Esquema Corporal

EXPLORACION DE LA IMAGEN CORPORAL EN LAS DEFICIENCIAS DE LA ORGANIZACIÓN DEL LENGUAJE INFANTIL:

El trastorno de la imagen corporal es bastante constante en las deficiencias de organización del lenguaje.

Por ello para su exploración en las deficiencias de la organización del lenguaje infantil hay que recordar que las perturbaciones de la imagen corporal están estrechamente relacionadas con:

 Fallas motrices y

 Perceptuales.

Encontrándose perturbada ante lesiones o disfunciones parietales o de las vías y neuronas que intervienen en la propioceptividad, en el sistema laberintico y en la visión.

Explorar la imagen corporal es explorar las funciones perceptuales y motrices tanto en sus relaciones con el mismo cuerpo cuanto en sus relaciones con el espacio-tiempo ambiental.

Lo que primero hay que investigar es el conocimiento que el niño tiene de su propio cuerpo, luego en objetos circundantes.

En todo trastorno del lenguaje infantil, independientemente de que se trate de una perturbación orgánica o funcional, debe realizarse un estudio del esquema corporal para observar el desarrollo alcanzado por el niño. Tanto en una tartamudez psicogénica o en una dislexia escolar, cuanto en una disartria por parálisis cerebral o en una afasia infantil puede encontrarse perturbada la imagen corporal.

El examen del esquema corporal puede realizarse en un ambiente de características psicológicas adecuadas; un lugar tranquilo, sin estímulos que distraigan, cuidando el establecimiento de relaciones previas agradables con el niño.

Las fallas del esquema corporal en el niño con pequeños trastornos psicomotores suele pasar casi desapercibida en el ambiente especialmente preparado y psicológicamente adecuado, pero surge en forma clara en el ambiente común de las relaciones humana, en el contacto social de la escuela.

Para estudiar el esquema corporal tendremos que basarnos en los periodos evolutivos que intervienen en la formación del esquema corporal, el niño comienza a construir su esquema corporal desde el mismo nacimiento, al recibir la brusca impresión del mundo exterior.

Durante los primeros 18 meses de vida aproximadamente el niño está dominado por una etapa-predominantemente sensorial, en el cual si bien llega a reconocer perfectamente diferentes elementos de sí mismo y del mundo circundante, estos elementos no han sido suficientemente interiorizados.

El niño comienza a responder sobre sus conocimientos corporales luego de los 18 meses de edad y en un principio refiriéndose todos sus conocimientos a su propio cuerpo, sólo mas tarde aprende a proyectar su propio cuerpo al cuerpo de los demás.

Esta etapa comienza al aproximarse a los 3 años y se refiere tan solo a cosas concretas, pero es sólo luego de esta edad que pude proyectarse globalmente en la ubicación de segmentos corporales.

A los 4 años puede alcanzar a proyectar su cuerpo a algunas relaciones de objetos y geométricas, es decir relacionarlo espacialmente.

Entre los 5 y 6 años, ya reconoce las partes de su propio cuerpo y del cuerpo de los demás. Es capaz de señalar partes del cuerpo en dibujos o muñecos, imitar actitudes, completar dibujos incompletos, pero todavía imita actitudes especularmente.

Alrededor de los 7 a 8 años el niño deja su especularidad y entre los 9 y 10 años le otorga lateralidad a los objetos y personas y en el dibujo las personas ya tienden a presentarse de costado y no de frente.

El lenguaje, como parte de la función simbólica y de esquema corporal surge de la base de las estructuras de la inteligencia sensoriomotriz. El niño ha hecho un gran número de descubrimientos cognitivos y a los 18-24 meses es capaz de manipular su medio ambiente, en el cual él es un sujeto activo. Cuando aparece la diferencia de la madre como objeto distinto del Yo aparece el símbolo y por ende el lenguaje: la palabra representa el objeto distante, ausente, diferente.

El niño comienza a utilizar el lenguaje para expresar su propia realidad, construye progresivamente expresiones verbales a fin de cumplir con la realidad de representar y comunicar acontecimientos, sentimientos, pensamientos.

Se potencia el desarrollo de los sentidos externos y el sentido común para alcanzar la máxima “Potencialidad corporal y sensorial” que facilita a la voluntad para gobernar el propio cuerpo, con el mayor nivel de atención y con el menor desgaste de energía, para permitir que la inteligencia “brille”.

Los factores que determinan la maduración y potencialidad corporal son:

• Tono muscular

• Alineación

• Control postural

• Fuerza

• Integración del esquema corporal o propiocepción

• Integración e inhibición sensorial

• Disociación toracopélvica

• Automatismos motores y patrones básicos

• Integración postural equilibrio estático y dinámico

• Capacidad antigravitacional

• Reactividad del vestíbulo: movimiento de ojos, manos, control de esfínteres y lenguaje fónico.

El Dr. Julio B. Quiroz un estudioso de la psicomotricidad y su relación neurofisiológica, afirma y explica la existencia de la potencialidad corporal que es la capacidad del hemisferio cerebral izquierdo de mecanizar y automatizar, pasándolo a una función semi-inconsciente para precisar al mismo tiempo otra función de tipo superior en forma simultánea.

Por ejemplo cuando el niño “aprende” a subir escaleras, posteriormente lo mecaniza para finalmente automatizarlo y es así que el niño sólo necesita tener la intención y desear realizar esta acción con una intención definida para que así pueda ejecutarla sin tener que pensar en forma especifica cómo hay que hacerlo, como cuando aprendió a subir escaleras, sino que lo realizará de una manera automática. Otro ejemplo es en el adulto, cuando el adulto aprende a manejar; lo mecaniza y lo automatiza, una vez aprendido, mecanizado y automatizado se potencializa y posteriormente podrá manejar sin tener que pensar en que lo está haciendo o cómo lo está haciendo; a esto se le denomina

POTENCIALIZAR: La intención del método es promover el aprendizaje de patrones fundamentales para posteriormente

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