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El análisis de la novela "María" Jorge Isaacs


Enviado por   •  3 de Mayo de 2014  •  Resúmenes  •  2.412 Palabras (10 Páginas)  •  488 Visitas

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“MARÍA”

Jorge Isaacs

Los padres de Efraín querían que tenga mejores oportunidades en la vida, lo envían a estudiar a Bogotá, tras largos 7 años regresa al lugar donde pasó su infancia. Allí, María se había convertido en una mujer muy bella, Efraín quedó pasmado al verla.

Lo sorpresa también afectó a María, se conocían como y desde niños, la admiración entre ambos jóvenes era mutua.

María era una prima algo lejana de la familia. Su madre había fallecido de una penosa enfermedad. Lamentablemente, aquella preciosa niña tenía ya los padecimientos de esos terribles males.

Sin embargo, la dicha entre Efraín y María se revelaba cada vez con mayor intensidad. Efraín pasaba su tiempo visitando los fundos de la familia, a sus amigos, iba de cacería; llevaba una vida normal.

Su padre tenía planes para él, lo enviarían a estudiar medicina a Londres, tendría que separarse de su amada por mucho tiempo, el dolor y la tristeza se apoderaron de los jóvenes enamorados. Efraín hizo todo lo posible por cambiar la decisión de su padre, no había marcha atrás; tenía que ser médico.

Las flores marcaban la existencia de Efraín, le gustaban mucho a ella. Quedaron en escribirse con frecuencia y así fue. Efraín recibía la correspondencia de María acompañada de pétalos de flores, él sentía mucha felicidad, a pesar de la distancia y el tiempo.

En una de las ocasiones, Efraín recibe una carta de su padre, María está muy enferma, tiene que partir. La travesía de vuelta fue muy dolorosa, él conocía el mal de María, debía de apurarse. Después de muchos contratiempos, puede llegar, es muy tarde, los últimos hálitos que dio maría se referían al amor que no llegaba, Efraín. Encontró en una caja, las trenzas de ella, sus vestidos, las cartas. Efraín con el corazón destrozado se dirige a la tumba de María para recordar las alegrías de lo vivido con ella.

Azul Rubén Darío

1. EL REY BURGUÉS.

Había una vez un rey muy poderoso. Éste vivía en un gran palacio en una ciudad inmensa.

Un día llegó al palacio un poeta pidiéndole comida; el rey le contestó que si hablaba comería. El poeta entonces comenzó a hablar del arte y de la poesía, de una forma rítmica, de tal forma que a la vez hacía poesía.

Entonces, el rey preguntó a los que estaban allí qué hacer, y un filósofo le dijo que el poeta podía ganarse el pan tocando un instrumento en el Jardín de los Cisnes; y el rey así lo hizo.

Cada vez que el rey se paseaba le daba un trozo de pan. Al llegar el invierno, una noche, en el palacio se preparó un festín, y el poeta, debido al frío murió, y nadie hasta el siguiente día se enteró.

2. EL SÁTIRO SORDO.

Un sátiro, rey de su selva, fue a “espiar” a Apolo que estaba tañendo su lira. Al ver la osadía del sátiro, Apolo le castigó dejándole sordo, de tal forma que no podía escuchar nada de lo que ocurría en su selva.

El sátiro tenía dos consejeros áulicos: la alondra y el asno, que le ayudaban a entender las cosas que ocurrían en la selva y él no oía.

Orfeo, un poeta (que tañía su lira haciendo sonreír a todos los animales) espantado de la miseria de los hombres, quiso huir de los bosques, yendo a la selva del sátiro.

Llegó allí con su lira, se colocó enfrente del sátiro y empezó a cantar. Cuando terminó su repertorio, le preguntó al sátiro si podía quedarse en su selva.

Éste les pidió ayuda a sus consejeros. Finalmente, el sátiro le negó su estancia allí y Orfeo quiso ahorcarse, pero en lugar de quitarse la vida, se casó con Eurípides.

3. LA NINFA.

En el castillo de Lesbia, en la hora del chartreuse, en la mesa se encontraban seis amigos actores, la mesa estaba presidida por Aspasia.

Lesbia comentó que le gustaban los sátiros, los seres mitológicos y las ninfas. Un sabio que allí se encontraba, habiéndose basado en hechos históricos pasados, les dijo que ya bastaba de tanta sabiduría, pues al él lo que le gustaban eran las ninfas, pero que no existían. Pero Lesbia decía que él sí las veía.

Un día de primavera, mientras un amigo de Lesbia (el que cuenta la historia) vagaba por el laberinto del castillo, oyó un ruido, se acercó al lugar donde se había producido, y vio a una ninfa dentro de un estanque, salió de éste y se marchó corriendo por los rosales.

Después se reunió con los demás actores y Lesbia les dijo el amigo había visto una ninfa y que ella le estaba mirando. Todos quedaron asombrados, observando cómo se miraban.

4. EL FARDO.

Cuenta que el tío Lucas, un viejo pescador, iba todos los días con su hijo de pesca. Vendían los fardos que pescaban, y si había buena venta, por la tarde también iban a pescar.

Pero un Sábado, por el reumatismo, el tío Lucas no pudo ir, y mandó a su hijo ir solo a la tarea diaria.

Pescó muchos fardos, y en uno, el más grande, se colocó encima de él para poder acabar su tarea, atando una cuerda a éste, para así poder subir las redes y coger los últimos peces (estaba ya acercándose a la playa), cuando, de pronto, la cuerda se soltó del fardo, haciendo que éste cayera sobre el hijo del tío Lucas y éste, con el fardo encima, sobre el filo de la lancha, rompiéndole los riñones, desencajándole el espinazo y echando por la boca sangre negra.

El tío Lucas lloraba abrazado al cuerpo de su hijo.

5. EL VELO DE LA REINA MAB.

Las hadas habían repartido todos sus dones; La reina Mab se coló por la ventana de su buhardilla y vio cuatro hombres, a uno le había tocado una cantera, a otro el iris, al tercero el ritmo y al último el cielo azul.

El primero con Grecia en la cabeza, alababa a las venus y los dioses de ésta. El segundo protestaba, diciendo que para qué quería el iris, si después sus cuadros no se ponían en ningún sitio y tenía que cobrarlos más baratos. El tercero decía que pondría su alma en la gran ilusión de sus sinfonías, temiendo todas sus decepciones, y el último alababa las epopeyas y todos los elementos que la componían.

Entonces, la reina Mab cogió su Velo de los Sueños y envolvió a los cuatro hombres, y desde entonces se piensa en el porvenir de los brillantes infelices y se oyen risas que quitan la

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