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El gran tiburón blanco

sergiopikolin20 de Junio de 2012

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El Tiburón Blanco

El gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es una especie de elasmobranquio lamniforme de la familia Lamnidae que se encuentra en las aguas cálidas y templadas de casi todos los océanos. Esta especie es la única que sobrevive en la actualidad del género Carcharodon.

Taxonomía

En 1758 Carolus Linnaeus dio al gran tiburón blanco su primer nombre científico, Squalus carcharias. Sir Andrew Smith le dio el nombre genérico Carcharodon en 1833, y en 1873 el nombre genérico fue identificado con el nombre específico de Linnaeus y el nombre científico actual, Carcharodon carcharias. Carcharodon viene de las palabras griegas καρχαρίας "karcharías", que significa "agudo" o "dentado", y οδους, "odous", que significa "diente".2

Nombres comunes

La especie Carcharodon carcharias recibe multitud de nombres a lo largo de su área de distribución. En español, las denominaciones más comunes son tiburón blanco y gran tiburón blanco (esta última influida por el nombre oficial en inglés, great white shark). El nombre de "blanco" se debe a que en algunos ejemplares viejos, con el paso de los años, han ido aclarando el tono negruzco de su dorso hasta un gris claro, y junto al blanquecino del vientre, les dan el aspecto de ser blancos. Y como escualos que son, siguen creciendo a lo largo de su vida y cuanto más viejos más grandes, de ahí lo de "gran blanco".

En España, la denominación tradicional de origen medieval (recuérdese que la propia palabra tiburón procede de las lenguas caribe, y por tanto no se incorpora al español hasta el siglo XVI) lo identifica como jaquetón (aumentativo de jaque, amenaza), nombre que junto con distintos adjetivos se aplica también a muchas otras especies de la familia Carcharhinidae. Existe también el nombre jaquetón blanco, derivado de la fusión entre el nombre anterior y el de tiburón blanco, más popular en la actualidad. El nombre de marrajo, como se le menciona a veces, puede llevar a confusiones con otras especies de tiburones.

En Uruguay se da también el nombre de africano a esta especie, mientras que en otros países optan por denominaciones más truculentas como devorador de hombres en Cuba. En este último país también se le conoce como jaquetón de ley, nombre que en España queda reservado a la especie Carcharhinus longimanus.

Evolución

Se estima que el tiburón blanco apareció en el planeta durante el Mioceno, siendo el fosil más antiguo encontrado de hace unos 16 millones de años aproximadamente. Según los biólogos deriva del Carcharodon megalodon, un gigantesco tiburón prehistórico. Sin embargo, otros expertos consideran que, a pesar de la indudable pertenencia de ambos al orden de los Lamniformes, el tiburón blanco en realidad tenga mayor parentesco con el Mako, del género de los isurus.

Según los paleontólogos Shelton Applegate, Maisey John, Robert Purdy y el biólogo Leonard Compagno, el Megalodon y el gran tiburón blanco provienen de los Cretolamna Carcharodon, y por lo tanto deben ser considerados como miembros del mismo género, los Carcharias, y de la misma familia, los Lamnidae.

Cappetta Henri, John Long, Mikael Siverson, y David Ward, por su parte, encuentran que el tiburón blanco viene de una línea separada de la del Megalodon, que a su vez deriva del Cretolamna y el Otodus, dos tiburones prehistóricos extintos. También hay teóricos que establecen su descendencia del Carcharodon orientalis, que se cree que pertenecía a un eslabón perdido de la evolución. La similitud entre los dientes de Megalodon y de tiburón blanco demuestran la convergencia evolutiva entre ambos, pero no una relación genética directa. Sin embargo, los cientifícos aún hoy debaten la procedencia exacta del tibúrón blanco.

Descripción

Los tiburones blancos se caracterizan por su cuerpo fusiforme y gran robustez, en contraste con las formas aplastadas que suelen lucir otros tiburones. El morro es cónico, corto y grueso. La boca, muy grande y redondeada, tiene forma de arco o parábola. Permanece siempre entreabierta, dejando ver al menos una hilera de dientes de la quijada superior y una o dos de la inferior, mientras el agua penetra en ella y sale continuamente por las branquias. Si este flujo se detuviese, el tiburón se ahogaría por carecer de opérculos para regular el paso correcto del agua, y se hundiría en la misma, ya que al no poseer tampoco vejiga natatoria se ve condenado a estar en continuo movimiento para evitarlo.

Durante el ataque, las fauces se abren hasta tal punto que la forma de la cabeza se deforma, y se cierran luego con una fuerza 300 veces superior a la de una mandíbula humana. Los dientes son grandes, aserrados, de forma triangular y muy anchos. Al contrario que otros tiburones, no poseen diastema ni reducción de diente alguno, sino que tienen toda la quijada provista de dientes alineados e igualmente capaces de aferrar, cortar y desgarrar. Detrás de las dos hileras de dientes principales, los tiburones blancos tienen dos o tres más en continuo crecimiento que suplen la frecuente caída de dientes con otros nuevos y se van reemplazando por nuevas hileras a lo largo de los años. La base del diente carece de raíz y se encuentra bifurcada, dándole una apariencia inconfundible en forma de punta de flecha.

Los orificios nasales (narinas) son muy estrechos, mientras que los ojos son pequeños, circulares y completamente negros. En los costados se sitúan cinco hendiduras branquiales, dos aletas pectorales bien desarrolladas y de forma triangular y otras dos, cerca de la aleta caudal, mucho más pequeñas. La caudal está muy desarrollada, al igual que la gran aleta dorsal de su lomo, de forma inconfundible para cualquiera. Otras dos aletas pequeñas (segunda dorsal y anal) cerca de la cola, completan el aspecto de este animal.

A pesar de su nombre, el jaquetón sólo es blanco en su parte ventral, mientras que la dorsal es gris o azulada. Este patrón, común en muchos animales acuáticos, sirve para confundirse con la luz solar (en caso de mirarse desde abajo) o con las oscuras aguas marinas (en caso de hacerlo desde arriba), constituyendo un camuflaje tan simple como efectivo. El extremo de la parte ventral de las aletas escapulares y la zona de las axilas aparecen teñidos de negro. La piel, muy áspera, se compone de duras escamas llamadas dentículos dérmicos por su forma afilada.

No obstante, la denominación de "tiburón blanco" podría tener su lógica en el caso de avistarse ejemplares albinos de esta especie, que aunque son muy raros existen. En 1996 se pescó en las costas de El Cabo Oriental (Sudáfrica) una hembra joven de apenas 145 cm que exhibía esta rara característica.

y especialmente Australia.

Sentidos

Las terminaciones nerviosas del extremo frontal, antes mencionadas, recogen la menor vibración ocurrida en el agua y guían al animal hasta la posible presa que esté causando esa perturbación. Otros receptores (conocidos como ampollas de Lorenzini, unas células especializadas con una forma similar a la de minúsculas "botellas") situados en torno a los orificios nasales, le permiten captar también campos eléctricos de frecuencia variable que probablemente use para orientarse en sus migraciones a través de largas distancias. Por si esto fuera poco, su olfato es tan potente que la presencia de un par de moleculas de sangre las detecta entre un millón de moleculas de agua a kilómetros de distancia sirve para atraerlo, al tiempo que se vuelve mucho más agresivo. La vista tiene menos importancia, pero también está bien desarrollada y tiene un papel muy importante en la aproximación final a la presa y su peculiar modelo de acecho y ataque desde debajo de la misma.

Tamaño

La longitud más frecuente entre los tiburones blancos adultos es de 4 a 7 metros (siendo los machos menores que las hembras), aunque se han citado casos de individuos excepcionales que rebasaban ampliamente esas medidas. En la actualidad no se puede asegurar cuál es realmente el tamaño "tope" o máximo en esta especie, hecho que se ve reforzado por la existencia de notas antiguas y poco fiables sobre animales realmente gigantescos. Varios de estos casos se analizan en el libro The Great White Shark (1991) de Richard Ellis y John E. McCosker, ambos expertos en tiburones.

Durante décadas, muchos libros de referencia en el campo de la ictiología, así como el Libro Guinness de récords mundiales recogieron dos tiburones blancos como los más grandes jamás capturados. Uno de ellos era un ejemplar de 11 m supuestamente capturado en aguas del Sur de Australia. cerca de Port Fairy en la década de 1870 y el otro se trataba de un individuo de 11,3 m que quedó atrapado en una red para arenques en New Brunswick, Canadá en la década de 1930.

Al amparo de esta longitud máxima, los avistamientos de tiburones blancos de 7 a 10 m de largo fueron considerados hasta cierto punto comunes y aceptados sin gran discusión. Sin embargo, varios investigadores pusieron en duda la fiabilidad del reporte de Port Fairy, haciendo hincapié en la gran diferencia de tamaño entre este individuo y cualquiera de los otros tiburones blancos capturados. Un siglo después de la captura, se estudiaron las mandíbulas del animal, todavía conservadas, y se pudo determinar que su auténtico tamaño corporal rondaba los 5 metros de largo. La confusión pudo

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