Ensayo General sobre la Comunicación
Johanna0409Ensayo27 de Febrero de 2015
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Ensayo General sobre la Comunicación
Capitulo 1 1.
La comunicación y la experiencia: saber comunicarse no significa saber de comunicación Una cosa es “saber comunicarse” y otra “saber de comunicación”. De la misma manera, una cosa es hablar una lengua o saber algún idioma, y otra saber qué reglas lingüísticas caracterizan y diferencian a las lenguas; una cosa es no dejarse engañar fácilmente ante razonamientos abusivos, y otra saber filosofía, o lógica de la expresión formal; una cosa es estar sano, tener salud física o mental y otra saber medicina, biología, o psicología; una cosa es sacarle provecho a Internet para hacer un trabajo, o divertirse chateando, y otra saber la física o la lógica de los Protocolos TCP/IP que hacen funcionar Internet; etcétera. En definitiva, hay un saber práctico que puede ser más o menos seguro para evitarse riesgos o fracasos cuando actuamos y existe un “saber sobre nuestro saber” (sería un saber reflexivo) que sirve para conocer las causas del éxito o del fracaso del saber aplicado cuando actuamos. El saber reflexivo ha mostrado dos vías fundamentales en la cultura humana. Una vía se funda en las creencias y en la autoridad atribuida a ellas sostenida por relatos míticos (las denominadas cosmogonías siempre presentes en todas las culturas); la otra vía, aparecida en la cultura occidental cinco siglos antes de nuestra era, es la que confía al razonamiento la consistencia de los saberes aplicados. Ésta es la que dio lugar al saber “científico”. Las ciencias siempre surgen y se consolidan, diferentes unas de otras, también por dos vías fundamentales. Una, retomando problemas no resueltos desde la perspectiva de las ciencias existentes hasta entonces y proponiendo una nueva perspectiva para abordarlos; y otra, ensayando aplicaciones técnicas que violentan o dejan obsoletos ciertos supuestos explicativos de las ciencias anteriores. La primera vía requiere un saber teórico a propósito de las limitaciones de las ciencias existentes para explicar los fenómenos no bien resueltos por ellas. Y la mayor parte de las veces no se crea una nueva ciencia, sino nuevas teorías en el ámbito de las ciencias existentes. La segunda vía procede de la presión que ejerce la práctica social explotando el éxito de las aplicaciones técnicas. La Teoría de la Comunicación es un saber sobre las prácticas comunicativas, dudosamente admitido todavía como una nueva ciencia, sino como un conjunto de avances teóricos al interior de alguna de las ciencias existentes como la neurofenomenología, en el ámbito de las ciencias de la vida (Biología y Psicología); o como la Lingüística, que avanza en el campo de la pragmática; o como la cibernética, que aplica modelos físicos y matemáticos a aquel tipo de pensamiento sociológico que trata de explicarse los sistemas sociales y su autorregulación....etc. Sin embargo, es la presión de las prácticas sociales basadas en la explotación de las nuevas tecnologías de la comunicación, de donde procede la urgencia de pensar la comunicación como objeto científico de estudio no bien planteado hasta ahora por el resto de las ciencias. 1.1 Experiencia: aprender comunicando. También de las experiencias aprendemos a comunicar; es decir, a expresar lo más apropiado según sea nuestro interlocutor, o según sea cada situación, o según sea el papel que espera de nosotros el propio interlocutor, o la situación en que nos encontremos... Más aún, gracias a la comunicación podemos vivir experiencias de los demás. Es decir, si con la experiencia aprendemos a comunicar, también gracias a que podemos comunicarnos es menos costoso, y más interesante vivir experiencias. Es muy difícil imaginar que alguien que disfrute o que sufra por ser protagonista de una experiencia, no comparta con alguien lo vivido, simplemente porque necesite desahogarse o le apetezca decirle a alguien cercano lo que siente en ese momento. De esta manera, la experiencia no termina con lo vivido, sino que continúa y se revaloriza al contarlo. No en balde, para muchos viajeros y exploradores famosos (como Chateaubriand, Diderot, Flaubert, Humboldt, entre muchos otros) el verdadero viaje comenzaba en el momento de compartirlo verbal o epistolarmente con alguien. Por las experiencias, es decir, por los éxitos cosechados, o por los fracasos vividos, aprendemos a comunicar. Es decir, a saber expresar lo más apropiado según sea cada interlocutor, o cada situación, o según sea el papel que se espera de nosotros, dependiendo de la posición en que nos encontremos: posición de poder, o de sometimiento. Entonces quiere decirse que también en la vida de cualquiera se cosechan éxitos o fracasos derivados de la comunicación. 3 Ensayo General sobre la Comunicación Capitulo 1 Hay personas que se caracterizan por tener desarrollado un “don de gentes” que les permite tratar con los demás con habilidad y gracia. Esta clase de personas, que destacan entre el resto por sus dotes expresivas, por su carisma y por su gran influencia persuasiva, consiguen sus objetivos motivando y/o convenciendo a los demás por el uso de las palabras apropiadas, de los gestos y, sobre todo, conociendo la situación o contexto en el que se lleva a cabo dicha comunicación. El buen comunicador basa, no obstante, su éxito en una cosa muy sencilla: sabe discriminar, juzgar certeramente aquello que precede a la comunicación (quién es el otro, cómo es, que espera de mí); aquello que acompaña a la comunicación, como, por ejemplo, las condiciones en que tiene que desenvolverse, es decir, el contexto comunicativo (informal o formal, ritualizado o no, privado o de carácter público, etc.); y, finalmente aquello que puede acaecer después de la comunicación: lo que con ella se puede ganar o perder, ya sea de naturaleza social (reconocimiento o prestigio ante el interlocutor); de carácter cognitivo (se me entiende); o emocional (se me acepta, me quieren); o, incluso, de carácter propiamente comunicativo (resulto un actor atractivo, provoco placer o gusto por la comunicación).
1.2 Interdisciplinariedad: aprender comunicación a partir de otras ciencias. La relación entre conocimiento y comunicación es parecida a lo que sucede entre experiencia y comunicación, es decir, gracias a que sabemos comunicarnos se facilita la tarea de conocer casi cualquier cosa. Sería muy difícil imaginar una situación en la que la gente adquiera, utilice, comparta y desarrolle sus conocimientos (vulgares y/o científicos) sin la presencia y participación de procesos comunicativos. Si se sabe algo es porque antes se ha aprendido y generalmente ese aprendizaje se sitúa en un ámbito de comunicación: alguien lo dijo, lo explicó, lo advirtió, etc. Es verdad que en algunos casos alguien puede aprender por sí sólo, sin necesidad de comunicarse con nadie (ni leer, ni documentarse). Pero con tan sólo observar y reflexionar es difícil llegar a dominar algo. No se puede aprender nada si previamente no se tienen (se manejan) conocimientos previos; aprender a conducir y obtener el carné requiere previamente prácticas con el automóvil acompañadas de un instructor que nos habla y nos enseña qué hacer y cómo; estudio del código de circulación que resultaría imposible sin saber leer previamente y conocer el idioma; someterse a un examen teórico y práctico que sería imposible de superar sin haber adquirido destrezas y conocimientos previos, etcétera. Por eso, nos podemos plantear cómo es el conocimiento existente que tenemos previamente sobre la comunicación, a fin de reconocerla como objeto de estudio o de reflexión científica. Dicho conocimiento procede habitualmente de distintas disciplinas científicas. Podría ser interesante reflexionar ahora sobre la respuesta a una pregunta como esta: ¿Qué han dicho de la comunicación las ciencias que se han ocupado de estudiarla? Hasta ahora (comunicándonos) hemos aprendido muchas cosas de la comunicación, conocimientos procedentes de disciplinas científicas, algunas veces, y otras, conocimientos cuyo origen está en la sabiduría popular y en la tradición cultural a la que pertenecemos.
1.2.1 Las ciencias de la vida Sabemos que la Biología estudia el desarrollo de la vida analizando cómo y de qué están compuestos los organismos vivos. Conocer la biología de un ser vivo sería tanto como diferenciar entre los elementos de los que está compuesto su cuerpo (estructura orgánica) y las funciones que realiza con él. En este punto hay que decir que una de las muchas cosas que hacen los seres vivos con su cuerpo, es comunicar; es decir, si nosotros analizamos biológicamente lo que hace un perro para ladrar, un burro para rebuznar, un pájaro para piar, un toro para mugir, un gato para maullar, un cuervo para graznar, una gallina para cacarear o un ser humano para hablar tendríamos que centrarnos en conocer (según el caso) las funciones de los órganos bucales (labios, dientes, lengua), faríngeos, bronquiales, pulmonares en momentos de inhalación o exhalación de aire. Dichos miembros orgánicos le sirven al ser vivo para muchas cosas: comer, respirar, pero también le sirven para comunicarse con otros seres vivos. Hay que tener en cuenta que muchos animales utilizan su cuerpo para comunicarse sin necesidad de emitir sonido alguno. Las abejas, por ejemplo, bailan frente a otras en el interior del panal para señalar la distancia y la dirección de la fuente de alimento o polen; y otras especies mucho más desarrolladas, como los seres humanos, también son capaces de usar su cuerpo para decir algo sin la obligación de hacer audible algún sonido. En este caso estarían la mayor parte de los gestos que utilizamos para decir algo. La biología nos ayuda a conocer los aspectos orgánicos (musculares, fisiológicos, glandulares, etc.) que usan los seres vivos para comunicarse
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