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El Bosque

RRegina3 de Junio de 2013

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INTRODUCCION

La tarea de la ciencia, que tan placentera resulta, consiste esencialmente en observar los fenómenos del mundo natural que requieren una explicación, y luego en encontrar dichas explicaciones.

Al hacer un análisis de las interrogantes relacionadas con este tema, haríamos un ejercicio interesante, porque la ecología se encarga por si sola de explicar cada fenómeno que con ella se relaciona, por ejemplo:

Las preguntas que se refieren al número de seres vivientes o bien al sitio donde se pueden encontrar y lo que hace, se pueden considerar problemas de hábitos y de hábitats. El término Ecología se formó de manera que incluyera la idea de el estudio de los animales y las plantas en relación con sus hábitos y sus hábitats. Se deriva de la palabra griega oikos, que significa "casa", "hogar", "refugio hogareño", y logos, que significa "ciencia". Es decir, esta palabra se ha formado del griego "ecología" para indicar el "estudio del refugio hogareño de la naturaleza". Constituye un término útil, ya que incluye la idea del estudio de todo lo relacionado con los fenómenos, las formas y los ambientes de los seres vivos.

La investigación ecológica ha avanzado lentamente, desde los problemas más obvios hasta aquellos de carácter complejo y sutil. Algunas de las primeras investigaciones se relacionaron con la geografía: ¿Por qué es distinta la vegetación de las diferentes partes del mundo?; o bien, ¿por qué algunos campos producen cosechas más abundantes que otros?. Estos problemas se afrontaron de dos maneras. Algunos investigadores se concentraron en las especies aisladas, así como en las condiciones que afecta a sus vidas (autoecología), mientras que otros estudiaron las congregaciones de organismos mixtos que denominaron comunidades (sinecología). Posteriormente el problema del tamaño de la población adquirió un interés primordial que persiste hasta la fecha. ¿Por qué tenemos la impresión de que en la naturaleza existe un equilibrio aparentemente constante entre las poblaciones de los animales y las plantas, a pesar de que cada uno de ellos se reproduce con tanta rapidez como puede? Por otra parte, ¿por qué observamos excepciones tan notables a este equilibrio, como las plagas y otros trastornos menores? La ecología está buscando continuamente las respuestas a estas preguntas, pero dichos problemas son complejos y el avance hacia la solución de los problemas principales sólo se ha logrado mediante el esclarecimiento de problemas menores que se encuentran al paso.

¿QUÉ ES LA ECOLOGÍA?

El término ecología parece que se empleó por vez primera a mediados del siglo XIX. El 1 de enero de 1858, el naturalista - trascendentalita de Nueva Inglaterra (Estados Unidos) Henry David Thoreau escribía a su primo George Thatcher, de Bangor, Maine: «El señor Hoar está aún en Concord, ocupado en la Botánica, Ecología, etc., con el propósito de que le resulte verdaderamente provechosa su futura residencia en el extranjero.»

Aunque el origen del término es dudoso, en general se acepta que fue el biólogo alemán Ernst Haeckel el primero que lo definió en el siguiente párrafo:

Entendemos por ecología el conjunto de conocimientos referentes a la economía de la naturaleza, la investigación de todas las relaciones del animal tanto con su medio inorgánico como orgánico, incluyendo sobre todo su relación amistosa y hostil con aquellos animales y plantas con los que se relaciona directa o indirectamente. En una palabra, la ecología es el estudio de todas las complejas interrelaciones a las que Darwin se refería como las condiciones de la lucha por la existencia. La ciencia de la ecología, a menudo considerada equivocadamente como «biología» en un sentido restringido, constituye desde hace tiempo la esencia de lo que generalmente se denomina «historia natural». Como se ve claramente por las numerosas historias naturales populares, tanto antiguas como modernas, este tema ha evolucionado en íntima relación con la zoología sistemática. En la historia natural se ha tratado la ecología de los animales con bastante inexactitud; de todos modos, la historia natural ha tenido el mérito de mantener vivo un amplio interés por la zoología.

Esta cita apareció en un trabajo de Haeckel en 1870, aunque parece que empleó el término por primera vez en 1866. Aproximadamente siete años antes, el zoólogo francés Isodore Geoffroy St. Hilaire había propuesto el término etología para «el estudio de las relaciones de los organismos dentro de la familia y la sociedad en el conjunto y en la comunidad», y aproximadamente al mismo tiempo el naturalista inglés St. George Jackson Mivart acuñó el término hexicología, que definió en 1894 como «dedicada al estudio de las relaciones que existen entre los organismos y su medio, considerando la naturaleza de la localidad en que habitan, las temperaturas e iluminación que les acomodan y sus relaciones con otros organismos como enemigos, rivales o benefactores accidentales e involuntarios».

La gran influencia de Ernst Haeckel en sus días, mucho mayor que la de Mivart o St. Hilaire, explica la poca aceptación de los términos etología y hexicología y la adopción común del término ecología de Haeckel. Como es sabido, el término etología de St. Hilaire se ha convertido posteriormente en sinónimo de estudio del comportamiento animal.

La definición de Haeckel, que implica el concepto de interrelaciones entre los organismos y el ambiente, ha sido objeto de interpretaciones algo distintas y quizá más profundas desde 1900. Por ejemplo, el ecólogo inglés Charles Elton definió la ecología como la «historia natural científica» que se ocupa de la «sociología y economía de los animales». Un norteamericano especialista en ecología vegetal, Frederick Clements, consideraba que la ecología era «la ciencia de la comunidad», y el ecólogo norteamericano contemporáneo Eugene Odum la ha definido, quizá demasiado ampliamente, como «el estudio de la estructura y función de la naturaleza».

Independientemente de dar una definición precisa, la esencia de la ecología se encuentra en la infinidad de mecanismos abióticos y bióticos e interrelaciones implicadas en el movimiento de energía y nutrientes, que regulan la estructura y la dinámica de la población y de la comunidad. Como muchos de los campos de la biología contemporánea, la ecología es multidisciplinaria y su campo es casi ilimitado. Este punto ha sido claramente expresado por el ecólogo inglés A. Macfadyen:

La ecología se ocupa de las interrelaciones que existen entre los organismos vivos, vegetales o animales, y sus ambientes, y éstos se estudian con la idea de descubrir los principios que regulan estas relaciones. El que tales principios existen es una suposición básica -y un dogma- para el ecólogo. Su campo de investigación abarca todos los aspectos vitales de las plantas y animales que están bajo observación, su posición sistemática, sus reacciones frente al ambiente y entre sí y la naturaleza física y química de su contorno inanimado… Debe admitirse que el ecólogo tiene algo de vagabundo reconocido; vaga errabundo por los cotos propios del botánico y del zoólogo, del taxónomo, del fisiólogo, del etólogo, del meteorólogo, del geólogo, del físico, del químico y hasta del sociólogo. Invade esos terrenos y los de otras disciplinas establecidas y respetadas. El poner límite a sus divagaciones es realmente uno de los principales problemas del ecólogo y debe resolverlo por su propio interés.

SITUACIÓN AMBIENTAL NACIONAL Y GLOBAl

La vida en la Tierra es posible debido a los procesos ecológicos esenciales que en ella se llevan a cabo; estos complejos procesos resultan de la interacción de los seres vivos entre sí y con los elementos no vivientes de su medio; entre todos han regulado a su vez el clima en el cual se han adaptado a desenvolverse.

El crecimiento de la población humana y sus diversas actividades ha venido impactando el ambiente, hasta llegar donde hoy nos encontramos, enfrentados a serios problemas ambientales globales. Aunque estos problemas, tales como la pérdida de la diversidad biológica, la desertificación, el daño a la capa de ozono y el cambio climático global, se tratan por separado, en realidad se encuentran interactuando entre sí, e incrementando considerablemente los impactos negativos que se producen.

La situación en que nos encontramos hoy día, no sólo requiere la búsqueda de modelos alternativos y sustentables de desarrollo para lograr una vida más amigable con el ambiente. La situación ambiental actual requiere de acciones que eviten colapsar el orden ecológico mundial. En estas circunstancias, el cambio climático global representa en gran parte la suma de todos estos fenómenos.

Sobrepasar el umbral de un incremento de la temperatura promedio global de más de tres grados centígrados, lo cual podría ocurrir en los próximos decenios, desencadenaría un desequilibrio de los procesos ecológicos que permiten la vida de los seres vivos.

Ante estas circunstancias, el Objetivo 7 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio se vuelve aún más crítico, habiendo esto sido reconocido por el Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Sostenible del proyecto del Milenio: “La sostenibilidad ambiental es esencial para alcanzar los demás Objetivos del Milenio”.

El PNUD, reconociendo esta situación, ha dedicado el tema central de sus dos últimos informes globales de Desarrollo Humano a los temas del agua y del calentamiento global. Tanto en el informe del Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Sostenible, como los informes

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