El Valor De La Cultura De La Vida

EL VALOR Y CULTURA DE LA VIDA

Sin duda, uno de los problemas éticos que afronta la humanidad es el del valor de la vida y la cultura que se ha creado frente a ella, de allí que vemos a diario como en los medios de comunicación y hasta los escenarios de la academia aparece esa gran rama de la ética, llamada, la bioética, brindando sus mejores planteamientos sobre la cultura de la vida: El control de la natalidad, el aborto y la eutanasia, la fecundación in vitro,etc. temas que guardan relación con la vida y la biología en sí.

Y entre los planteamientos que más promociona la Bioética con la cultura de la vida, encontramos, entre otras, la gran actitud del hombre de promocionar, conservar la propia vida y también de trasmitirla, así como también, esa actitud de admiración y respeto por todo lo que rodea el misterio de la vida desde su concepción hasta su término natural, lo cual se conjuga con el respeto de las condiciones naturales en que ésta se presenta sin manipulaciones.

Pero frente a la cultura de la vida se da lamentablemente otra cultura de selección y muerte que contradice a la naturaleza misma de la vida y que no tiene inconveniente alguno en manipular los mecanismos en que ella se presenta, y que representan unas amenazas a la cultura de la vida. Entre esas tenemos:

El control artificial de la natalidad. Consiste en manipular los vertientes naturales de la procreación, a través de distintos medios para evitar los nacimientos. Entre esos medios se destacan: el preservativo masculino o femenino, la vasectomía, la ligadura de trompas, los anticonceptivos, los anti-implantatorios, etc. En todas estas prácticas, se modifica la actividad sexual porque se la aparta completamente de la posible fecundidad. Así pues, sólo se busca la satisfacción sexual egoísta sin riesgos de posibles hijos.

Una de las justificaciones que se usan para justificar el control de la natalidad se aduce una falsa razón de que los hijos han de ser «deseados». A lo que habría que responder que los hijos nunca deben ser tratados como objetos deseados o no. Los hijos no son objetos, sino personas a las que hay amar obligatoriamente por el hecho de serlo. Personas irrepetibles a los que hay que ayudar a formarse y que tienen el derecho a ser queridos y educados por sus padres, por tanto, Los deseos se han de reservar para los objetos.

El aborto. Que no es más que la expulsión del feto de su seno materno, lo cual es un asesinato. Esta forma tan reprochable, muchas veces es utilizada por la mujer e impulsada por su entorno, pues al salir embarazada muchas veces no quiere ser burla de la sociedad, como si tener un hijo la convirtiera en una mofa ante los demás. O muchas veces se da por el miedo de afrontar dicha maternidad en soledad o desamparo. Frente a esta problemática hay que promocionar que la vida es un valor que hay que proteger siempre de todos los posibles ataques. En ningún caso puede justificarse la muerte de un inocente. Nunca se puede ver el embarazo de ninguna mujer como una enfermedad ni siquiera en caso de violación. La razón es que un mal (la violación) no puede eliminarse con un mal superior (el aborto).

La fecundación in vitro y los embriones. La fecundación in vitro es una técnica médica que consiste en la implantación en el útero de una mujer de un óvulo fecundado en el laboratorio. Se recurre a esa técnica cuando una mujer no se queda embarazada de forma natural, o bien, porque el semen del hombre no es fértil, o bien, por alguna anomalía anatómica propia. Ante esta práctica encontramos madres de alquiler que prestan su útero, bancos de semen,

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