Economia Escala

revista a Gumercindo Gómez

Santiago Páez Velandia y Francy Suárez Rodriguez

Estudiantes del programa de Administración de Empresas

Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito

santiago.paez@mail.escuelaing.edu.co

Gumercindo Gómez Caro es uno de los empresarios colombianos más respetados del país. Es el dueño y presidente de Colchones ElDorado. Su historia es un ejemplo de emprendimiento para los jóvenes que sueñan con construir su propia empresa. Después de 55 años de desempeñarse en el mundo de los negocios, asegura que para comenzar es necesario administrar la empresa más grande del mundo: uno mismo.

Francy Suarez Rodriguez:

¿Cuáles fueron las principales motivaciones para crear su propia empresa?

Gumercindo Gómez:

Yo diría que la necesidad. Me han dicho que la necesidad es la madre de la ciencia. Cuando uno no tiene trabajo, debe hacer algo porque debe comer; no puede dejarse morir de hambre.

F.S:

¿Qué fue lo más difícil que enfrentó al inicio de su vida empresarial?

G.G:

Todo era difícil, pero a la vez bonito porque me enamoré desde un principio de mi carrera y de lo que hacía. Todo lo relacionado con mi trabajo me producía placer, no me causaba amargura o tristeza, pero, lógicamente, todo era muy duro porque con tan solo 35 pesos, que fue el capital con el que inicié, no se podía hacer mucho. Al principio hacía un colchón cada mes, luego uno cada 15 días, después uno semanal, pero como hacía productos muy buenos, el cliente quedaba satisfecho y me recomendaba. Así fue creciendo la empresa, poco a poco. Nuestro desarrollo se lo debemos a la satisfacción del cliente.

F.S:

¿Cuál es su fórmula para lograr el éxito empresarial?

G.G:

Primero, hay que desear ser empresario; segundo, soñar: ¿qué me gustaría hacer como empresario?, ¿qué tipo de empresa, quien o cómo la haría?; tercero, enamorarse de lo que uno decida hacer; cuarto, trabajar duro y constantemente; y quinto, buscar la evolución permanente, como persona y empresario y de la empresa como tal. Así sea muy pequeña debe progresar constantemente.

Otro aspecto definitivo ha sido mi permanente interés por aprender sobre colchones. Al principio, cuando viajaba, cargaba una aguja curva de tapicería y cuando llegaba a un hotel le hacía una operación quirúrgica al colchón; lo destapaba por lo menos un metro, levantaba el forro, anotaba de qué estaba hecho, el tipo de resortes, de tapicería, etc., todo lo anotaba, volvía y lo cocía con la aguja y quedaba igualito, estaba aprendiendo. Además, visitaba fábricas, almacenes y conversaba con los vendedores. Trabajaba y a la vez me divertía. Hace 55 años empecé mi empresa y hace 53 comencé a viajar por el mundo. He visitado 52 países aprendiendo, y en algunos de ellos he entrado por lo menos unas 60 veces, como en el caso de Estados Unidos, o a Europa, a donde he ido unas 15 veces. Siempre aprendiendo porque conocer un país es una delicia extraordinaria.

F.S:

¿En algún momento pensó en renunciar a su papel de empresario?

G.G:

Casi todos los días porque la lucha cotidiana es muy dura. Es difícil y solamente sobrevive quien tiene constancia y permanencia. Uno no debe darse por derrotado en la primera caída; debe volver a levantarse muchas veces, y para eso es necesario enamorarse cada vez más de lo que hace, porque los problemas son muchos, pero a pesar de ellos hay que seguir luchando. Durante los años noventa la empresa enfrentó uno de los momentos más críticos desde su creación.

F.S:

¿Cuáles fueron las herramientas que usted considera no permitieron la desaparición de Colchones ElDorado?

G.G:

Hay dos herramientas fundamentales que sirven para levantar tanto a una empresa como a un ser humano de una crisis terrible. La primera es el amor y la segunda, el trabajo. Si uno hace las cosas con amor, paciencia y trabajo, logrará sortear cualquier situación. Esas fueron las bases para salir de la crisis.

Después de ese desafortunado momento, comencé a reconstruir todas las experiencias; aprender más, estudiar más y mirar más; hacer más. Tanto así que la empresa ha tenido una evolución grandísima y extraordinaria, lo cual me llena de mucha satisfacción. Eso contrasta con aquellos momentos difíciles.

F.S:

¿Qué opina de la carrera de administración de

...