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El Caballito Enano


Enviado por   •  6 de Abril de 2014  •  620 Palabras (3 Páginas)  •  313 Visitas

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“El Caballito enano”

Hace mucho tiempo, en un rincón de una finca, nació un caballito negro como el azabache y tan pequeño que parecía un caballito de juguete. Los pájaros que vivían por allí cerca enseguida se alborotaron con la noticia. Todos vinieron volando para contemplarlo de cerca.

- ¡Pero qué cosa más mona! ¡Es preciosa esa criatura! trinó un pajarito..

- Mi niño se llamará Pirulí dijo su mamá.

La infancia del caballito fue muy feliz. Pasaba el tiempo trotando con sus compañeros y aprendiendo a hablar con una cotorra medio atolondrada, que le repetía de la mañana a la noche: "Mamá, papá, mamá, papá……"

Bebiendo en el arroyuelo, mirando salir el sol, galopando a su gusto, por el prado cubierto de clavellinas, era muy feliz el caballito.

Pasaron tres años. Todos los demás potricos habían crecido y eran caballos grandes; pero Pirulí no; él seguía del mismo tamaño, pero sabía marchar muy bien, pararse en dos patas, y hasta había aprendido a saludar, doblando una rodilla o inclinando la cabeza.

Pero algo muy malo le sucedió una vez. Resulta que Pirulí se acercó al corral donde estaban dos hombres, y oyó que uno de ellos decía señalándolo:

- Este caballo tan chiquitico no puede cargar bultos, ni tirar del carretón, ni llevar un jinete. No sirve para nada.

El caballito se apartó de allí muy triste. Caminaba lentamente y se alejó del corral, dirigiéndose a la laguna donde se contempló largo rato, afligido. "No valgo nada, se dijo, soy un caballo de trapo". Y lloró largamente.

Y en eso apareció su mamá, que le dijo asustada:"¿Por qué lloras Pirulí?"

Pirulí le contó a su madre lo que había oído. Su mamá, compadecida al ver la pena de su querido hijito, le dijo dulcemente: - - - Si eres distinto a los demás caballos, eso no significa que valgas menos. Además, cargar bultos no es lo único que puede hacerse en la vida.

Secándose las lágrimas con la cola, Pirulí aseguró con desconsuelo: "Pero, mamá, es que se burlan de mí. Y no me gusta que se burlen.

- Pues márchate y reclama tu lugar en otra parte. El mundo es ancho para los que confían en sus posibilidades, tú eres pequeño pero sabes hacer muchas cosas que otros caballos no saben hacer.

Al amanecer de la mañana siguiente Pirulí se marchaba seguro de que encontraría su felicidad, pues él era un caballito muy inteligente.

- Adiós, mamita.

- Adiós Pirulí, ¡suerte!, tú sabes que puedes triunfar si te esfuerzas en conseguirlo.

Pasó un año, pasaron dos. Casi nadie se acordaba del

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