Esclavitud En Tailandia

La nueva esclavitud en Tailandia

El hecho de que cierto individuo esté bajo la completa subordinación de otro nunca ha desaparecido a través del tiempo, sin embargo, ha cambiado en algunos aspectos fundamentales. A diferencia de la antigua esclavitud que consistía en adquirir legalmente un ser humano y se justificaba según las diferencias raciales o étnicas, hoy en día ésta es ilegal en cualquier parte del mundo, las cuestiones económicas sobrepasan las raciales y se manifiesta mediante el control absoluto de una persona para explotarla económicamente; además del uso de la violencia y amenazas para mantenerlo, inclusive muchas veces el esclavo es recluido en su lugar de trabajo bajo condiciones poco higiénicas.

Este es el caso en particular de Tailandia, donde se estima que alrededor de casi1 millón de mujeres jóvenes, no mayor de treinta años y frecuentemente menores de edad, son esclavizadas y explotadas para el comercio sexual entre lugares registrados y no registrados. Si bien, tanto la esclavitud como el tráfico de personas son ilegales y están penadas en esta región, ambas han contribuido de cierta forma al capitalismo ya que beneficia a las clases dominantes en una sociedad y fomenta el empobrecimiento de quienes cuentan con menos recursos, provocando la migración de las comunidades rurales a las grandes ciudades en busca de empleo y mejorar la calidad de vida.

Además de la desigualdad económica, la complicidad y corrupción de los agentes de policía, funcionarios de gobierno, hombres de negocios e incluso los mismos padres de familia y maestros de escuelas vuelven mucho más complicado hacer frente a esta situación.

Esta nueva esclavitud en Tailandia puede tener sus orígenes en el contexto religioso y cultural. El primero se refiere al budismo, que se practica en este país, ya que a las mujeres se les considera claramente inferiores a los hombres, pues consideran que son corruptas y un objeto de tentación; por ejemplo, según dicha religión, el hecho de haber reencarnado en una mujer es signo de haber tenido una vida anterior impura y aunque la idea del sexo no se considera pecado, la prostitución sí es condenada. Por esta razón, hasta cierto punto el budismo justifica la venta de hijas como esclavas, consideradas en deuda con los padres por haberles dado el regalo de la vida y una buena crianza. Antes esto se hacía como un sacrifico familiar y por cuestiones económicas graves, pero en la actual globalización, éstos prefieren venderlas a cambio de un televisor o tecnología.

Sin embargo, existe también el tipo de esclavitud clasificada como contractual, que consiste en ofrecer contratos garantizando un empleo en alguna fábrica o taller, donde al llegar a dichos lugares descubren que han sido esclavizados y se convierten en víctimas de abusos físicos, sexuales y psicológicos y el posterior abandono por malas condiciones de salud. Lo anterior ocurre cuando los intermediarios (generalmente los ya mencionados agentes de policía, funcionarios de gobierno y mujeres que fueron vendidas en su juventud) acuden a las comunidades rurales ofreciendo oportunidades para éstas en la ciudad.

El secuestro también es frecuente en el caso de mujeres y niñas que provienen de Birmania a Laos hacia Tailandia, en las estaciones de trenes y autobuses hay bandas organizadas dedicadas al reclutamiento ya sea mediante droga

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