ha sido recomendada por algunos pocos investigadores como un líquido irrigador que minimiza la irritación y la inflamación de los tejidos. En concentración isotónica, la solución salina no produce daños conocidos en el tejido y se ha demostrado que expele los detritos de los canales con tanta eficacia como el hipoclorito de sodio. La solución salina produce gran desbridamiento y lubricación. La solución salina isotónica estéril se comercializa en envases de 1 litro de aplicación intravenosa que se puede dosificar y utilizar en tratamientos individuales. Hay que tener precaución con su almacenaje, con su carga y con su manejo. Esta solución es susceptible de contaminarse con materiales biológicos extraños por una manipulación incorrecta antes, durante y después de utilizarla. La irrigación con solución salina únicamente sacrifica la destrucción química de la materia microbiológica y la disolución de los tejidos mecánicamente inaccesibles (canales accesorios, puentes intercanaliculares...). La solución salina isotónica es demasiado débil para limpiar los canales concienzudamente.
•Hipoclorito sódico
El hipoclorito de sodio es, con gran diferencia, el irrigante más utilizado en el tratamiento endodóntico.
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