Ensayo de Tauromaquia.
Cristhian S. Cabrera GuevaraEnsayo8 de Noviembre de 2016
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El arte que destruye al arte
Por: Cristhian Salomón Cabrera Guevara
La tauromaquia es una “tradición” que se inicia en España, esta se ha difundido en muchos países latinoamericanos como México, Colombia, Panamá, Bolivia y por supuesto Perú. Los primeros pasos de la tauromaquia en nuestro país se remonta a los inicios del siglo XVI, celebrada en diversos departamentos de este país. Desde entonces, en la sociedad se ha marcado la idea sosa de que esta expresa cultura e identidad. En una ocasión acudí a una “fiesta brava”, las personas gritaban como ver al mejor de los deportistas deleitarnos con sus brillantes dotes; pero, ¿cómo podemos considerar a la muerte sangrienta y dolorosa sinónimo de arte puro y belleza? Me indignó ver personas saciar su sadismo con semejante acto cruel. Desde mi punto de vista, estoy completamente desacuerdo con la tauromaquia
La tauromaquia no representa cultura ni identidad. Nuestra identificación no se puede reducir a este espectáculo. Leython (2006) refiere que las muertes no son de ninguna forma digna y mucho menos respetada, ya que un animal siente dolor al igual que un humano. Sin embargo, creemos que tiene una muerte pura, “una muestra de arte”. Esto no construye ni da valor, más bien destruye todo lo fabuloso de la humanidad. Todos los asistentes aprecian al animal caído, sanguinariamente tocado por una banderilla, una muestra de crueldad humana, que ha perdurado, para saciar nuestra saña.
Asimismo, existen leyes que protegen el bienestar y cuidado animal. La declaración de los derechos del animal en el artículo III (1977) afirma que: “Ningún animal será sometido a malos tratos ni crueles, si es necesaria la muerte de un animal, esta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia.” (p.2). La tauromaquia es radicalmente opuesta a esto; una tarde de lidia verdaderamente ha logrado violar a cabalidad una ley internacional. Cualquier especie animal tiende a defenderse o atacar por naturaleza, que termina con una dolorosa “batalla” en la que le toro es el principal afectado. La presencia de ideas contrarias se manifiesta con la gran acogida de la sociedad en una plaza de toros que no conoce estos dictámenes.
Además, es indignante ver a niños y jóvenes ser educados con la idea que la vejación animal es habilidad conmemorada. De modo que, no es posible que la sociedad inculque la idea de muerte y maltrato como parte de nuestra cultura. Ahora bien, una cultura debe mostrarse con el respeto hacia los animales y demás que la conforman. Cabe recalcar que, la tauromaquia no es propia del Perú; no obstante, la hemos adquirido como nuestra. Nos hemos mostrado lo tan aculturados que somos al permitir que se practique en nuestra sociedad racional. Es por esto que no se debe permitir que nuestras familias, los núcleos de la sociedad, tengan como rutina acudir a este.
Sin embargo, los taurófilos afirman que torturar a un ser vivo es privarlo de movimiento y la posibilidad de defenderse, ellos le dejan realizar todo esto; es decir, liberan su personalidad combativa que da origen al espectáculo (Wolf, 2011). La crueldad es crueldad, independientemente si es animal o humano. No podemos reducirnos a creer que una “lucha justa” no significa dolor para el toro. Esto significa, sadismo y satisfacción del ego de superioridad simulada. Asimismo, ¿es justo darle vida a un animal para quitársela en un acto pleno de dolor?
En síntesis, manifiesto mi contrariedad de la corrida de toros rectificada por el salvajismo que se presencia. La tauromaquia representa una muestra anticultural y sadismo humano que cualquier argumento en a favor, tendría las peores trabas para negar la crueldad que se ejecuta; así, como, el sanguinario final luego de veinte minutos de dolor. Asimismo, leyes mundiales critican negativamente esta; no obstante, parece estar por gusto, sin criterio ni validez para los taurinos. En ese sentido, Es por ello, que debemos cuestionarnos hasta qué punto se cree que la diversión se puede saciar con este acto cruel, y si el dolor no es sufrimiento puro, en cualquier especie viva. Sí la tauromaquia es aceptada como cultura de identificación, porque, no permitimos que los sacrificios humanos, pertenecientes a nuestra tradición antigua se siga practicando en nuestra sociedad racional.
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