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EL FANTASMA DE LA ABUELA


Enviado por   •  2 de Abril de 2014  •  1.835 Palabras (8 Páginas)  •  454 Visitas

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EL FANTASMA DE LA ABUELA

Habíamos pasado el día viajando en el coche, aunque estábamos agotados, el viaje valía la pena. Veríamos a los abuelos después de ocho años.

Tenía gratos recuerdos de ellos, su casa, su pueblo, pero aun más de las fantásticas historias que nos contaba la abuela.

Sus historias de fantasmas, que debo añadir ella creía y el abuelo reía. Reconozco que muchas de ellas me impidieron dormir en calma, ¡Era tan pequeña!

Mirando atrás hoy comprendo al abuelo. Pero aun así ardo en deseo de volver a escuchar esas historias.

Poco a poco empezamos a divisar el pueblo, es un pueblo fundado en los 1800 y algo más. Con casas coloniales, bella plaza, con bancos de hierro y una hermosa glorieta o plazoleta. Al verlo pareces volver a esos años y esperas ver aparecer esas damas de largos trajes y los hombres con botines y sombreros de alta copa.

Que igual estaba el pueblo, tal como lo recuerdo, bien cuidado y sus gentes tan familiares, de esas que te saludan como si fueses parte de su familia.

Dice mi padre que eso siempre ocurre en los pueblos pequeños, donde todos se conocen y son de una forma u otras parientes, ya sea por alguien en el pasado o por uniones del presente.

Después de saludar aquí y allá a viejos conocidos, llegamos a la casa de los abuelos, casa colonial como tantas otras, solo que esta poseía un hermoso jardín que data de la época de mi bisabuela.

Mire aquella casa buscando en mi memoria, estaba igual, quizás un poco mas pequeña y su jardín mas hermoso aun que lo que recordaba.

De pronto se abrieron las puertas, ¡Allí estaban los abuelos!

Mis ojos se nublaron de lagrimas, ¡que viejos estaban!, sus espaldas encorvadas, sus rostros arrugados y coronados de blanca nieve, llenas sus cabezas de canas.

Al mirar sus ojos sentí que aun poseían la fuerza, el amor y la belleza de antaño, esa, que poseen los abuelos. Corrí a sus brazos, corrí como corren los marineros al llegar al puerto de su añorada casa.

-¡Abuelos!- dije besándolos

-Mi niña- respondieron con brillo en sus ojos, conteniendo las lágrimas.

¡Cuánto los había extrañado!

Después de habernos acomodado y dar todos un resumen de esos ocho años, le pregunte al abuelo si aun continuaba la abuela con sus historias de fantasmas.

El abuelo riendo respondió-Mi niña tu abuela no vive sin ellas-

Mi abuela mirándome con picardía le respondió-Calla Papa, tu te ríes, pero la niña si me cree-

Sonriéndome le dije que si, pero era mas porque me gustaba como contaba sus historias, mi abuela poseía el don de un buen narrador y la imaginación del cuentista.

Prometió más tarde narrarme la historia de su último fantasma.

Me había olvidado contar que la casa de mis abuelos poseía sus propios fantasmas, fantasmas estos que solo mi abuela veía y al abuelo le hacían gracia y era motivo para molestar a la abuela.

Al llegar la noche ansiosa le pregunte si me contaría la historia, sonriéndome me pidió que la ayudara a terminar de revisar la casa, le gustaba ver que todo estuviese en orden antes de dormirse, así lo hicimos y después nos sentamos en la cocina frente a una deliciosa taza de chocolate caliente y unos panecillos dulces que la abuela recordaba me gustaban de niña.

Como había prometido empezó la historia… así la titulo:

La historia del fantasma que busca su amada.

-Hacen unos meses atrás, una noche que terminaba de recorrer la casa, me senté como estamos ahora, mis pensamientos vagaban en las cosas que iba a comprar que hacían falta y de pronto sentí que alguien detrás de mi me miraba, creí que era el abuelo y al mirar para decirle que ya iba descubrí que no había nadie. Sin darle importancia y creyendo que solo lo había imaginado me fui a la cama. Esto mismo siguió pasando noche tras noche.

Al pasar una semana, ya cansada del tímido fantasma, porque presentía era uno, le dije:

-Si deseas hablar, ¡Habla!, si no vete, no me gusta que me espíen-

Parece que esto lo decidió y se dejo ver, ¡Fue algo que jamás olvidare!

-¿Tan feo era?, ¿Te asusto?- Pregunte interrumpiéndola

-¿Asustarme? No, mas bien me impresiono…Su rostro, su voz…aquella mirada…-

Quedo un rato en silencio, como recreándose en ese recuerdo y yo veía como su rostro pasaba de la nostalgia, tristeza, duda y…algo que no se porque ya sabia.

Volviendo de sus recuerdos siguió diciendo – Su ropa eran del siglo pasado, sentí al verlo que este fantasma era especial y a la vez sabia que sea cual sea su historia, yo la conocía. Le pregunte que quería.

El solo respondió: -¡Ayúdame!- y desapareció.

-Esto mismo pasó varias noches, ya me tenía cansada, decidí no hacerle caso y como solo se aparecía de noche y en la cocina no fui por varios días.

Una tarde descansando en el jardín se apareció y por fin contó su historia.

Me dijo que era de este pueblo, que mucho tiempo atrás fue el hombre más feliz del pueblo, tenia todo cuanto había soñado. Tenía salud, comodidades y amor. Su amada era la joven mas hermosa del pueblo, además la mas virtuosa y generosa.

Dos días antes de sus bodas, ella tal como acostumbraba, fue a la iglesia, allí ayudaba a las madres solteras o abandonadas enseñándoles a leer, escribir y el oficio de costureras.

Nunca llego a la iglesia ni volvió a su casa. La buscaron días y días todo el pueblo, la policía, su familia y el, pero todo fue en vano. Nadie podía comprender que había pasado y su desaparición era un misterio. Al pasar el tiempo dejaron de buscarla, su familia, el pueblo y la policía, quedo como un caso de desaparición

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