El análisis de la lectura de los artículos Morella Alvarado

Al leer el artículo de Morella Alvarado tuve la sensación de un “dejavú”, evidentemente desde el título sentí que la problemática tratada me interesaba pues en varias oportunidades, durante mi experiencia laboral, he trabajado la relación de los medios de comunicación con los procesos de aproximación a la realidad generados en los estudiantes. Al igual que la autora, mis preocupaciones tienen que ver con la pregunta ¿cómo lograr que mis estudiantes se enfrenten al bombardeo constante de imágenes, palabras y sonidos, de forma crítica? Esta pregunta guiadora de mi actuar profesional se ha convertido en la mejor excusa para involucrarme y profundizar en campos como la semiótica, la lingüística y la semiología. Cada una de estas ciencias propone desde distintas perspectivas modos de acercarse a un mensaje entendiéndolo como un tejido de significados cuyo referente en algunas ocasiones no es nada claro. Como si fueran capas de una cebolla, cuando analizamos un mensaje, es necesario quitar, con mucho cuidado, componente tras componente, para determinar, en la medida que las capas van saliendo, cuál es el centro, cuál es la verdad.

Por eso es importante que el intérprete cuente con las suficientes herramientas para acercase al texto audiovisual y determinar la importancia y funcionamiento de sus componentes, para entender cómo se sostiene la estructura del mensaje. Lógicamente esto es muy difícil de lograr si el lector no razona por sí mismo y para esto es necesario, como se plantea en el artículo, generar la capacidad de deducir, relacionar y sintetizar. En la medida que el intérprete es capaz de llevar a cabo las tres acciones antes citadas, se irá acercando al sentido real del mensaje.

Pero existe un problema, para la gran mayoría de espectadores de los mensajes audiovisuales, lo que se muestra es pura y simple diversión. Y lo peor, un alto porcentaje de integrantes de este grupo piensa que cuando algo es para divertir, no se necesita de un mayor esfuerzo intelectual para enfrentarlo, simplemente la pasividad se convierte en el medio a través del cual los mensajes llegan a la cabeza sin ningún tipo de filtro. Tiene razón Morella Alvarado cuando nos dice que, apoyándose en los planteamientos de la Escuela de Frankfurt, es necesario cuestionar y ver los medios de comunicación como medios de control y dominación. Cuando pensamos en nuestros estudiantes como lectores pasivos de los mensajes multimediales, es posible darse cuenta del gran daño que esto genera en el día a día, en sus acciones, en sus palabras, en su pensamiento y en la forma como se relacionan con los otros y con ellos mismos. Esa relación tan pasiva es la que impide que se genere un pensamiento crítico capaz de develar la verdadera intención del mensaje.

Es frente a esta problemática que la escuela debe tomar posición; es tarea de los docentes, en sus clases, utilizar las herramientas tecnológicas y los mensajes que estas son capaces de propagar, de una forma activa y profunda a la vez para que los estudiantes adquieran y pongan en práctica un pensamiento crítico capaz de cortar el efecto hipnótico que se mantiene entre el medio y el sujeto receptor. En esto consiste fundamentalmente la importancia y el papel que juega la Educomunicación, cada vez que un profesor en su espacio de clase enciende un televisor, proyecta una imagen o analiza una película, noticiero o propaganda, presenta una oportunidad a sus estudiantes, la oportunidad de enfrentarse al mundo y la realidad con herramientas suficientes para entender la verdad que se le propone y tomar una posición consecuente que sea fiel reflejo de su pensamiento, palabras y acciones.

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