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El Señor Tigre


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  986 Palabras (4 Páginas)  •  210 Visitas

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Hace muchos, muchísimos años, cuando las personas y los animales hablaban todavía el mismo idioma y el tigre tenía una piel de color amarillo brillante, una tarde el búfalo regresaba a su casa, después de bañarse en el río. Iba canturreando una canción, con la nariz bien alta, porque en aquel tiempo aún tenía la nariz saliente y el labio superior entero. Su hocico apuntaba hacia el cielo y no se dio cuenta de que el tigre le seguía hasta que oyó a su lado un ronco "buenas noches".

El búfalo hubiera echado a correr muy a gusto, pero no quería parecer cobarde. Así que siguió su camino mientras el tigre le daba conversación.

-No se te ve mucho por el bosque. ¿Sigues trabajando con el hombre?

El búfalo dijo que sí.

-¡Qué cosa tan rara! No lo comprendo. ¡Caray!, el hombre no tiene zarpas, ni veneno, ni demasiada fuerza, y encima es muy pequeñajo. ¿Por qué lo aceptas como jefe?

-Yo tampoco lo comprendo -contestó el búfalo-. Supongo que será por su inteligencia -In-te-li... ¿qué?

-Inteligencia es algo especial que tiene el hombre y que le permite dominarme a mí, y también al caballo y al cerdo, al perro y al gato -explicó el búfalo con aire sabiondo, contento de saber más que el tigre.

-Interesante, pero que muy interesante. Si yo tuviera esa inteli- lo que sea, la vida me sería mucho más agradable. Todos me obedecerían sin esas carreras y esos saltos que ahora tengo que dar. Me tumbaría en la hierba y escogería los bichos más gordos para mi comida. ¿Tú crees que el hombre me vendería un poco de su in-te-li-gen-cia?

-No... no lo sé -murmuró el búfalo.

-Se lo preguntaré mañana. ¡No se atreverá a negarse, digo yo! -gruñó el tigre, y desapareció en la oscuridad.

El búfalo se encaminó lentamente hacia su casa, un poco asustado, temiendo haber hablado de más. Pero después de la cena se tranquilizó. "El tigre nunca viene a los arrozales", pensó antes de dormirse.

A la mañana siguiente, cuando llegó al campo con su amo, el búfalo vio que había juzgado mal al tigre, porque ya estaba allí esperando. Incluso había preparado un discurso para aquel encuentro.

-No te asustes, amo hombre -dijo el tigre amablemente- He venido en son de paz. Me han dicho que posees una cosa llamada in-te-li-gencia, y quisiera comprártela. Desearía hacerlo en seguida, porque tengo mucha prisa. ¡Todavía no he desayunado!, ¿comprendes?

El búfalo se sintió muy culpable. Pero entonces oyó que el campesino respondía:

-¡Qué gran honor! ¡El señor tigre en persona visitando mi humilde campo y dándome la oportunidad de servir a un animal tan grande y tan hermoso!

Y le hizo una reverencia como si estuviera ante el propio emperador.

El tigre, lleno de orgullo, respondió:

-Por favor, no hagas ninguna ceremonia por una simple criatura como yo. Sólo he venido a comprar...

-¿Comprar? -le interrumpió el campesino-. ¡Ni pensarlo! Insisto en regalártela, para que sea un recuerdo de esta grata visita que tanto honor me hace.

-Oh, qué amable por tu parte. Nunca pensé que el

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