EJERCER EL VOTO ESTUDIADO ES HACER PATRIA

EJERCER EL VOTO ESTUDIADO ES HACER PATRIA

Para el último partido de la Selección Nacional, mi desmotivación por los resultados anteriores me inducían a deambular por la programación de televisión fuera de los canales en los que sabía se estaba transmitiendo. No obstante, la curiosidad por el resultado, me provocaba taquicardia, sudoración excesiva e incertidumbre, de la mano con ansiedad y congoja, de tal suerte que en las visitas ocasionales a la transmisión del partido, estaba como en otras oportunidades colgado del televisor levantándome con cada avance de la tricolor, o bien agarrándome el pelo por algún tiro fallado, o por el peligro en el que nos ponía Jamaica.

¿Qué situación dentro de mi organismo me obliga a estar pendiente de algo, que aunque no es medular para la vida, me provoca esta compenetración con los partidos de la Selección? Me doy cuenta que no es el amor por el fútbol, ya que no soy un gran fanático, y de hecho, aunque liguista, pasan las semanas sin darme cuenta cómo va la primera división. La respuesta que me doy a mi mismo es que, envueltos en los colores de la bandera de Costa Rica, los jugadores de la Selección Nacional llevan mis anhelos personales y los de todo un pueblo a que el nombre de mi país sea reconocido en todo el Orbe, como sinónimo de grandeza.

Los que conocemos la Historia de este nuestro país nos sentimos orgullosos de nuestras raíces, de nuestra herencia, de nuestras luchas por forjar una Costa Rica cuya característica fundamental ha sido el respeto al derecho ajeno y a la libertad; a la ajena decisión de expresar dentro de los límites de la ley, las opiniones y las ideas.

Como alajuelense, soy orgulloso de la sangre derramada por mis ancestros en episodios como la consolidación de la independencia que lideró Gregorio José Ramírez Castro, las campañas de Santa Rosa y Rivas contra los filibusteros, la defensa del sufragio que gestó Timoleón Morera, y muchos otros eventos en los que destacan alajuelenses ilustres como José Figueres Ferrer, Bernardo Soto Alfaro, Luis Alberto Monge Álvarez, León Cortés Castro, y muchos más. Los localismos, al igual que la intención por un equipo de fútbol local, se interrumpen sin embargo cuando ante el mundo debemos ser costarricenses, y enviar un mensaje de que como país tenemos convicciones las que estamos dispuestos a defender cueste lo que cueste.

Es deprimente sin embargo, cuando se percibe tan de cerca la pérdida de valores que manifiestan muchos costarricenses de hoy en día, muchos de los cuáles incluso se valen de la democracia para proponer sus nombres al electorado ocultando sus verdaderas intenciones de lograr glorias personales y en el camino enriquecerse y lograr satisfacción a necesidades individuales. Y lamentablemente en Santa Cruz, pareciera estar el corolario a la politiquería que carcome empero a todo el país.

En efecto, luego de diez años de ser un feliz vecino de este bello cantón guanacasteco, no he podido pasar desapercibida la nociva práctica de la politiquería y sus más letales manifestaciones según deseo enumerar a continuación:

a) Demagogia

b) Clientelismo

c) Hipocresía

d) Canibalismo político

e) Subyacencia del interés público a los intereses individuales de los proponentes políticos.

Estos contravalores, producen en condiciones normales de laboratorio los siguientes efectos:

a) El cantón se separa del camino hacia el desarrollo

b) Imposibilidad de participar del bienestar a la mayoría de los vecinos.

c) Las mejoras en infraestructura pública es marginal y precaria

d) Las enfermedades sociales como prostitución, drogadicción, alcoholismo, violencia doméstica, niñez y adulto mayor en abandono, entre otros, se ven exacerbadas.

e) Pérdida de valores y vulnerabilidad a la corrupción

f) Pérdida de la identidad cultural.

g) Aumento de la pobreza, el desempleo, la desnutrición.

h) Pérdida de la calidad en la educación.

ACERCA DE LA DEMAGOCIA Y EL CLIENTELISMO POLITICO

Qué triste es ver, que los jóvenes santacruceños aprenden estos vicios tan bien como el gusto por la fiesta taurina. Veo a muchos jóvenes inmersos en la contienda política, y esto puede ser bueno para el futuro de la democracia; pero, dense cuenta que al igual que sus mentores, los entenados están prometiendo cosas que si no se pudieron realizar en los años de bonanza de la burbuja económica (2002-2008), es irresponsable hacerlo bajo el látigo de la recesión; esto convierte a quiénes utilizan la demagogia en burladores que aprovechan la miseria y la necesidad para obtener sendos beneficios; los ticos debemos ser precavidos con quienes saben utilizar la ausencia de ética y escrúpulos para convertirlo en argumentos populistas que producirán nichos de los cuales el provecho propio luego es la consigna, en lugar del esfuerzo comunal. Observemos ciudadanos: banquetes, bailes, corridas de toros, desfiles, reuniones en donde el centro de mesa es “el caminador” (Walker); todos sabemos quiénes son estas personas. Y si la demagogia, desgarra desde hace años a nuestra nación, aunque en los últimos años se hace más notorios sus efectos, quienes practican el clientelismo (andar ofreciendo diarios, materiales de construcción, lotes, bonos de vivienda, casas, y pagos a cambio de votos) aprovechan la falta

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