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Ensayo ‘El mito del emprendedor’.


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  2.108 Palabras (9 Páginas)  •  1.368 Visitas

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Instituto Tecnológico de la Laguna[pic 1]

Licenciatura en Administración de Empresas

Plan de negocios

Ensayo ‘El mito del emprendedor’

Maestra: Eufrocina Estrada Soto

Alumna: Diana Karina Salomón Rodríguez

Nº de control: 13131076

Octubre de 2016

Introducción

Este libro está hecho para emprendedores, que quieren comenzar o ya tienen su propio negocio.  Aquí se hace referencia al país de Estados Unidos, se ve por lo que están pasando las pequeñas empresas.

La gente que es dueña de pequeños negocios en Estados Unidos trabaja mucho más de lo que deberían comparado con lo que recibe a cambio. El problema no es que los dueños de pequeños negocios en Estados Unidos no trabajen, el problema es que están haciendo el trabajo equivocado.

Este libro es acerca de producir resultados, no simplemente del cómo hacerlo. La gente es la que funciona.  Y lo que hace que la gente funcione es una idea en la que vale la pena trabajar, acompañada de un claro entendimiento de lo que necesita ser hecho.  Es solamente cuando una idea así se integra firmemente a la forma en la que uno piensa y opera su negocio cuando el ¿cómo hacerlo? adquiere significado.  Este libro habla de esa idea, una idea que dice que tu negocio no es nada más que un reflejo de lo que tú eres. Si tu forma de pensar es descuidada, tu negocio será descuidado.  Si eres desorganizado, tu negocio será desorganizado.  Si eres codicioso, tus empleados serán codiciosos, dando cada vez menos y menos de ellos mismos y pidiendo cada vez más.  Si tu información de lo que debe hacerse en tu negocio es limitada, tu negocio va  a reflejar esa limitación.  Entonces, si tu negocio necesita cambiar, tú debes cambiar primero.

Desarrollo

Todo comienza con un cosquilleo de querer emprender, con querer ser tu propio jefe. Es ahí cuando empiezas a generar ideas de ¿Por qué no hacer mi negocio?

En los trotes de tu cosquilleo del emprendedor, se es víctima de la asunción más desastrosa que alguien que pone un negocio puede hacer. Es la asunción de los técnicos que ponen su propio negocio, la que traza el curso del negocio al momento de asumirla.  La asunción fatal es: Si entiendes el trabajo técnico de un negocio, entiendes el negocio que realiza ese trabajo técnico.  Y la razón por la que es fatal es simplemente porque es mentira.  El trabajo técnico de un negocio y el negocio que hace ese trabajo técnico son dos cosas completamente diferentes.  Pero el técnico que pone su negocio no ve eso.  Para un técnico que sufre del cosquilleo del emprendedor, un negocio no es un negocio, sino el lugar para ir a trabajar.

Pero con el paso del tiempo se sabe que no es fácil, es una gran responsabilidad, tiene que funcionar el negocio, se cree que no trabajara pero al final se esclaviza.

Todo técnico que sufre del cosquilleo del emprendedor pasa por lo mismo. Primero, excitación; segundo, terror; tercero, cansancio; y, finalmente, desesperación. Un terrible sentimiento de pérdida. No sólo la pérdida de lo que era más cercano a él, su relación especial con su habilidad, sino la pérdida de propósito.

Cuando se crea un nuevo negocio se necesitan 3 partes: el técnico, el administrador y el emprendedor. Pero ninguno quiere tener jefe, y es ahí cuando comienzan los problemas.

El emprendedor:

Es el soñador, el que creo todo. Es el más visionario, el catalizador del cambio.

Toda personalidad emprendedora tiene una extraordinaria necesidad de control. Necesita control de la gente y eventos en el presente para que se pueda concentrar en sus sueños. Por su necesidad de cambio, el emprendedor crea un gran revuelo en torno a él que se vuelve incómodo para aquellos que enlista en sus proyectos.

El administrador:

El administrador también es parte fundamental, ya que formula, planea, ordena, etc. Donde el emprendedor ve oportunidades en los eventos, el administrador invariablemente ve problemas. El administrador limpia el desorden del emprendedor, sin el administrador no habría negocios.

El técnico:

Es el creador, el que tiene contacto con las cosas, él se interesa en cómo hacer las cosas.

Todos nosotros tenemos a un emprendedor, un administrador y un técnico dentro de nosotros. Y si estuvieran igualmente balanceados, estaríamos describiendo a un individuo increíblemente competente. El emprendedor estaría libre de entrar a nuevas ideas de interés; el administrador podría solidificar la base de operaciones; y el técnico podría hacer su trabajo técnico.

Para entender por qué, vamos a echar una mirada a las tres fases del crecimiento de un negocio: infancia, adolescencia y madurez. Entender cada fase, y lo que pasa por la mente del dueño del negocio durante ellas, es crítico para descubrir por qué la mayoría de los pequeños negocios no son exitosos.

La infancia termina cuando el dueño se da cuenta que el negocio no puede continuar operando de la manera que hasta ahora lo ha hecho; que, para sobrevivir, tiene que cambiar.  Cuando esto pasa cuando la realidad cae en cuenta, ocurren las mayorías de las fallas de negocios.  Cuando eso pasa, la mayoría de los dueños de negocio cierra las puertas y se marcha. Los que se quedan pasan a la adolescencia. La adolescencia en la vida de tu negocio comienza cuando decides que necesitas un poco de ayuda.  No hay forma de saber que tan pronto sucederá. Pero  siempre sucede, precipitado por una crisis en la fase de la infancia.

Todo negocio adolescente llega a un punto donde empuja a su dueño más allá de su zona de confort. La frontera en la cual se siente seguro de su habilidad de controlar su ambiente, y de la que fuera de ella comienza a perder ese control.

Un negocio adolescente tiene otra alternativa que es ciertamente menos dolorosa y decididamente más dramática que ‘hacerse pequeño’. Puede simplemente crecer cada vez más rápido y más rápido hasta que se auto-destruya en su propio momento.

La madurez, la tercera fase del crecimiento de una compañía,  un negocio maduro sabe cómo llego a donde está, y que debe hacer para ir a donde quiere. La persona que lanza su negocio como una compañía madura debe también de pasar por la infancia y la adolescencia. Pero simplemente pasa por ellas de una manera diferente.  Es su perspectiva lo que hace la diferencia y la perspectiva emprendedora. Es la perspectiva emprendedora la que dice que no son los productos o el trabajo en si lo que es importante. Lo que es importante en un negocio es: Como se ve, como actúa, como hace lo que hace. El que funde una empresa debe de tener una verdadera pasión por la empresa en sí.

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