EVERETT REIMER ¿DE DÓNDE SALIERON LAS ESCUELAS?
feliperey2714 de Febrero de 2012
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EVERETT REIMER, LA ESCUELA HA MUERTO
CAPÍTULO 5
¿DE DÓNDE SALIERON LAS ESCUELAS?
Un solo estante de una buena biblioteca europea valía por toda la literatura nativa -de India y Arabia… No creo que resulte exagerado afirmar que toda la información histórica que se ha obtenido de todos los libros en lengua sánscrita es menos valiosa que lo que se puede encontrar en los compendios más baratos empleados en las escuelas preparatorias de Inglaterra…
Creo que es claro que… ni como lenguas de la ley ni como lenguas de la religión tienen el sánscrito y el árabe pretensión peculiar alguna que hacer a nuestro compromiso, a saber, el de que es posible convertir a los nativos de este país en perfectos académicos ingleses y que nuestros esfuerzos deben ser dirigidos a ese fin… En la actualidad, debemos hacer cuanto podamos por formar una clase cuyos miembros sean intérpretes entre nosotros y los millones que gobernamos, una clase de personas hindúes en cuanto a la sangre y el color, pero inglesas en cuanto a gusto, opiniones, ética e intelecto.
Lord Macaulay
Minuta parlamentaria acerca de la educación hindú.
La escuela es una etapa dentro de una sucesión de instituciones especializadas. Los ritos prehistóricos, los mitos, y los chamanes; los templos y las castas sacerdotales; las escuelas sumerias, griegas, alejandrinas y romanas; las órdenes monásticas; las primeras universidades, las common schools y las grammar schools,* todos ellos han jugado un papel en la historia de los actuales sistemas escolares estadounidenses e internacionales. La especialización progresiva del contenido, el método, el personal, y la ubicación del aprendizaje humano socialmente organizado, constituye una de las tendencias históricas más instructivas. Dicho aprendizaje incluía originalmente mucho más de lo que hoy llamamos educación. Como todos saben, la escolarización incluye mucho menos.
Desde 1820, la arqueología y la antropología han extendido la historia del hombre en decenas de millares de años. Hasta donde es posible comprobar, el hombre siempre ha estado involucrado en actividades especializadas que tienen mucha relación con lo que sucede en las escuelas. Los ritos ―prácticas simbólicas aparentemente innecesarias para la satisfacción de las necesidades materiales elementales― siempre han sido parte del repertorio humano. Hasta donde es posible comprobar también encontramos evidencia de pueblos y lugares especializados en y para el empleo del rito y el ritual. Algunas de las pruebas más antiguas aún se hallan en su sitio; las cuevas del sur de Francia y del norte de España, célebres por sus pinturas de animales prehistóricos, eran usadas aparentemente más que nada para prácticas rituales. Las únicas figuras humanas incluidas en las pinturas son chamanes, los cuales combinaban el papel del maestro con el del sacerdote, el mago, el actor, el artista, el poeta y el ideólogo. Por lo menos esas son las actividades que reúnen los chamanes de tribus actuales cuya tecnología y arte se parecen a las del hombre prehistórico.
Fundándose tanto en evidencia arqueológicas como en modernas evidencias antropológicas, parece ser que los ritos prehistóricos participaban de algunos de ciertos elementos presentes en los currículos actuales. Tenían un protagonista de una edad determinada que representaba los mitos vinculados con el nacimiento, la adolescencia y la muerte. Explicaban y celebraban tanto los aspectos cotidianos como los aspectos insólitos del mundo. Ofrecían actividades para los períodos ociosos que seguían a la caza o a la cosecha. Permitían a los jóvenes probarse en los papeles de los adultos.
La invención de la escritura, que más o menos tuvo lugar al mismo tiempo que el establecimiento de las ciudades y las grandes religiones, marca la línea divisoria entre el tiempo prehistórico y el histórico. La educación surgió de la práctica del culto y del gobierno. El atrio del templo fue su hogar más antiguo; siendo los sacerdotes especializados sus primeros practicantes. La propia escritura probablemente fue inventada por esos especialistas. Los chamanes y los sacerdotes constituyen por tanto el eje no sólo del desarrollo de los maestros y las escuelas sino también de la evolución del hombre. El cerebro, la mano y la lengua; la horda, la villa y la ciudad; la magia, la religión, el arte y la ciencia: ésos son los pilares del desarrollo físico, social y espiritual del hombre. El sacerdocio de la religiones, especialmente en las ciudades, heredó de sus primos campesinos ―los chamanes― una mezcla de magia, religión, arte y ciencia, que luego se fue desarrollando y especializando. Se ha establecido con bastante claridad que no sólo la escritura, sino también la contabilidad y las matemáticas, la astronomía y la química, la música, la pintura y la poesía, tuvieron su desarrollo inicial en el atrio de los templos de las castas dirigentes egipcias, sumerias y otras, que combinaban las funciones del sacerdote y del rey. La primera enseñanza formalizada de estas artes ―que hasta la fecha constituyen el grueso del curriculum central― se llevaba a cabo según un tipo de enseñanza maestro/aprendiz. Con anterioridad a eso debió existir un tipo de enseñanza entre personas iguales, en la que un individuo compartía sus descubrimientos o adelantos con otros individuos. He ahí, en el origen mismo del conocimiento sistemático, una de las dos raíces principales de las escuelas modernas.
La otra raíz, mucho más modesta, hace su primera aparición en un aula sumeria construida para albergar a unos treinta niños. El descubrimiento de la misma ha hecho especular que el tamaño modelo de la clase moderna se puede haber basado en las limitaciones sumerias, fuera de ladrillos o de arquitectos.
Platón y Aristófanes fueron los primeros que dejaron perdurables registros escritos del aula y la escuela. Las primeras escuelas de la Atenas clásica eran muy modestas ―menos apéndices de un programa educativo que ponía énfasis en el entrenamiento militar, la gimnasia, la música y la poesía, y que enseñaba lectura, escritura y aritmética, en segundo orden de importancia. En sus orígenes toda la educación ateniense era tutelar― lo cual sólo era un aspecto de relaciones interpersonales que a menudo eran también eróticas. A medida que Atenas se fue haciendo más democrática, y que los alumnos comenzaron a superar numéricamente a los maestros, la instrucción por grupos comenzó a reemplazar gradualmente a las relaciones tutelares.
Poco después de la primera referencia griega escrita a la instrucción de las artes literarias y las habilidades técnicas entre grupos de personas, aparecieron mencionadas las escuelas de medicina y filosofía, y, un poco más tarde, un tipo de escuelas dirigido por filósofos sofistas. Estos primeros modelos de escuelas intermedias se basaban en contratos entre el maestro y un grupo de padres, con el fin de instruir a los hijos durante un período de la adolescencia de tres a cuatro años. Los sofistas fueron los primeros maestros pagados de los que tenemos conocimiento por escrito, y el objetivo perseguido por ellos era, lógicamente, de tipo práctico: hacer de sus alumnos brillantes hombres públicos y comerciantes.
A partir de esos mezquinos comienzos que tuvieron lugar en el Siglo de Oro de Grecia, florecieron, en las colonias helénicas que las conquistas de Alejandro esparcieron por todo el viejo mundo, sistemas escolares proféticos de los nuestros en cuanto a organización, curriculum y agrupamiento de los estudiantes por edades. Primero los niños aprendían a leer, escribir y contar; luego se les enseñaba gimnasia, música, clásicos literarios, geometría y ciencia. Los museos de Alejandría y de otras ciudades se especializaron en la enseñanza de la medicina, la retórica y la filosofía. La mayoría de estos centros, patrocinados en gran parte por familias griegas, recibían financiamiento privado, si bien algunas ciudades pequeñas tenían sistemas públicos en tanto que otras recibían el respaldo de fundaciones establecidas por hombres ricos. Uno de los principales objetivos de estas escuelas era mantener viva la tradición helénica dentro de un mundo bárbaro. Sólo una reducida minoría de la población griega del mundo alejandrino supo aprovecharlas.
Los romanos adoptaron la escuela helénica y, con algunas modificaciones mínimas, la emplearon para educar a su propia élite. Por lo tanto, desde la caída de Atenas hasta la caída de Bizancio se escolarizó a una ínfima minoría de la población mundial de manera parecida a la que se emplea en la actualidad. Sin embargo, la escuela no fue una institución importante en la época grecorromana o en la bizantina. Su importancia para nosotros radica en su papel de preservar en Europa Occidental la fama y un poco de la cultura de la antigua Grecia hasta la época del Renacimiento.
Excepto en el caso de Bizancio, la caída de Roma resultó en una unión de educación y religión que habría de durar mil años. Las instituciones educativas de la Edad Media fueron las escuelas de las catedrales y los monasterios. Además que más especializadas que el templo, en cuanto a sus fines, eran también más limitadas en cuanto a su papel educativo; introdujeron, sin embargo, un buen número de ideas importantes en la historia de la educación occidental. En los primeros monasterios benedictinos, el espacio y el tiempo se convirtieron en los parámetros tanto del aprendizaje como de la vida. Cada hora de la vida benedictina tenía su sitio y su tarea indicados. La adhesión a ese régimen constituía la vida buena; no era necesario
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