Di no al autodiagnóstico

Di no al autodiagnóstico    

Internet y el ciberespacio ofrecen multitud de ventajas, tales como resolver cuestiones o encontrar información en un tiempo fugaz. Sin embargo, este pensamiento tan expandido no es compatible con la salud. Y es que no es nada aconsejable tratar de detectar una enfermedad o síntomas “poco usuales” únicamente tecleando en el buscador. Lamentablemente, internet nos brinda un sinfín de datos que, en muchas ocasiones, son considerados como verdad universal. Por lo que, muchas personas optan por regirse por el diagnostico digital antes que asistir a una consulta. Estas decisiones son imprudentes e incluso, ponen en riesgo nuestras vidas.

Muchos son los motivos por los cuales no deberíamos realizar este tipo de búsquedas. En primer lugar, la posibilidad de cometer un error es muy elevada, pues no tenemos conocimientos médicos suficientes a la hora de buscar cualquier síntoma que creamos tener. En segundo lugar, el internet no es tan preciso como pensamos y la búsqueda puede derivar en creencias de poder padecer una enfermedad grave basándote en dolencias comunes y no específicas. En tercer lugar, uno de los principales riesgos que podemos correr es medicarnos a nosotros mismos. Esto puede resultar muy perjudicial y nocivo para nuestra salud, ya que ni si quiera sabemos la dosis de la medicación que tenemos que consumir, por no hablar de los efectos mordaces que pueden ocasionar en nuestro organismo. Además, cualquier diagnostico sigue un procedimiento claro, por lo que nos debemos regir por este para obtener un resultado concluyente.

Las consecuencias del autodiagnóstico son evidentes e inminentes, así, en muchas ocasiones, puede acarrear secuelas de una gravedad considerable, como el desarrollo de un síndrome denominado cibercondría o hipocondría digital. Estos términos sirven para designar un estilo de comportamiento que resulta muy perjudicial tanto para las personas como para la comunidad sanitaria “Arturo Torres (psicólogo)”. Así, la cibercondría es la asunción infundada de enfermedades por la sintomatología común, basada en la revisión de los resultados de búsqueda y literatura en línea “Wikipedia”. Este síndrome es muy difícil de tratar, pues la persona que lo padece experimenta una preocupación excesiva respecto a poseer una enfermedad. Es más, esta “condición” debe ser tratada con terapia psicológica y, generalmente, es necesario el empleo de psicofármacos. De hecho, en algunos casos, puede derivar en una crisis grave de ansiedad.

A modo de ejemplo, voy a hacer uso de una situación que viví hace un par de años. Un amigo cercano empezó a sentir un intenso dolor en el costado izquierdo. Comenzó la búsqueda introduciendo los síntomas que creía poseer y concluyó que se trataba de un linfoma, un tipo de cáncer del sistema linfático, que afecta al bazo —órgano que forma parte de este sistema, encargado de combatir infecciones y mantener el equilibrio de los líquidos corporales— y a otros ganglios. Paso unos días con indicios de un cuadro de ansiedad por los resultados que había obtenido. Como debería de haber hecho desde un principio, opto por la sabia decisión de acudir a un médico. Tras realizarle una ecografía y numerosas pruebas resultó padecer esplenomegalia temporal, es decir, su bazo se encontraba levemente dilatado por causa del estrés. El sanitario no le dio más importancia y le aseguro que no tenia de que preocuparse ya que no corría ningún riesgo.

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