El dolor es insoportable
rojasalexTutorial9 de Septiembre de 2013
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Las fuerzas y actúan sobre el extremo de la viga. Reemplace estas fuerzas por un momento de pares y fuerzas equivalentes actuando en el punto
SOLUCION:
FABIO FUSARO
Mi novia
Manual de instrucciones
Para conocer mejor a las mujeres… Para conocerte mejor.
Qué hacer para no perderlas… Qué hacer para perderlas.
Cómo recuperar a tu ex-novia… Cómo recuperarte de tu ex-novia.
Cómo volver a sentirte bien… Cómo volver…
Seguí atentamente el orden correlativo de los capítulos cualquiera sea el momento por el que estés pasando.
Si alguna premisa te salió mal volvé al capítulo uno.
No sirve continuar con distinta novia…
¡Bienvenido al club! 5
Más vale prevenir que curar 7
Frases prohibidas 9
Cuando voy es porque vengo y cuando vengo es porque voy 11
No les gusta lo que dicen que les gusta 13
Lágrimas de mujer 17
El silencio es salud 21
El aire de mar 25
Siempre quieren algo más 29
Atadas se vuelan 31
La fidelidad 35
No te alejes de tus amigos 39
Si vas a sacar un arma, dispará 41
El objetivo final de todas ellas 45
Siempre les pasa a los demás
Lo peor puede pasar 51
El enemigo puede ser cualquiera
La transparencia 57
Se dio vuelta la tortilla 59
Epa, te dejó 61
El corazón, el peor consejero 65
El primer paso, asumir la realidad 67
Desaparecé 69
Un encuentro inevitable 71
Consejos de mujeres 73
La lástima, el peor enemigo 75
Si saben que estás muerto, estás muerto 77
Como en el truco 81
No le aflojes la pelota 85
La única jugada ganadora 87
Pero yo te quiero… 91
Esa nueva relación “Free” 93
¡Glup! Lo hice otra vez 95
Ojo con las canciones 97
El objetivo primario 99
Un clavo saca otro clavo 113
Siempre hay un final feliz 115
¡Bienvenido al club!
Te dejó tu novia.
La única que te importa en la vida.
Sentís que nunca vas a encontrar otra como ella. Es más, no te interesa encontrar otra.
Todavía no lo podés creer.
No sabés como hacer para seguir viviendo.
El dolor es insoportable.
Pensás que no puede ser que se haya olvidado de todo lo que te dijo, de todo lo que te prometió, y eso sólo ayuda a que te sientas peor.
¿Imaginarla con otro? Ni hablar.
No tenés ganas de comer, ni de salir, imposible concentrarse en estudiar, difícil trabajar.
No podés pensar en nada que nos sea en verla, en hablarle, en convencerla, en recordarle que te ama y que la amás, y que la única manera de vivir es estar juntos.
Sólo querés llamarla por teléfono o ir a buscarla, y que ella te abrace llorando y te diga que fue todo una equivocación, que te quiere como siempre, que la perdones, que nunca más va a pasar, que no puede vivir sin vos, que estos días en los que no estuvo cerca tuyo fueron un infierno, que se la pasó llorando todo el tiempo y que las a-migas no sabían como hacer para consolarla.
Y vos decirle: Sí, mi amor, a mí me pasó lo mismo, te quiero, te amo, ya está, ya pasó chiquita, no llores más.
¿Entonces qué hacés? Las vas a buscar con tus mejores ropas, recién bañado y perfumado a la salida del trabajo, o de la facultad, o del colegio.
Pero, oh sorpresa, cuando la ves de lejos, antes de que ella te vea, notás que venía muy divertida riendo con unos compañeros.
¿Pero cómo, no se supone que ella también está destruida por esta
ruptura? Caramba…
Y acá viene lo peor. Cuando te ve… no te abraza… no llora, no te dice que no puede vivir sin vos, ni que te quiere, ni una mierda.
Es ahí donde te sentís en un callejón sin salida, y el dolor se hace más intenso porque cada vez la ves más lejos.
Sentís que ya ni verte le provoca nada. ¿Y ahora? ¿Cómo sigue esto? De alguna manera tiene que seguir dado que es imposible asumir que la perdiste, porque no podrías seguir viviendo, ¿no?
Como si todo esto fuera poco te sorprende con alguna frase a modo de saludo como “¿A qué viniste?” o “¿Qué habíamos hablado?” Y ahí te quedás con un nudo en la garganta sin saber para dónde disparar. En realidad dispararías hacia tu sien.
Entonces la mirás a los ojos, con esa mirada que tiempo atrás la hubiera derretido, pero que aparentemente hoy no le mueve un pelo y le decís: -¿Podemos hablar?- Y ella, como molesta, te responde:
-Ya hablamos todo, ¿no?
-Bueno, está bien- le decís. Y en un intento por provocar algún tipo de reacción te das media vuelta y empezás a caminar, rezando por Escuchar un “¡Esperá, no te vayas!” que nunca llega.
Cansado de repetir episodios similares, probás con un llamado, y una carta, y unas flores, y un CD, y nada. Cada vez peor. Dios… es el fin.
Si estás viviendo una situación similar a ésta, debés sentir que estás sobre arenas movedizas, donde cada vez que hacés un movimiento para salir a flote, te hundís más. Bueno, voy a darte una buena noticia: tenés en tus manos algo así como el elefante de Tarzán para ayudarte a salir de esa situación.
Este libro fue escrito en base al análisis de mis experiencias personales y las de mis amigos, las cuales nos han dejado muchas enseñanzas que queremos compartir con vos.
Todas las historias narradas son absolutamente verídicas. Sólo fueron cambiados los nombre para respetar la privacidad de estas personas.
No soy el dueño de la verdad, ni todos los casos son exactamente iguales, pero les aseguro que luego de leer este libro, o a medida que lo vayan haciendo, van a ir sintiéndose más seguros con respecto a esa situación que tanto los tortura hoy.
Los resultados siempre van a ser positivos, porque si tu novia te quiere, en estas páginas vas a encontrar herramientas para recuperarla. Y si no te quiere, sea por el motivo que sea, ¿para qué querés que vuelva?
Más vale prevenir
que curar.
Tal vez tu situación no sea exactamente la anterior, pero te la ves venir. Desde hace algún tiempo la notás rara. Aparecieron en su actitud lo que llamaremos “I.D.Q.” (Indicadores de Quilombos) que podrían ser:
• Ya no te mira como antes.
• No reacciona de la misma manera ante un “te quiero”.
• Cuando te atiende por teléfono no demuestra la misma emoción que hace un tiempo atrás.
• Se ve molesta si le preguntás “¿me extrañaste?”
• Le da lo mismo hacer el amor que ver una película o ir a tomar un café.
• Cuando se ven no se calienta en arreglarse mucho.
• Está más peleadora de lo habitual.
Y por lo general todo esto desemboca en los padres de todos los
IDQ: los famosos “Estoy confundida” y “Necesito un tiempo”.
Por lo general los IDQ nunca vienen de a uno, y son una señal inequívoca de que algo malo está por suceder. Seguramente son producto de que algún compañero de colegio, facultad o trabajo le gusta. O tal vez no le guste pero le anda atrás y las muy estúpidas se agrandan como sorete en kerosene.
O tal vez alguna amiga le esté llenando la cabeza en contra tuyo con el objeto de presentarle algún amigo, hermano o primo, o simplemente por romper las pelotas, que para eso son mandadas a hacer.
Ella en realidad te quiere a vos (por lo menos en la mayoría de los casos es así), pero el otro turro/a te hace la pelea desde las sombras y lamentablemente eso es una ventaja a su favor.
Lo que erróneamente tendemos a hacer cuando empiezan a aparecer los IDQ es intensificar nuestras demostraciones de amor tratando de verla más seguido, diciéndole cosas lindas, regalándole flores, chocolates, sea monkeys, o cuanta pelotudez se nos ocurra.
Con las mujeres en estos casos hay que actuar como con los caballos de salto. Los caballos de salto tienen todos los mejores cuidados, duermen calentitos en un box, tienen la mejor comida, el más esmerado aseo, en fin, más de lo que cualquier animal podría pedir. Así y todo de vez en cuando estos caballitos se ponen medio loquitos, medio histéricos y no quieren darle bola a su dueño. Cabecean, tiran patadas, no se quieren dejar montar, etc.
¿Qué hacen sus dueños en estos casos?
¿Les dan mejor comida aún?
¿Los bañan más seguido?
¿Les agregan una estufita en el box? No.
Todo lo contrario. Los mandan al campo.
Sí, los sueltan y les dicen: “Andá
...