El Efecto Pigmalión
Lydia DoradoEnsayo12 de Enero de 2019
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EL EFECTO PIGMALIÓN
En este artículo el autor nos describe perfectamente el efecto conocido como el efecto Pigmalión.
El efecto Pigmalión son las expectativas que se tiene de una persona y que se cumplen de una forma provisional. Estas expectativas, tanto si son buenas o malas, influyen directamente sobre el comportamiento de la otra persona, en este caso las expectativas de un profesor sobre un alumno.
En el caso de que las expectativas sean buenas, el alumno suele reaccionar de forma positiva, ya que se da cuenta de la reacción motivadora del profesor y al final el alumno acaba teniendo muchísimos mejores resultados. Lo mismo ocurre cuando las expectativas son negativas, solo que esta vez el alumno acaba teniendo peores resultados por lo que se acaba confirmando la teoría inicial del profesor. Cuando el profesor comprueba que sus expectativas iniciales siempre se cumplen acaba afianzando su teoría sobre las primeras impresiones de tal manera que cada vez lo hace de forma más clara.
En este texto se muestran algunas alternativas de autores para combatir este efecto Pigmalión del que se habla. Una de las más importantes, o al menos una solución de las más sencillas y eficaces es la que propone Rosenthal en su teoría de los cuatro factores (entorno, realimentación, insumo y producto). Según Rosenthal, estos son los cuatro factores que los profesores usan para transmitir sus expectativas a los alumnos.
Rosenthal afirma que para superar estas falsas expectativas dice que hay que hacerle frente a cada uno de los cuatro factores para poder controlarlos mejor y que el profesor sea cada vez más consciente de que estos factores influyen precisamente en esas expectativas. A partir de ahí el profesor, aunque sepa con seguridad que un determinado alumno no pueda dar más de sí mismo y que no sea capaz de conseguir grande logros, hay que procurar demostrarle todo lo contrario, confiar siempre en él, motivarlo y tratarlo como si realmente se esperaran grandes logros de ese alumno. Así el alumno se sentirá apoyado y mejorará su rendimiento tanto académico como personal.
En el texto también se comenta un aspecto muy interesante y es que el autor afirma que la mayoría de esas falsas expectativas se traducen de forma oral. Mientras que a las personas que se le tiene gran autoestima y se esperan grandes logros de ella, el profesor suele ser más atento, le sonríe más, le invita a participar continuamente en clase dándole la seguridad de que si se equivoca no habrá ningún problema, se le tienen menos en cuenta los errores tanto los de clase como los exámenes, etc. En cambio, de las personas que se espera poco, el profesor suele ser muy poco afectivo, no les da confianza para que participen activamente en clase, los errores se les tiene mucho más en cuenta y se tiende a creer que tales errores han sido por descuido del propio alumno pero no por cuestiones ajenas a él.
Otra de las soluciones que propone Brophy es que el profesor debe transmitir al alumno las mismas inquietudes, cariño y entusiasmo que él tiene por la enseñanza y por lo que está enseñando. Así el alumno estará más motivado siempre y obtendrá mejores resultados.
Me ha parecido un artículo muy interesante puesto que este efecto ha sido algo que, en mi opinión, es un hecho que nos ha afectado a todos desde el inicio de la edad escolar hasta la universidad. Lo extraño es que no sabía que existía un estudio y un nombre para tal fenómeno.
En cuanto a las razones de las que habla el texto por las que se produce el efecto Pigmalión en la escuela, cabría también destacar, aparte de las ya dichas anteriormente en el texto, la influencia anterior y posterior sobre los padres en los alumnos. La mayoría de las veces, son los padres los que acaban confirmando la teoría hecha del hijo a partir de una narración subjetiva. Pongamos el ejemplo de un niño que llega a su casa después del primer día de colegio y le cuenta a su madre que su profesor de inglés le ha hecho decir una frase en inglés delante de toda la clase y el resto de niños han empezado a reírse de él, a lo que el niño, seguidamente después y como último comentario le dice a la madre que el profesor le tiene manía. Normalmente una madre o un padre no van a hacer caso a los comentarios del niño puesto que saben que todo proviene de la imaginación del niño. Pero si el niño viene el tercer y cuarto día contando la misma historia, al final algunos padres decidirán ir a hablar directamente con el profesor y otros lo escucharán y acabarán por creerlo. Cuando el niño sienta ese apoyo por parte de su familia, el profesor no podrá hacer frente a ese fracaso escolar, tanto personal como curricular, puesto que no sabrá cómo controlarlo. Obviamente para esta situación se debe partir de la base de que el niño ha podido interpretar tal efecto Pigmalión a su manera o simplemente es que nunca ha existido tal muestra del efecto Pigmalión por parte del profesor en el alumno.
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