Discurso ESPERANZA CUBANA

ESPERANZA CUBANA

Al gobierno y al pueblo de Cuba les doy las gracias por la bondad que nos han demostrado a mi familia y a mí al recibirnos aquí.

Para llegar hasta aquí tuvimos que recorrer una gran distancia: derribar las barreras de la historia y la ideología; las barreras del dolor y la separación.

He venido aquí para enterrar el último resquicio de la Guerra Fría y para extender una mano de amistad al pueblo cubano.

Porque en muchos sentidos, Estados Unidos y Cuba son como dos hermanos que han estado incomunicados durante años, incluso cuando compartimos la misma sangre.

En Estados Unidos, al igual que en el pueblo cubano, hemos abierto nuestras puertas a inmigrantes para empezar nuevas vidas en el continente americano.

Nuestras culturas se han mezclado con el paso de los años. Incluso mientras nuestros gobiernos se convertían en adversarios, nuestros pueblos siguieron compartiendo pasiones comunes.

Con todas nuestras diferencias, el pueblo estadounidense y el pueblo cubano comparten un sentido de patriotismo y orgullo. Una pasión por nuestros hijos y un compromiso por su educación. Cuba tiene un sistema de educación que valora cada niño y cada niña, que es un recurso extraordinario.

Tenemos diferencias muy reales, pero hemos entablado relaciones, lanzado iniciativas, llegado a acuerdos y expandidos lazos comerciales. Estos cambios han sido bien recibidos, aunque personas se preguntan, ¿Por qué ahora?. La respuesta es sencilla: Una política de aislamiento diseñada para la Guerra Fría no tenía sentido en el siglo XXl.

Siempre he creído en lo que Martin Luther King, Jr. Llamaba “la urgencia feroz de ahora”. No debemos temer al cambio, debemos acogerlo.

Quiero compartir con ustedes mi visión de cómo puede ser nuestro futuro. Quiero que el pueblo cubano, entienda porque creo que deben mirar el futuro con esperanza. Esperanza que ustedes pueden moldear, que pueden construir para su país.

 El principio de esperanza es la habilidad de ganarse uno la vida y de construir algo de lo que pueda sentir orgulloso.

En una economía global de un país es su gente.

Hemos abierto más espacios, para que estadounidenses y cubanos puedan trabajar juntos para encontrar cueras y crear empleos.

La prosperidad sustentable depende de la educación, la sanidad y la protección del medio ambiente. Pero también del intercambio libre y abierto de ideas.

Como Presidente, he hecho un llamado al Congreso para levantar el embargo que se tiene, ya que es una carga para trabajar e invertir en Cuba. Ahora hemos quitado la sombra de historia de nuestra relación, debo hablar honestamente sobre las cosas que, como estadounidense creemos. Como dijo Martí: “La libertad es el derecho de todo hombre a ser honesto, pensar y hablar sin hipocresía”.

Así que déjenme decirles lo que yo creo. Cada niño se merece la dignidad, educación y sanidad. Los ciudadanos  deberían ser libres de expresar sus ideas y de elegir a sus gobernantes mediante una votación de democracia.

No todo el mundo está de acuerdo conmigo. He tenido discusiones con el Presidente Castro, ha señalado fallos en el sistema estadounidense: desigualdad económica, discriminación racial, guerras en el extranjero.

Pero aun con esos fallos  puedo decirles con seguridad que, todavía es posible que alguien como yo, un niño de raza mixta que no tenía mucho dinero y vivía con su madre soltera, pueda ir y conseguir el cargo más alto del país.

Muchos han sugerido que vengo aquí para pedir al pueblo cubano que destruya algo, pero me dirijo a los jóvenes de Cuba quienes alzarán y construirán algo nuevo.

Cuba siempre destacará por el talento, el trabajo duro y el orgullo del pueblo. Tengo esperanza para el futuro.

A veces los cambios más importantes comienzan en lugares pequeños. El reconocimiento de una humanidad común, la reconciliación de las personas unidas por lazos de sangre y una creencia del uno en el otro –ahí es donde comienza el progreso. Entendiendo, escuchando y perdonando-.

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