Felicidad hedónica y eudaimónica
guicely29 de Septiembre de 2014
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Felicidad hedónica y eudaimónica.
La búsqueda de la felicidad nos puede traer más insatisfacción si no sabemos dónde buscarla.
Investigaciones científicas muestran que la felicidad, basada en experiencias placenteras y sentimientos positivos, no juega un papel esencial en el desarrollo del bienestar. En general, salvo valiosas excepciones, nuestro proyecto vital está enfocado hacia esta felicidad, la felicidad hedónica. En cambio, se ha demostrado que para desarrollar una vida plena, con sentido y con un bienestar genuino es fundamental cultivar el bienestar eudaimónico. A diferencia del bienestar hedónico que depende de la presencia de un estímulo que genera sensaciones placenteras, el bienestar eudaimónico surge del desarrollo de las cualidades interiores.
La psicología positiva ha decidido encontrar las causas de la felicidad genuina y sus investigaciones muestran:
A lo largo de la vida, las personas con vidas con sentido tienden a mantener sus capacidades cognitivas intactas, vidas más longevas y una mejor salud mental que las personas cuya vida gira entorno la búsqueda de sensaciones placenteras. De hecho, creer que las experiencias agradables son la única y genuina fuente de felicidad nos hace menos felices y más insatisfechos.
Una comida exquisita, disfrutar del último gadget del mercado o vestir a la moda son placeres que contribuyen al bienestar hedónico. Un bienestar a corto tiempo, fugaz e inestable. En cambio, educar a los niños, hacer el voluntario, ser bondadoso o desarrollarse como ser humano puede que no nos den la dosis diaria de sensaciones placenteras, pero nos enriquecen la vida dotándola de sentido.
• Bienestar hedónico: ¿Qué puedo coger del mundo para ser feliz?
• Bienestar eudaimónico: ¿Qué puedo ofrecer al mundo? ¿Cómo puedo contribuir al bienestar global?
La Dr. Carol Ryff, catedrática y directora del Institute on Aging at the University of Wisconsin,afirma:
“Algunas veces las cosas realmente importantes no favorecen las felicidad hedónica a corto plazo”
Eudaimonía es un término griego con el que Aristóteles describe el bienestar, la plenitud del ser humano, que se alcanza cultivando la virtud y si hay varias la más alta. De este modo, el ser humano es capaz de desarrollar su potencial innato y vivir plenamente. Este es un bienestar estable, a largo plazo y que no depende de la presencia de un estímulo para experimentarlo.
En los últimos diez años, los psicólogos han investigado las consecuencias del bienestar hedónico y eudaimónico en la salud física y mental. A continuación, citamos algunos de los estudios y sus resultados:
• Investigadores de la San Diego State University han buscado las posibles causas del incremento, entre el 1928 y el 2007, de los síntomas de depresión, paranoia y psicopatologías en los universitarios americanos. Los resultados del estudio indican que la visión hedónica de la felicidad en la sociedad americana es una de las posibles causas. Una sociedad que sobrevalora el materialismo y el estatus social, mientras que ignora vivir una vida plena de acuerdo con las aspiraciones personales.
• La Dr. Ryff y su equipo de la Universidad de Wisconsin en el estudio MIDUS han estudiado más de 7.000 personas desde el 1995. Las personas con mayores índices de bienestar eudaimónico presentaban niveles bajos de interleukin-6, un marcador de inflamaciones que está asociado con enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y Alzheimer. Este trabajo fue publicado en la revista Health Psychology.
• David Bennett, director del Alzheimer´s Disease Center en la Universidad de Medicina de Chicago, y su equipo han mostrado que el bienestar eudaimónico es beneficioso para no desarrollar la enfermedad de Alzheimer. En un estudio de siete años, los participantes que mostraron niveles bajos de eudaimonía tenían el doble de posibilidades de desarrollar la enfermedad, en relación al grupo con alta eudaimonía.
• En otra investigación el Dr. Bennett, constató que las personas con una vida plena y con sentido tenían más probabilidad de preservar las funciones de movilidad, las condiciones de vida y mostraron una mayor esperanza de vida.
A nivel cognitivo, hay evidencias que las personas con diferentes tasas de eudaimonía procesan la información de forma distinta. Estudios de imágenes cerebrales muestran que las personas con una alta eudaimonía presentan una mayor activación del córtex frontal. Una área relacionada con el pensamiento de alto grado, el lenguaje y la memoria. La Dr. van Reekum del Center for Integrative Neuroscience and Neurodynamics de la Universidad de Reading, explica que las personas eudaimónicas reevalúan las situaciones positivamente, usando el cerebro para ver el lado positivo y en lugar de escapar, afrontan las situaciones cómo un desafío.
Las acciones positivas que promueven el bienestar eudaimónico, por ejemplo ayudar a los demás, no producirán dichos beneficios si son realizados por personas que se siente obligadas a ellas. Del mismo modo, si son realizadas con una motivación hedónica tampoco generarán bienestar eudaimónico, por ejemplo: Voy a ayudar a los demás porque a largo plazo es beneficiosos y obtendré una recompensa.
La felicidad hedónica no es mala. De hecho en cierto grado, es necesaria para poder implicarse en acciones más significativas.
La Dr. Diener explica que en general las personas sienten más sensaciones placenteras que neutrales, pero ello no indica que tengan un mayor grado de felicidad. Muchas veces pensar mucho sobre nuestra felicidad no ayuda mucho, el pensamiento rumiante sobre la felicidad puede ser el comienzo del circulo vicioso. Tal y como dice la Dr. Ryff: “Centrarse en ser feliz en si mismo puede convertirse en una carga psicológica”.
Ser feliz no consiste en sentirse eufórico las 24 horas del día. Mucho estrés no es bueno. Para incrementar la eudaimonía céntrate en las relaciones interpersonales y el trabajo que amas. La Dra. Diener añade ” evita quedarte sentado preocupándote por ti mismo y céntrate en tus aspiraciones”.
Ser feliz: cómo alcanzar la felicidad
Este artículo se propone explicar qué dice la psicología sobre estas dos preguntas: qué es la felicidad y qué hacer para ser felices. La psicología clínica se ha centrado en paliar el sufrimiento psicológico, pero actualmente estas cuestiones que las han abordado la psicología positiva y también la terapia de aceptación y compromiso. Desde ellas se plantea qué es la felicidad y qué podemos hacer para ser felices.
Dr. José Antonio García Higuera
Equipo de Psicoterapeutas.com
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El problema: ¿Es la falta de sufrimiento la felicidad?
Cuando sufrimos un problema psicológico llegamos a pensar que cuando desaparezca el sufrimiento que produce vamos a alcanzar la felicidad. Pero ¿es eso cierto? Cuando preguntamos a nuestros pacientes qué harán cuando superen la ansiedad o depresión o nuestro sufrimiento, que les está llevando tanto esfuerzo conseguirlo, muchas veces les parece una pregunta inútil que nunca se han planteado responder más que con una frase obvia: “Ser feliz”. Pero la felicidad no es solamente la ausencia de sufrimiento, si no existiéramos no sufriríamos; pero tampoco seríamos felices, no sentiríamos ni alegría, ni amor, ni ninguna emoción positiva, ni tampoco felicidad.
La felicidad no es solamente la ausencia de sufrimiento
La psicología clínica se queda muchas veces en el punto de paliar el sufrimiento del paciente, sin preocuparse por hacerle feliz. Por eso es conveniente que nos planteemos qué es la felicidad y qué podemos hacer para ser felices, para luchar por ello en una visión más completa de lo que la psicología clínica puede aportar a nuestra vida.
Qué es la felicidad
La felicidad es un concepto resbaladizo, no hay una definición clara de ella, actualmente el concepto de felicidad es más una teoría que un recetario sobre como alcanzarla (Hefferon y Boniwell, 2011). La psicología positiva ha dividido el problema de estudiarla en conceptos más sencillos y más asequibles, como bienestar o calidad de vida y, entre otras cosas, se ha centrado en investigar las emociones positivas, que lógicamente tienen que estar ligadas a la felicidad. Así Seligman (2002) en su libro Authentic Happiness se refiere a la vida placentera que es una vida que maximiza las emociones positivas y minimiza el dolor y las emociones negativas, como parte de la felicidad.
Seligman las estudia en tres periodos de tiempo: en el pasado, de donde surgen alegría, satisfacción y serenidad; en el presente, en el que surgen los placeres corporales, que son momentáneos y requieren aprendizaje y educación; y las emociones referidas al futuro entre las que están el optimismo, la esperanza y la fe.
Pero Seligman no se queda en el aspecto temporal de la felicidad, nos enseña que existen tres tipos de felicidad:
La felicidad hedonista, es decir, la vida placentera, unida a los goces de la vida. Las emociones positivas son centrales en esta visión de la felicidad, que ve el placer como una de sus fuentes. Entre las emociones positivas que se generan en la búsqueda del placer cita Sligman: la alegría, la gratitud, la serenidad, la esperanza, el orgullo, la diversión, la inspiración, la sorpresa y el amor.
La felicidad que sentimos cuando estamos poniendo en marcha nuestras capacidades, comprometidos en una tarea que nos absorbe. Sentimos entonces que el tiempo se detiene,
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