Erich Fromm La Revolución De La Esperanza
camier32 de Septiembre de 2013
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Erich Fromm
La Revolución De La Esperanza
Hacia una tecnología humanizada
Título original: The Revolution of Hope. Toward a Humanized Technology
IV. ¿QUE SIGNIFICA SER HOMBRE?
1) La naturaleza humana y sus diversas manifestaciones
Después de haber estudiado la situación actual del hombre en la sociedad tecnológica, nuestro próximo paso es examinar el problema de lo que puede hacerse para humanizar dicha sociedad tecnológica. Pero antes de dar este paso, debemos preguntarnos en qué consiste ser hombre, esto es, cuál es el elemento humano que tenemos que considerar como factor esencial en el funcionamiento del sistema social.
Este empeño trasciende lo que se conoce como "psicología". Debiera llamarse con más propiedad "ciencia del hombre", una disciplina que trabajarla con los datos de la historia, la sociología, la psicología, la teología, la mitología, la fisiología, la economía y el arte, en cuanto fueren relevantes para comprender al hombre. Lo que haré en este capítulo es necesariamente más restringido. He escogido para su estudio aquellos aspectos que me parecen más necesarios dentro del contexto de este libro y en relación a los sectores a los que está destinado.
El hombre ha sido., seducido fácilmente —y aún lo es— a aceptar una forma particular de ser hombre como su esencia. En la medida en que esto ocurre, el hombre define su humanidad en función de la sociedad con la que se identifica. Sin embargo, aunque esa ha sido la regla, ha habido excepciones. Siempre han existido hombres que vieron más allá de las dimensiones de su propia sociedad —y aun cuando puedan haber sido tachados de necios o de criminales en su tiempo, constituyen la lista de los grandes hombres por lo que concierne al registro de la historia humana— y que trajeron a la luz algo que puede calificarse de universalmente humano y que no se identifica con lo que una sociedad particular supone que es la naturaleza humana. Siempre .ha habido hombres que fueron lo bastante audaces e imaginativos para ver más allá de las fronteras de su propia existencia social.
Puede ser de provecho recordar unas pocas definiciones de "hombre" capaces de encerrar en una palabra aquello que es específicamente humano. El hombre ha sido definido como Horno faber, el hacedor de herramientas. En realidad, el hombre es un hacedor de utensilios, pero nuestros ancestros antes de volverse plenamente humanos también fueron hacedores de herramientas. (42)
El hombre ha sido definido como Homo sapiens, pero en esta definición todo depende de lo que se quiera decir con sapiens. Emplear el pensamiento con la intención de hallar mejores medios para sobrevivir y mejores caminos para conseguir lo que queremos, esto también lo hacen los animales, por lo que en lo que se refiere a este tipo de logro sólo existiría, en el mejor de los casos, una diferencia cuantitativa entre el hombre y los animales. Si, en cambio, con sapiens se quiere decir conocer en el sentido del pensamiento que trata de comprender el meollo del fenómeno, del pensamiento que penetra desde la engañosa superficie en lo "realmente efectivo", del pensamiento que se propone no manipular sino captar, entonces Horno sapiens sería, en verdad, una definición correcta del hombre.
Se ha definido al hombre también como Homo ludens, el que juega, (43) significando juego aquí una actividad sin propósito que trasciende las necesidades inmediatas de la supervivencia. En verdad, desde la época de los creadores de las pinturas rupestres en las cavernas hasta nuestros días el hombre se ha entretenido con actividades que no persiguen ningún fin.
Podría añadir otras dos definiciones de "hombre". Una, la de Horno negans, el que dice "no", aun cuando la mayoría de los hombres dicen "sí" cuando su supervivencia o su conveniencia así lo requieren. Desde un punto de vista estadístico de la conducta humana, el hombre debería ser llamado, más bien, el que dice "sí". Pero desde el punto de vista de los poderes humanos, el hombre se distingue de todos los demás animales por su capacidad de decir "no", por su afirmación de la verdad, el amor, laintegridad, aun a expensas de su supervivencia física.
Otra definición del hombre sería Horno esperans, el que espera. Como he indicado en el segundo capítulo, esperar es una condición esencial del ser hombre. Cuando hemos renunciado a toda esperanza, hemos atravesado las puertas del infierno — sepámoslo o no— y hemos dejado atrás nuestra propia humanidad.
Tal vez la definición más significativa de la especie humana la haya dado Marx, quien definió al hombre como "actividad libre y consciente".(44 ) Examinaré más adelante el significado de este concepto.
Probablemente se podrían agregar otras definiciones semejantes a las que acabo de mencionar, pero ninguna hace justicia todavía a la pregunta ¿qué significa ser hombre?
Todas ellas acentúan únicamente ciertos elementos de la condición humana sin tratar de brindar una respuesta más completa y sistemática.
Cualquier intento de ofrecer una respuesta se topará inmediatamente con la objeción de que tal respuesta, en el mejor caso, no es más que especulación metafísica, acaso poética, pero de todos modos la expresión de preferencias subjetivas antes que una aseveración sobre alguna realidad efectivamente averiguable. Estas últimas palabras me recuerdan al físico teórico que podía hablar de sus propios conceptos en función de una realidad objetiva, pero que, no obstante, se rehusaba a hacer cualquier posible afirmación concluyente sobre la naturaleza de la materia. En realidad, no puede hacerse hoy ninguna afirmación terminante acerca de lo que significa ser hombre; es posible que nunca seamos capaces de hacerla, aun cuando la evolución humana nos llevara a rebasar el presente momento de la historia, en el que el hombre ha comenzado apenas a ser plenamente humano. Empero, una actitud escéptica ante la posibilidad de hacer afirmaciones terminantes acerca de la naturaleza del hombre no significa que no podamos hacer algunas afirmaciones de carácter científico, es decir, que obtengamos conclusiones de la observación de los hechos, conclusiones que son correctas pese a que la motivación para encontrar la respuesta sea el deseo de una vida más feliz. Por el contrario, como Whitehead escribió: "La función de la Razón es elevar el arte de la vida."(45)
¿Qué conocimiento podemos obtener para responder a la pregunta sobre qué significa ser hombre? La respuesta no puede seguir la pauta que a menudo han tomado otras respuestas: que el hombre es bueno o es malo, que es amoroso o destructivo, crédulo o independiente, etc. Evidentemente, el hombre puede ser todo esto del mismo modo que puede ser bien entonado o sordo al tono, sensible a la pintura o ciego al color, un santo o un bribón. Todas estas cualidades y muchas otras son diferentes posibilidades de ser hombre. En efecto, todas están dentro de cada uno de nosotros. Percatarse plenamente de la propia humanidad significa percatarse de que, como dijo Terencio, "Horno sum; humani nil a me alienum puto" (Hombre soy, y nada humano me es ajeno) ; de que cada quien lleva dentro de sí a toda la humanidad —al santo como al criminal—; de que, como Goethe lo expresó, no hay crimen del cual cada uno no se pueda imaginar ser el autor. Todas estas manifestaciones de lo humano no son la respuesta a lo que significa ser hombre, sino responden solamente a la pregunta: ¿qué tan diferentes podemos ser y, sin embargo, ser hombres? Si queremos saber qué significa ser hombre, debemos estar preparados para encontrar respuestas no en función de las diversas posibilidades humanas, sino en función de las condiciones mismas de la existencia humana, de la cual surgen todas esas posibilidades como posibles alternativas. Dichas condiciones pueden ser reconocidas como resultado no de la especulación metafísica, sino del examen de los datos de la antropología, la historia, la psicología del niño y la psicopatología individual y social.
2) Las condiciones de la existencia humana
¿Cuáles son estas condiciones? Son esencialmente dos, que se hallan interrelacionadas. La primera, la disminución del determinismo instintivo, la más alta que conozcamos en la evolución animal, que alcanza su punto más bajo en el hombre, en el que la fuerza de dicho determinismo se aproxima al extremo cero de la escala.
La segunda es el tremendo aumento en tamaño y complejidad del cerebro comparado con el peso del cuerpo, la mayor parte del cual tuvo lugar en la segunda mitad del pleistoceno. Este agrandado neocórtex es la base de la consciencia, la imaginación y todas aquellas habilidades como el habla y la formación de símbolos que caracterizan la existencia humana.
El hombre, careciendo del equipo instintivo del animal, no se halla tan bien provisto para la fuga o para el ataque como éste. El no "sabe" de manera infalible como el salmón sabe por dónde volver al río para desovar o como muchos pájaros saben por dónde ir al sur en el invierno y por dónde regresar en el verano. Sus decisiones no las hace por él el instinto. El las tiene que hacer. Se halla frente a alternativas y en cada decisión que toma afronta el riesgo del fracaso. El precio que el hombre paga por su consciencia es la inseguridad. Puede soportar su inseguridad advirtiendo y aceptando la condición humana, y concibiendo la esperanza de no fracasar aunque no posea ninguna garantía de éxito. No tiene certidumbre alguna.
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