El jarron azul
Rodolfo Reyes FInforme29 de Julio de 2022
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El jarrón azul
Viajemos juntos al pasado y ubiquémonos en un día de trabajo en la importante empresa maderera y de vapores Ricks Logging and Lumber Company, P. Ricks, mejor conocido como “Cappy Ricks”, es el dueño de la empresa. En alguna ocasión él se tuvo que enfrentar a un gran problema, ya que había mandado a varios gerentes que habían dado malos resultados a la oficina de Shangai.
Un buen día, un joven de nombre William Peck fue a solicitarle trabajo. Cappy vio algo especial en el joven y tomó la decisión de contratarlo como vendedor. Peck trabajó tan arduamente que levantó una gran cantidad de pedidos de madera, tantos, que tuvieron que pedirle que bajara su ritmo ya que continuamente se agotaban los inventarios.
Peck tenía las características de un buen administrador para la oficina de Shangai, por lo que Cappy decidió probarlo, pidiéndole que le trajera el jarrón azul.
Era un domingo, y Cappy le pidió a Peck traer el jarrón azul con este argumento: En la mañana caminando, pase frente a una tienda en la calle Sutter, entre Stockton y Powell, en donde en un aparador se encuentra un jarrón azul. Sucede que una dama a quien le tengo gran aprecio posee otro igual y sé que nada le agradaría más, como regalo de aniversario de bodas, que otro jarrón como ese. Tengo que tomar el tren a las ocho de esta noche para llegar mañana a Santa Barbara, donde ella vive, y podré felicitarle personalmente, así como entregarle el regalo. Así que Peck, ese jarrón azul es lo que quiero.
Cappy describió el jarrón y concluyó que el costo no sería gran cosa, podría Peck pagarlo con su dinero y después cobrarlo a la empresa.
Peck se dirigió a buscar el jarrón, no encontrándolo en la tienda de la dirección que le habían dicho, intento hablar por teléfono a Cappy para confirmar la dirección, al no contestarle, decidió recorrer la calle de nuevo sin encontrar la tienda con el jarrón azul, entonces recorrió otra zona comercial, hasta que notó que en una tienda se encontraba el jarrón que correspondía a la descripción de Cappy.
Trató de abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Entonces cruzo la calle y solo vio en la fachada un letrero que decía “Cohen’s Art Shop”. Peck se dirigió al hotel más cercano y habló a todos los números de la guía telefónica que coincidían con ese apellido hasta dar con el propietario, una vez que lo localizo le comentó que enviaría al encargado a cierta hora para que abriera la tienda.
El encargado le informó a Peck el precio del jarrón azul, el cual era de 2,000 dólares, dinero que Peck no llevaba, así que pidió el teléfono y trató de conseguir
dicha cantidad. Como no la consiguió, acordó con el encargado dejar un cheque personal y como prenda un anillo de diamantes.
Peck buscó a Cappy, pero este ya se había ido en tren a Santa Barbara, entonces le habló a un amigo que acordó llevarlo en su avión hasta dicho lugar. Peck se dirigió al aeropuerto donde se encontraba su amigo y a medianoche ambos se perdían en las nubes rumbo a Santa Barbara con el jarrón.
Una hora más tarde aterrizaron en Santa Barbara, Peck descendió y corrió hacia la estación del ferrocarril y momentos después, cuando el tren se detuvo, se introdujo rápidamente buscando el camarote de Cappy.
Tocó fuertemente la puerta del camarote hasta que Cappy le abrió. Dejándole entrar, Cappy le refirió que todas las dificultades con que tropezó habían sido planeadas, desde la dirección equivocada hasta el precio del jarrón.
Cappy le comentó a Peck que, para confiarle un puesto de tanta importancia, necesitó ponerle a prueba para estar seguro de que podría desempeñarlo. Por eso le había confiado la tarea más ardua que daba a los que necesitaba para los cargos que requieren personas que nunca se dan por vencidas.
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