EL IMPERIO DE LA COLABORACION

El IMPERIO DE LA COLABORACION

INTRODUCCIÓN

Los líderes corporativos que buscan el crecimiento, el aprendizaje y la innovación pueden encontrar la respuesta en un lugar sorprendente: la comunidad de software de fuente abierta. Sin saberlo quizás, las personas que le trajeron el sistema operativo Linux son virtuosos en la práctica de nuevos principios de trabajo, que producen equipos energizados y bajos costos.

Toyota, sin embargo, es una empresa como cualquier otra; eso sí, como cualquiera que ha sido clasificada sistemáticamente como una de las organizaciones de mejor desempeño en el mundo. El fabricante de automóviles es hace tiempo un líder en calidad y en la producción ligera, y el éxito del híbrido Prius ha establecido su reputación como innovador. Hemos descubierto que los métodos de gestión de Toyota se parecen, en algunos de sus aspectos fundamentales, al funcionamiento de la comunidad Linux; el Sistema de Producción de Toyota (TPS, por sus siglas en inglés) le debe parte de su cacareada receptividad a rasgos de fuentes abiertas. De hecho, Toyota se está transformando en un híbrido que comprende una jerarquía convencional y una red del tipo Linux que se auto-organiza.

BASE LEGAL

El imperio de la colaboración, Harvard Business School Publishing Corporation. por Philip Evans y Bob Wolf

DESARROLLO DEL TEMA

Martes, 2 de diciembre de 2003

Cerca de la medianoche, Andrea Barisani, administrador de sistemas en el departamento de física de la Universidad de Trieste, descubrió que un atacante había asaltado el servidor Gentoo Linux de la institución. Descubrió que la fisura estaba radicada en un punto vulnerable del kernel de Linux y que había otra en rsync, un mecanismo

de transferencia de archivos que replica datos entre computadoras de forma automática. Se trataba de un ataque serio; cualquier penetración a rsync podría comprometer a los archivos de miles de servidores alrededor del mundo. Barisani despertó a algunos colegas, quienes lo pusieron en contacto con Mike Warfield, un investigador senior de Internet Security Systems, en Atlanta, y con Andrew “Tridge” Tridgell, un conocidísimo programador Linux, en Australia, sobre cuya tesis doctoral estaba basado rsync. Ellos transfirieron el mensaje de Barisani (transformándolo en anónimo por razones de seguridad) a otro australiano, Martin Pool, quien trabajaba para Hewlett-Packard en Canberra y había sido uno de los líderes en el desarrollo de rsync. Aunque Pool ya no era responsable de rsync (nadie lo era), comenzó inmediatamente a usar el teléfono y a enviar e-mails.´

Al llegar la mañana, hora de Trieste, Pool y Barisani habían encontrado la ubicación precisa de la grieta. Pool se puso en contacto con el actual grupo de desarrollo de rsync, mientras que Barisani se conectó con la asociación informal de aficionados y profesionales que empaquetan Gentoo Linux y envió una temprana advertencia al sitio de Gentoo. Entonces, Pool y Paul “Rusty” Russell (un coterráneo de Canberra empleado en IBM) trabajaron

durante la noche australiana para programar un parche, y en cinco horas los usuarios-desarrolladores de Gentoo comenzaron a probar la primera versión. Mientras tanto, Tridge elaboró una descripción de la vulnerabilidad y de su remedio, asegurándose (instado por Pool) de darle el crédito a Barisani y Warfield por sus esfuerzos tras bambalinas. El jueves en la tarde, hora de Canberra, el anuncio y el parche se colocaron en el sitio Web de rsync y se distribuyeron a los usuarios de Linux alrededor del mundo.

Nadie autorizó o dirigió este esfuerzo. Nadie aficionado o profesional– recibió una remuneración por participar o fue sancionado por no haberlo hecho. Nadie arriesgó su empleo si fallaban en detener el ataque. Nadie se calló por completo por miedo a las responsabilidades legales. De hecho, se mantuvo informada a toda la comunidad de usuarios acerca de los acontecimientos. A pesar de la necesidad de contar con la más alta seguridad, un grupo de unas 20 personas, prácticamente desconocidas entre sí, empleadas por una decena de empresas diferentes, viviendo en casi la misma cantidad de zonas horarias y alejándose mucho de sus descripciones de cargo, logró en cerca de 29 horas lo que a colegas en cubículos adyacentes les podría haber tomado semanas o meses.

Sábado, 1 de febrero de 1997

A las 4:18 de la madrugada estalló un incendio en la planta Nº 1 de Kariya, perteneciente a Aisin Seiki, un importante proveedor japonés de repuestos para automóviles. En minutos, el edificio y prácticamente toda la maquinaria especializada que estaba en su interior quedaron destruidos. La fábrica Nº1 de Kariya produce 99% de las válvulas que inyectan líquido de frenos, llamadas válvulas P, para las operaciones japonesas de Toyota,

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