Di No Al Divorcio

Digamos NO al Divorcio

Hoy en día el divorcio se ha propagado de tal manera que según las estadísticas, en Latinoamérica, de cada tres parejas una se divorcia. La ola de ideologías en nuestra sociedad han anulado los principios éticos, morales y religiosos acerca del matrimonio. Cada vez son más los jóvenes que se casan sin la seguridad de que su pareja va a ser la definitiva y con una "gran clausula" en el contrato matrimonial si las cosas no marchan bien, la primera puerta de escape es el divorcio.  Muchas son las personas que opinan "si no me va bien, me divorcio." "Ahora que estoy divorciado yo se que "Dios" tiene algo mejor para mí," sin saber que lo que realmente Dios tiene para nuestras vidas es una ayuda idónea y debemos esperar en él encontrarla y cuando la encontremos pensar que nuestro matrimonio es realmente para toda la vida y que la única puerta de salida a nuestras dificultades es la solución de las mismas con la colaboración de los dos.

Es doloroso que el índice de divorcio entre los cristianos profesos, sea casi tan alto como el del mundo secular. La Biblia deja meridianamente claro que Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16) y esa reconciliación y perdón deberían ser las marcas de la vida de un creyente (Lucas 11:4; Efesios 4:32).

El Divorcio emocional y legal es resultado de un corazón endurecido hacia su cónyuge, que provoca que la persona no pueda dar ni recibir amor.

El matrimonio es la “unión legal del hombre y la mujer; alianza, casamiento, enlace.

El matrimonio es un convenio pactal en que el hombre y la mujer quedan unidos tanto legal como espiritualmente y vienen a ser marido y mujer. (Malaquias 2:14 – 15)

En el Antiguo Testamento se conoce como pacto “beriyth” que significa “acuerdo obligatorio” y en el Nuevo Testamento se conoce como “diatheke” que significa un trato de obligación mutua entre dos o más persona. “diatheke” denota un convenio, juramento o promesa. En tiempos bíblicos, un pacto era obligatorio y permanente y era confirmado con un juramento hecho ante Dios. Los pactos no eran sólo entre dos personas, sino que también era entre las dos personas y Dios.

El origen del matrimonio en la Biblia lo podemos ver aunque no explícitamente es el día en que Dios creó al hombre; pero, a pesar que lo rodeaban muchas cosas, había soledad en su corazón. Le regaló una compañera. “Hombre y mujer los creó; los bendijo y les dijo: Crezcan y multiplíquense”.

En tiempos de Jesús, había dos interpretaciones sobre Deuteronomio 24:1. El rabino Hillel interpretaba los “motivos” del Divorcio en una forma amplia: por ejemplo Si cocinaba mal, o si simplemente prefería a otra. En cambio, el rabino Sammay restringía los motivos a la sola causa del adulterio. www.bridgesforpeace.com/spanish/0508TL.doc

En marcos 10:6-9 nuestro Señor Jesús repruebe incluso la práctica del divorcio so pretexto de la ley mosaica y argumenta de manera tajante que el matrimonio, como unión facultada y ordenada de Dios, sea infinitamente superior a cualquier causa o pretexto para la disolución del vínculo matrimonial (Marcos 10:3-5).

Desde siempre se canta el amor exclusivo y se valora muy positivamente la estabilidad del matrimonio y la fidelidad de los esposos. «Que todos respeten el matrimonio y ninguno manche la unión conyugal. Dios castigará a los licenciosos y a los que cometen adulterio». (He 13, 4)

Cuando la Iglesia celebra un matrimonio, pretende repetir la escena bíblica de la bendición de Dios para el hombre y la mujer. Con nuestra fe creemos que cuando los novios llegan al pie del altar, hacen su voto matrimonial ante Dios, y, en ese momento, se convierten en “pacto mutuo”; han consagrado su amor el uno al otro ante Dios para toda la vida, es un juramento permanente “Hasta que la muerte los separe”. El matrimonio es uno e indisoluble. Los cristianos no pueden aceptar el divorcio porque Cristo dijo: “Lo que Dios ha unido, no lo separa el hombre”. (Mc 10, 9) «El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien,

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