Fútbol: una catarsis social
Francisco SaavedraEnsayo16 de Mayo de 2018
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ENSAYO ACADÉMICO
Antony Francisco Leiva Saavedra
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo
Facultad de ciencias económicas, administrativas y contables
Escuela profesional de economía
Chiclayo, Perú
2017
- Elmer Llanos
Fútbol: Una catarsis social
Antony Francisco Leiva Saavedra
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo
Yo creo que el fútbol es muy metafórico, es la metáfora de la tribu, es la metáfora de la nación, es la metáfora del pueblo, es la metáfora de una colectividad; nosotros los seres humanos necesitamos vivir en colectividad, somos seres colectivos, y el fútbol te ofrece eso, la idea de colectividad, de tribu, de masa.
(Bahamonde, 2014, párr. 4).
Las inclinaciones del hombre están fuertemente influenciadas por el contexto que los ha rodeado a lo largo de su vida; tendencias políticas, religiosas y hasta alimenticias son parte de cada uno de nosotros como seres humanos. Las preferencias políticas, por ejemplo, han tenido mucha importancia en el desarrollo de las sociedades, a partir de ello se han llevado a cabo diferentes conflictos y alianzas, lo mismo sucede con la religión y hasta con los equipos de fútbol. El fanatismo en sus diferentes facetas ha ido marcando la pauta para el desenvolvimiento de las sociedades con respecto de temas específicos y que, sin duda alguna, ha configurado ciertos comportamientos en miembros de diferentes comunidades.
Enfocando el fanatismo en materia deportiva, más exactamente en el fútbol, no se puede negar que ha tenido un notable influjo sobre las personas en general, naturalmente es más constante en los mismos fanáticos que, de alguna manera, han convertido el fútbol en parte fundamental de su vida.
El presente artículo representa el punto de vista de un gran amante de los amagues y las gambetas, de los grandes goles al último minuto, de esos jugadores que parecieran que han puesto pegamento en la pelota y que nadie se la puede quitar, de un admirador del pundonor con el que se juega un clásico o la inteligencia con la que se gana una final, en fin de un apasionado al deporte rey. El fútbol constituye una sublime purificación del hombre, una desconexión de la rutina, un escape de la dura semana y que al mismo tiempo despierta una parte que, en condiciones normales, nunca saldría a flote, pasiones que fluyen por todo el cuerpo, sollozos, cánticos y alegrías son producidas en la gente, en la masa, en la colectividad, la cual se une por el interés común, por la pasión constante, por el fútbol. Bien lo explicaba el gran periodista uruguayo Eduardo Galeano, cuyas frases fueron recopiladas por la BBC de Londres donde expresa su propia pasión por este deporte, indica además, que el fútbol invita a lo irracional, a una actitud desafiante y llena de sentimientos encontrados pero que es parte de la vida, llegando incluso a comparar el fútbol con la religión.[1]
El fanatismo en sus diferentes manifestaciones tiene un impacto en la sociedad, y muchas veces las personas catalogan a los fanáticos como seres inadaptados, burdos e irracionales y en muchos otros casos como algo denigrante y peligroso. Pero qué realmente significa la palabra fanatismo, si buscamos en el diccionario, encontramos que se define al fanatismo como el “apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas.”[2] Si trasladamos esta definición a situaciones más concretas podemos darnos cuenta que, una persona que sale a las calles a marchar para hacerse oír y reclamar sobre la deficiente política gubernamental o el sistema educativo, también sería un fanático, sin embargo este no sería catalogado como inadaptado, ni mucho menos irracional, por el contrario mucha gente se suma a su lucha porque comparte esa misma sensación de inconformidad. Ahora, muchas veces se confunde con demencia o cosas por el estilo, creo que esta idea debería desterrarse porque es un tanto incoherente ya que el fanático busca la alianza y la unión. Por ejemplo, Pérez (2002) asevera:
Una persona fanática ama las cosas, comparte sensaciones, se relaciona con los demás. No hemos de confundir locura, barbarie o cosas parecidas con fanatismo. Yo, personalmente, no creo que una persona que se quita la vida sea un fanático ya que si muere, ¿cómo podrá seguir disfrutando de lo que tanto adora? Y uno que mata tampoco lo puede ser porque al hacerlo pierde su humanidad y su condición para relacionarse, y lo que un fanático desea es poder relacionarse para compartir sus experiencias (párr.3).
Me atrevería a decir que el fanatismo en el fútbol es uno de los fenómenos sociales que trae más beneficios, no solo al mismo fanático, sino a la sociedad como conjunto. Pues bien, este se distingue aún más, debido a que el denominado “deporte rey” constituye un centro de atracción para la mayoría de personas en todo el mundo. Es innegable que el fanatismo en el fútbol presenta cuotas de irracionalidad, sin embargo esto no es del todo malo. Solo imagina un mundo sin personas con ideas extravagantes y socialmente descartadas, quitemos la innovación, las acciones que no encajan en los parámetros establecidos, el ímpetu y la vehemencia. Solo por poner un ejemplo, existen muchas personas que después de muchos intentos lograron cosas grandes. Es el caso de Thomas Alva Edinson, que logró inventar la bombilla después de un ciento de intentos, ¿no crees que en el tiempo en el que vivió, las personas lo habrían calificado de loco por seguir intentándolo a pesar de que ya había fracasado decenas de veces? No siempre los buenos resultados se consiguen con acciones meramente racionales. Dentro de la racionalidad de las acciones se crea la rutina y la predictibilidad, la persona que quiere escapar de ello no va a buscar lo mismo, por lo tanto este busca algo nuevo, algo que llene ese espacio de irracionalidad, de emoción y pasión que logre sacarlo de toda esa monotonía que también guía a toda la sociedad. Bien nos dice Pérez (2002):
La vida también resulta a menudo monótona, por lo que a veces se necesita de algo que te incite a seguir adelante. Esto es lo que los fanáticos encuentran en su obsesión. Por estos motivos creía, y sigo creyendo, que el fanatismo es beneficioso (párr.8).
La irracionalidad como motor del fanatismo es duramente criticado, se critica muchas veces los comportamientos tan inusuales y extravagantes, sin embargo eso hace que los fanáticos sigan inmersos en ello. Ellos buscan algo distinto, buscan pasiones, emociones, experiencias, buscan escaparse de la semana. El amor a un equipo de fútbol, te ofrece eso, es una gran receta contra el estrés, el fanático está pendiente de posibles fichajes, de la estrategia del técnico, de la plantilla y del equipo rival. Espera con ansias el fin de semana, la interacción con sus semejantes, charlas, comentarios y críticas, todo eso constituye ser un fanático del fútbol.
Galeano (1995) es muy explícito al describir al fanático dentro del estadio, afirma además, que un partido de fútbol los domingos significan para los fanáticos, una especie de purificación, liberación, en otras palabras una catarsis, donde el hincha despide todo el estrés de la semana, describe también la manera en que los hinchas dejan de lado los miedos y se avientan a esos grupos humano de pasión y euforia que son la barras. (p.15). Por ejemplo, un fanático promedio, aislado, no haría lo mismo que hace cuando está en grupo. Esto es lo que te proporciona la pasión por un equipo, el fanático de desinhibe, no le importa las opiniones de los demás, se agrupa y adquiere una nueva personalidad, se entregan a todo ese éxtasis que representa ir al estadio y alentar al equipo de sus amores, de este manera saca todo lo cargado de la semana, lo elimina, lo libera, lo purifica, y esta experiencia es revitalizadora, lo llena de energía y paz y aunque parezca paradójico, gritar y saltar camino a las canchas representa una catarsis en el fanático que expulsa todos esos recuerdos que perturban su mente.
Como sabemos, el humano necesita vivir en sociedad, el fanático mucho más, el fútbol representa un gran centro de conglomeración de personas, es el deporte que más despierta pasiones en las masas, genera expectativas y emociones cada fin de semana, al llegar al punto de tener una notable influencia en los mismos fanáticos que relacionan sus estados de ánimo con los resultados de cada partido, esto aunque parezca peligroso y haga parecer a las personas como manipulables, esto no es cierto, por el contrario yo creo que salir de todo lo que la sociedad nos inculca, nos diseña o nos impone es totalmente válido, incluso creo que es un derecho. El fanatismo en el fútbol es una actitud sana, si comparamos al fanatismo religioso o el político, es claro deducir que las acciones de los dos últimos tendrán un efecto más profundo en la sociedad, o sea si se da el caso de que esas acciones sean negativas para la sociedad, esta sufriría más, sin embargo el fanatismo en el fútbol no podría llegar al punto de modificar leyes, de establecer nuevas normas morales o influir, con el apoyo de diferentes organismos, en la mente de todos y tratar de cambiar nuestros valores o principios.
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